Big Bang
Mini pertenece al grupo de títulos que nutrieron a la portátil NDS de
grandiosos “mata marcianos” y en mi opinión es uno de los tres componentes que
conforman la triada sagrada del género en esta consola, junto a Super Space
Invaders y Geometry Wars.
En realidad no soy muy fan del género, me divierten en demasía pero podría vivir sin ellos en caso de que desaparecieran de la faz terrestre. También es cierto que no puedo estar con un juego de esta índole por mucho tiempo por más que quiera, pues sus mecánicas sencillas se prestan para partidas cortas y como complemento de otros juegos: Así es como he tratado a Big Bang Mini desde hace varios meses y apenas este domingo lo di por terminado.