Existen juegos para hacer el chorra muy fuerte y en PC abundan como no tenemos una idea; desde encarnar una puta cabra inmortal que va haciendo destrozos por el pueblo o un agente del servicio secreto que tiene la tarea de salvar al presidente de los Estados Unidos de América, guiar a un pan tostado por la cocina e inclusive tenemos un simulador de cirugía donde podemos practicar alguna intervención al mismísimo presidente de los Estados Unidos de América… en el espacio; vamos que aquí hay un patrón y no es coincidencia.
También
es cierto que una buena parte de estos productos están enfocados a
ser carne de Youtube para que alguien mínimamente famoso lo juegue
por las risas (y el dinero claro) aunque esto signifique sacrificar
todo elemento que pueda volver a estos títulos perdurables en el
recuerdo del colectivo por más de una semana. Ejemplos de estos
casos hay a patadas, a bote pronto tenemos esa madre delirante cuyo
nombre me es imposible de acordar pero que iba de un calvo montado en
una olla para hacer pozole y armado con un pico trataba de escalar
una montaña de cosas; las risas en twitch estuvieron chidas debido a
un control frustrante que se mezclaba con el absurdo objetivo de
llegar lo más alto posible… pero a los 3 días el juego pasó al
olvido.
Cuando
hablamos de Ómnibus; título que va de manejar un bus en una serie
de alocadas misiones con mecánicas de juego que están ahí para
hacer el cabra, irremediablemente pensamos que estamos ante uno más
del montón pero abordando más de cerca notamos que igual y el juego
esconde más de lo que se ve a simple vista. El título tiene a un
editor ya conocido entre los programas indies, Devolver Digitial, que
gracias a ellos hemos podido disfrutar d la saga Hotline Miami, Enter
the Gungeon, Broforce, Downwell o el más reciente The Messenger y ya
con esto tenemos cierta confianza de probar cosas como Omnibus.
Además, podemos encontrar un video en plan documental falso que nos
cuenta que el proyecto es una suerte de resurrección de un antiguo
juego cancelado para la Atari Jaguar en la década de los 90 junto
con momentos de su desarrollo en plan retro con toda esa parafernalia
que salía en los VHS publicitarios que tanto gustan a los jugadores
de época y la verdad es que es hasta gracioso. De hecho es tanto el
humor de los programadores que en su lanzamiento por Steam se
marcaron una edición especial del juego donde, además de incluir la
banda sonora, se incluida un autobús de verdad, ignoro si algún
cachondo aprovechó la oferta, son estas cosas las que dejaban claras
las intenciones del estudio a la hora de vender su producto.
Ya
probándolo necesitamos de un par de niveles para entender de qué va
esta obra. Una nave terrestre de transporte público dotado con unas
físicas imposibles deberá completar objetivos de lo más absurdos
para ganarse el respeto de la población, sí… nos estamos
refiriendo a un puto camión como un ente vivo que responde al
auxilio de la gente. La primera misión nos enseña el tono del
juego; estamos en el cielo y nuestra misión es saquear tumbas
mientras evitamos bumpers que nos sacarán de la zona, sí sí… en
el PUTO CIELO, y esto es solo el principio.
Una
vez terminado nuestras tareas en el área inicial tocará bajar a la
ciudad para causar más destrozos, decapitar una estatua, esquivar el
tráfico en un campo de fútbol americano, asaltar un banco o escapar
a la luna siendo propulsados por una botella de gaseosa y apenas
estamos iniciando la aventura en Omnibus.
Las
zonas que ambientan las misiones son un pinche desmadre, al cielo y a
la ciudad se le suma el espacio exterior, el viejo oeste y el centro
de la tierra. Seguramente todos están impactados cuando digo que
surcar el universo mientras esquivamos rocas espaciales con bumpers
es lo más normal que encontraremos en el juego o como inclusive
tenemos fases con jefazos a derrotar o la vez que le servimos a la
mismísima reina para una de sus demandas; si, seguimos describiendo
las tareas a realizar con un camión
El
control es parte fundamental de este título… y es una putísima
mierda aunque no sé si esto es a posta o en el transcurso de tratar
de dar forma a esta chorrada se fueron las cosas de madre; si estamos
ante lo último no quita que la jugabilidad de Omnibus provoque
enfermedades infecciosas que deberían ser cubiertas en el esquema de
vacunación por su alta letalidad en el bueno y mal sentido. La cosa
es sencilla, podemos decidir la dirección por la cual nos moveremos,
la velocidad se regula de forma automática con un continuo aumento
que vuelve en ocasiones indomable a nuestra bestia mecánica y
tenemos camiones con más acciones además de girar a los lados.
Que
nuestro camión acelere hasta alcanzar velocidades de 180 kilómetros
(como todos en Guadalajara) es la forma de meternos presión,
incrementándose conforme pase el tiempo o nos acerquemos a completar
nuestro objetivo, llega un punto de extrema velocidad y el más
mínimo movimiento puede convertir a nuestro camión en un torbellino
que da volteretas y rebotes por todos lados volviendo frustrante
algunas misiones. Si por alguna causa terminamos llantas arriba o
salimos del escenario por salir disparados al infinito o caernos al
oscuro abismo, nos vemos obligados a repetir toda la travesía.
Algunas misiones, en teoría, no deberían de llevarnos más de 3
minutos pero en general terminan en una agonía de media hora por el
exquisito control. Es de lo más común completar objetivos por mera
suerte o por métodos bastante poco convencionales (para el juego al
menos). A lo largo de nuestra aventura conduciremos varios tipos de
camiones, algunos más difíciles de controlar y otros con
habilidades especiales, como uno que permite controlar la gravedad u
otro que salta. Sonará raro pero están bastante bien implementadas
por su ingenio a la hora de poner frente a nosotros obstáculos.
El
enemigo principal son los bumper, los mismos que se encuentran en los
pinball, dado que nos harán rebotar y a velocidades altas chocar con
ellos representa la muerte más desoladora. Los peligros no se
limitan a esto solamente, muchos niveles nos pondrán en
predicamentos con elementos únicos como un grupo de bandidos en
carros, un simio gigante trepado a lo más alto de un edificio o una
meta que para ser alcanzada requiere de atravesar un camino
estúpidamente complicado.
A
pesar de las peculiaridades del manejo no puedo negar que me la he
pasado bien rebotando por todos lados y accediendo a todo tipo de
mandados, los retos son bastante imaginativos y están cargados de
humor muy ligero que más de una sonrisa me llegó a sacar. El ser
corto (unas 4 horas apenas) y saber hasta qué punto explotar las
mecánicas del juego son un punto a favor de Omnibus. Aclaro que este
no es un caso a lo Urban Yeti, donde todo en él era una putísima
mierda que ni siquiera llegaba a divertir por lo penoso que resultaba
a todos los niveles, aquí se siente el espíritu alocado y absurdo
que han querido imprimir y el control aun siendo malo tiene sus
implicaciones positivas al poder jugar a nuestro favor en ocasiones o
al estar involucrado directamente en nuestro éxito… suena raro
pero hasta que no lo ve uno con sus propios ojos y admira como las
físicas irreales hacen magia podrá entender la magnificencia de
Omnibus.
Técnicamente
no estamos ante la gran verga. El apartado gráfico es bastante
discreto y se asemeja más a lo que podríamos ver en un título 3D
de hace varias generaciones , las texturas tienen un acabado que
simulan píxeles y el resultado final es curioso pero simplón. La
música es machacona a más no poder y si bien da gracia escuchar las
tonadas en un principio se vuelve desesperante ver como una pieza de
20 segundos se repite hasta la eternidad.
Recomendar
la compra de Omnibus sería arriesgado de mi parte y a pesar de tener
un precio muy competente costando apenas 109 pesos en Steam yo
recomiendo esperar una rebajita a menos que le tengan tremendas
ganas. No es un juego terrible y en compañía puede ser la bomba
pero tampoco es una revolución total y más allá de sus 4 horas que
nos puede durar la curiosidad no ofrece más.
TOTAL:
6
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