domingo, 12 de mayo de 2019

Reseña PS4: Cat Quest

 

A mí me encantan los títulos AAA, me compré una PS4 precisamente por los potentes exclusivos que Sony se había encargado de manufacturar para su plataforma y también por los juegos multiplataformas que podía jugar ahí, eso no quita que pueda disfrutar de obras de presupuesto más modesto. A decir verdad, los indies y “juegos de nicho” son los títulos que a mí me regresan la puta vida y así como en su momento quedé embrujado por The Witcher 3, God of War o Uncharted 4 también existen juegos que me dejaron maravillado y no precisamente son títulos con una puesta en escena magnánima o tan siquiera son tan conocidos; ahí tenemos a Fragile Dreams, One Shot, Ib, Undertale, Momodora o Hollow Knight.

Cuando menciono que estos juegos me dan la vida es porque a pesar de su modestia tienen elementos que los hacen brillar con muchísima fuerza y sí, no serán productos que estén pulidos al máximo e inclusive es común encontrar decisiones de diseño muy cuestionables o apartados enteros que hacen aguas y no hay por donde agarrarlos… pero aún así se nota el amor de los desarrolladores logrando transmitir al jugador momentos simplemente impagables, mágicos me atrevería a decir. La historia de The Witcher 3 estará de puta madre, los combates de God of War serán todo un espectáculo y las mecánicas de disparo de Ghost Recon: Wild Lands serán una delicia… pero por lo menos yo no podría negar que la melancólica historia de Fragile Dreams, el absurdo y loquísimo planteamiento de Omnibus, el frenesí de Hotline Miami, lo adorable y entrañable que resulta ser Niko de One Shot, la estética entre lo onírico y pesadillesco de Ib o el flow que me permite sentirme todo un virtuoso en Olliolli son elementos que como jugador atesoro a la par de agradecer enormemente el poder disfrutarlos en su momento.

Con los anteriores párrafos quiero llegar al siguiente punto. Hace varios meses me percaté de mi notable distanciamiento a esta parte del hobby. Fuera de Cuphead u Omnibus mi contacto con títulos que no fueran AAA era nulo y esto lo resentía porque también tenemos que ser sinceros, las súper producciones están cortadas con la misma tijera y elementos como los enormes mundos abiertos, la forma de desglosar el desarrollo de la aventura en misiones principales o secundarias y todas las tácticas que se ejecutan para hacerte invertir la mayor cantidad de tiempo en un único título son comunes en la gran mayoría de todo lo que estaba jugando y así fuera un RPG de temática medieval o un juego de disparos táctico el hastío fue poco a poco apoderándose de mí. Así que decidí voltear para otro lado a ver cosas podíamos probar.

Desde diciembre he estado jugando cosillas de estudios independientes, han resultado ser una bocanada de aire fresco, casi medicinal. Hace algunos meses les comenté sobre Furi, un juegazo muy recomendable, pero también por Twitter les mencioné un poco sobre Olliolli 2 que está de puta madre y recientemente di lata con Hollow Knight, nada más y nada menos que el mejor título de acción y exploración bidimensional de los últimos años. Ahora, Cat Quest es el último juego que he podido completar, no solo eso, también es el primer juego que consigo acabar al 100% en sobremesa y por consecuencia ha caído su platino. No soy un completista o un caza logros/trofeos pero el de Cat Quest salió prácticamente solo y ese punto me ha gustado porque no dedica ninguno de sus trofeos a realizar cosas absurdas totalmente aleatorias sin una aportación sustancial a la experiencia del juego, de eso puede que hable más a fondo en otra ocasión.

Cat Quest es un juego que originalmente fue concebido para teléfonos móviles para al cabo de unos meses ser porteado a PC y consolas de sobremesa. El estudio proveniente de Singapur detrás de esta curiosidad se hace llamar The Gentlebros y han dado en el clavo para ofrecer un RPG la mar de carismático pero reduciendo a la mínima expresión algunos de los componentes más reconocibles habituados al género en sí, cosa que no tiene que ser precisamente malo… de hecho la jugada les ha salido de puta madre.

La trama nos pone en la piel de un adorable minino que ha naufragado en una isla después de que el barco donde él y su hermana fueran atacados por una oscura entidad, siendo esta última raptada para obligar al protagonista a ponerse manos a la obra. Al poco tiempo de despertar nos encontramos con un hada gatuna que nos informa de nuestras circunstancias actuales y en menos de 1 minuto ya estamos despachando bichejos por los bosques.


Realmente no hay nada destacable en el desarrollo de este juego, al final del día resulta ser el tópico de salvar el reino de una fuerza oscura pero eso no quita que tenga un lore mínimamente interesante (aquí no diremos nada sobre él) y unos personajes que se hacen querer mucho…
 


pero mucho mucho. Sin duda alguna los personajes secundarios y las desternillantes tramas en donde se nos involucra gracias a ellos conforman una de las principales bazas para recomendarles este juego pues aunque las propia sencillez del título pueda resultar un impedimento para ofrecer una variedad apabullante sí que se las ingenia para divertirnos con la rocambolesca premisa de la mayoría de las misiones secundarias o principales junto con alguna que otra sorpresa en forma de gamberrada hacia el propio jugador, tampoco podemos olvidar las referencias toda clase de obras de la cultura pop.

La dinámica del juego consiste en ser un juego de rol orientado a la acción, por lo tanto entablar combates a tiempo real a cada momento será el pan de cada día. El combate es la mar de sencillo: Un botón para aporrear enemigos con nuestra arma, otro para esquivar y los cuatro gatillos para echar la magia. Los monstruos y demás criaturas peligrosas atacan de la misma manera, ya sea cuerpo a cuerpo o a distancia con el uso de magia elemental o trampas pero nosotros tenemos la ventaja de poder observar por medio de un círculo que va llenándose cuándo atacará nuestro enemigo o la trayectoria del proyectil mágico que lanzará momentos antes, así que la victoria no dependerá únicamente de nuestro nivel y estadísticas sino también del buen ritmo y destreza que tengamos a la hora de esquivar en el momento adecuado.

Las habilidades que puede conseguir nuestro esponjoso amigo son, y aquí viene el problema, escasas. En cuestión de combate cuerpo a cuerpo ya podemos equipar una espada, un espadón, un hacha o ir a puño limpio que esto no cambiará en lo absoluto la forma de afrontar los combates, quedando todo en un mero añadido estético junto con la esperable modificación de estadísticas. Los poderes mágicos a obtener tampoco son la gran cosa… fuera del poder curativo y de uno que nos hace gigantes por algunos segundos el resto se limita a ser utilizados dependiendo del punto débil del enemigo, que bien pueden ser vulnerables a ataques elementales de hielo, fuego, electricidad y demás.

Gracias a Dios el juego es tremendamente corto y si vamos por la historia principal el juego no debería de durar más de 5 horas, algo más que aceptable además de evitar la monotonía. Si lo de uno es exprimir al 100% el juego esto puede alcanzar fácil las 12 horas de juego y objetos para coleccionar tenemos a montones si es menester nuestro pillarlo todo. Las prendas para personalizar nuestro gato así como las armas se encuentran en cofres dorados que se ocultan en cuevas y mazmorras (más de 50) que tendremos que limpiar para darlas por completadas. Algo curioso es que los objetos también suben de nivel y a base de abrir cofres y completar misiones podemos obtener versiones muy potentes de armas que teníamos descartadas desde hace horas… esto no evita que en algún momento demos con el arma definitiva que ya no necesite ser cambiada por otra.

El mapa está repleto de ciudades, bosques e islas pero no existe una transición que nos lleve a otra área diferente apenas pisamos la zona...sino que lo que ves es lo que hay. Sí, en un principio me descolocó un poco este hecho pero dado lo enorme que es el mapa (teniendo en cuenta el juego) tampoco eché tanto de menos esta característica, yo cuando hablaba de llevar elementos a su mínima expresión lo decía en serio. Donde sí tenemos diseño individual es en las mazmorras, aunque realmente ninguna destaque por ser la verga en este aspecto; algunas son cuevas con cuerpos de agua rodeando la tierra o en su defecto templos abandonados repletos de monstruos. Lo que de plano no me ha agradado nada es el hecho de que muchos tesoros están ocultos detrás de caminos invisibles y salirte sin pillarlos te obliga a volver a la mazmorra en sí, liberarla de de los monstruos de nuevo y patearte cada milímetro de la zona hasta dar con el camino.

La variedad de enemigos es la justa y destacan los enormes dragones que funcionan como subjefes, si un enemigo es considerablemente más fuerte que nosotros un ícono de calavera se posará sobre él para advertirnos que combatirlo será peligroso.

Como buen RPG esto va de subir niveles a lo bestia porque esto nos permite tener la mínima oportunidad de completar con éxito las misiones. Se agradece que el farmear niveles sea rapidísimo y que para completar la aventura principal no se requiera de pasar horas en un valle matando bichos por horas; eso sí, para completar el 100% tendremos que poner un poco más de nuestra parte y repetir mazmorras con enemigos fuertes para ponernos a tono hasta alcanzar el nivel 99 de experiencia. La experiencia que tengamos también condiciona nuestra incursión a las mazmorras y cuevas, algunos piden niveles bastante más elevados de los necesarios para acabar la campaña principal, por no decir que contamos con una cueva con enemigos de nivel 200 y obviamente aquí ya no basta estar al máximo o con la mejor equipación, también será necesaria nuestra pericia y paciencia para evitar la muerte que puede llegar en cualquier momento.

No todo el mapa está desbloqueado al principio pero conforme avancemos adquiriremos la capacidad de caminar sobre el agua o volar, lo que servirá para llegar a las zonas más recónditas del mapa.

Los niveles de adorabilidad de Cat Quest es altísimo, los personajes secundarios y principales tienen un diseño que en una simple palabra lo podríamos definir como mono, inclusive al malo de la historia se apetece achucharlo a pesar de su diabólico aspecto. El mapa por donde nos movemos es bastante simple aunque muy colorido. La vista cenital de la cámara se podría antojar un poco lejana pero no representa ningún problema. Las animaciones cumplen simplemente, es este aspecto no es que el juego sea un portento, lo que sí está cabrón son los efectos de la magia y la ingente cantidad de datos, números y chispitas que inundan la pantalla cuando estamos golpeando cosas. Si hablamos del apartado sonoro pues este tampoco destaca mucho.

Cat Quest me costó 6 dólares y puedo decir que cada maldito centavo valió la pena, para ser un RPG súmamente sencillo resulta ser jodidamente satisfactorio y ameno de abordar, la duración es la justa y si son de las personas que quieren exprimir al máximo su dinero en títulos que les duren una eternidad para compensar el gasto que sepan que el juego está en Steam por 139 MX y en la PS Store frecuentemente está en descuento… si lo tuyo son los gatetes y te gustan los RPG la verdad es que no deberías  pensarlo mucho para hacerte con este juego.

TOTAL: 7

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