viernes, 28 de diciembre de 2018

Reseña PS4: Furi

 

The Game Bakers fue el encargado de hornear una de las sorpresas más gratas del 2016 en el sector al punto de ser reconocidos por la industria por su magnífica obra debut, Furi.  El estudio francés partió de una idea que a priori sonaba casi como una fantasía: Tomar la epicidad de aquellos combates contra jefes que en su momento los marcaron como jugadores y trasladar toda esa magnificencia en un producto con identidad propia. La inspiración de este grupo siempre la han dejado patente, en la  descripción del juego en Steam o en los créditos del juego una vez completado podemos reconocer los nombres de Hideo Kojima o Hideki Kamiya figurando en la sección de agradecimientos especiales y algunos juegos; Devil May Cry, No More Heroes, God Hand, también son mencionados.

Furi podría ser encasillado como un “Boss Rush”, como lo es también Cuphead o Titan Souls, un juego que consiste básicamente en derrotar un solo enemigo a la vez que por lo general suelen ser muy duros; pero esta descripción no le hace justicia a una obra donde cada combate tiene varias fases con mecánicas de juego distintas.

La historia nos relata el escape de un prisionero que logra escapar de su celda, pese a salir de su confinamiento se percata que aún le queda salir de una enorme prisión conformada por varios módulos custodiados por formidables guardias que harán todo lo posible para volver a encerrarlo. La misión de nuestro protagonista sin nombre es la de conseguir su libertad por la fuerza y con la ayuda de un extraño hombre que porta indumentaria extravagante con forma de conejo nos embarcamos en un viaje donde le plantaremos cara a todos y cada uno de los encargados de conseguir que nuestra estadía sea perpetua.



La historia no es tan interesante como podría parecer, muchos detalles de la trama se cuentan de forma escueta para mantener ese halo de misterio que envuelve a nuestro personaje. El guerrero protagonista apenas tiene interacción con sus contrincantes y se limita a contemplar cómo estos tratan de disuadirlo de su escape antes de combatir, así que tampoco podemos sacarle mucho jugo a el elenco de personajes que conforman el juego. Menos mal que tenemos a nuestro extraño acompañante con aspecto de conejo, pues él está encargado de relatarnos algunos puntos clave de los guardias así como de la misma cárcel de la que queremos escapar.

Sinceramente la historia no es el punto fuerte de Furi, una verdadera lástima porque algunos personajes bien pudieron ser totalmente memorables.



Si bien la historia nos puede quedar a deber un poco el apartado jugable es a prueba de bombas. Comandos suficientes para no abrumar e ir perfeccionando conforme avanzan las horas son la clave de este juego para ofrecernos una experiencia que se salta del juego de disparos con vista cenital hasta el de uno con fases de combate cuerpo a cuerpo.

Algo común entre todos los combates que efectuaremos durante la campaña es la clara división de fases una vez dañamos lo suficiente a nuestro oponente. La primera consiste en transformar el juego en un shoot’ em Up a medio camino de ser un bullet hell, decenas, cientos a veces, de objetos letales se impulsarán por toda la pantalla a diferentes velocidades y trayectorias, mientras nosotros disparamos como dios nos va permitiendo, haciendo el sobrevivir a estas secciones todo una odisea que requerirá nuestra concentración. La segunda parte es la del combate cuerpo a cuerpo, se deja de lado el dar y recibir disparos para desenfundar nuestra katana y derribar al oponente a base de tajos contundentes, obvio la cosa no es tan sencilla; dominar parrys, ataques cargados y esquives será crucial para no terminar siendo brutalmente apaleados.



Lo interesante viene con las particularidades de cada jefe, todos tiene características ofensivas únicas que nos harán en ocasiones gritar de frustración. Verán, cada enemigo tiene varios bloques de energía, acabar con uno se traduce en empezar una fase diferente del combate; si conseguimos derrotarlos uno de nuestros bloques será restaurado si lo hemos perdido previamente… pero si somos nosotros los que caen el guardia recuperará toda la energía de la fase. Lo anterior nos obliga a ser unos putos expertos en dominar la fase, ya ni hablemos de todo el combate y es común que perdamos todos nuestros bloques de energía en una sola fase que ha resultado ser bastante perra.



Algunas secciones de los combates son culeras con ganas y están puestas con malicia cerca del final del enfrentamiento para que ya no solo juegue en nuestra contra el agotamiento (porque probablemente estemos cursando con varios intentos a nuestras espaldas) sino también el desconocimiento total de qué se nos avecina y los nervios de estar tan cerca de la victoria pero también de la muerte. A veces puede bastar menos de 20 segundos para echar por la borda todo una pelea que llevamos manejando relativamente bién por 10 minutos y eso es motivo para frustrar. Olvidé decir que perder todos nuestros bloques se penaliza con reiniciar el combate desde el principio.



No es que Furi sea un juego diabólicamente difícil, pero sí que resulta muy maniobrero en multitud de ocasiones y castiga severamente al jugador. Mi experiencia con este juego consistía en dejar la partida aparcada por varias horas o inclusive un día entero después de cada combate porque realmente me llegaba a saturar de él y lo que menos quería era continuar inmediatamente luego de un duelo de voluntades donde acabé a un golpe de ser aniquilado.

¿Podríamos considerar injusto a Furi? la verdad es que sí, un poquito… pero también es verdad que es gratificante partirle la cara a un cabronazo luego de tratarte como su perra durante media hora al lograr resolver sus patrones, el sentir cómo has logrado superarlo en su propio juego. Cada enemigo es un mundo y vamos a ver una variedad abrumadora de formas de tratar de darnos caza junto a todas las veces que veremos la pantalla de reinicio; desde escudos que reflejan el daño, tiros fulminantes a distancia, estelas tóxicas que dañan al ser tocadas, ondas de energía que envuelven el área o drones explosivos son algunos de los regalitos que recibiremos.



No se podría decir que Furi siga una curva de dificultad ascendente, pronunciada o algo así… de hecho la cosa está un poco irregular porque bien podemos terminar un combate inspiradisimo contra un hijo de perra  que nos traía ganas para luego seguir contra un contrincante más discreto pero sin dejar de ser complicado, lo único que sí se respeta es la tradición de poner al enemigo más complicado al final de la campaña dándole un putero de vida y otorgándole una ofensiva descomunal que tira desde varios puntos.

Algo que no me gustó fueron las secciones de caminata entre cada combate donde nuestro protagonista se pasea por un tramo, a veces muy largo, donde no pasa absolutamente nada. Podemos admirar el paisaje que es bonito sí pero estas partes se vuelven pesadas y ni siquiera los relatos que suelta el señor conejo aligeran el camino.



Durante todo este tiempo he escuchado calificar a Furi como uno de los juegos más difíciles de los últimos tiempos pero que nadie se asuste. Además de tener varias opciones de dificultad donde uno puede seleccionar una mucho más asequible que la normal o el modo furioso también he de mencionar que no me ha parecido un título tan complicado de terminar y un combate que en primera instancia te llevó más de 15 minutos con la práctica se pueden llevar a cabo en la mitad de ese tiempo. Furi tiene una duración aceptable, terminarlo lleva aproximadamente 8 horas en su dificultad estándar y ese tiempo puede reducirse a 3-4 horas en nuevas partidas.

El arte de este juego me encanta y con razón, el diseño de enemigos está a cargo de Takashi Okazaki, autor detrás de los personajes de Afro Samurai, y están de putísima madre; bien uno puede olvidarse de cómo se llama cierto personaje en este juego pero no así el aspecto de la inmensa mayoría, destacando por supuesto al protagonista. Los escenarios también son muy bonitos y las arenas donde se llevan a cabo los enfrentamientos son más funcionales que espectaculares… aunque algunas tiene su aquel.



Otra cosa es el apartado técnico, el juego mantiene una fluidez constante la mayoría del tiempo aunque en algunas ocasiones podemos sufrir de bajones considerables que perjudican la partida cuando suceden en medio de una avalancha de proyectiles. La música está chingona y se ha traído la colaboración de varios artistas destacados como Scattle, Carpenter Brut, Toxic Avenger o Danger, famosos en la escena del retrowave que aquí dejan su muy particular estilo con sabor puramente ochentero.

A Furi lo recomiendo mucho, es un juego con esa alma de anime de acción que no sorprenderá por su historia pero sí por sus geniales y exigentes combates. Estando disponible para PC,PS4, Xbox One y Nintendo Switch lo único que impide su disfrute es que no quieras pasar un rato con la adrenalina a tope.

TOTAL: 8

 

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