The Game Bakers fue el encargado de hornear una de las sorpresas más gratas del 2016 en el sector al punto de ser reconocidos por la industria por su magnífica obra debut, Furi. El estudio francés partió de una idea que a priori sonaba casi como una fantasía: Tomar la epicidad de aquellos combates contra jefes que en su momento los marcaron como jugadores y trasladar toda esa magnificencia en un producto con identidad propia. La inspiración de este grupo siempre la han dejado patente, en la descripción del juego en Steam o en los créditos del juego una vez completado podemos reconocer los nombres de Hideo Kojima o Hideki Kamiya figurando en la sección de agradecimientos especiales y algunos juegos; Devil May Cry, No More Heroes, God Hand, también son mencionados.
Furi
podría ser encasillado como un “Boss Rush”, como lo es también
Cuphead o Titan Souls, un juego que consiste básicamente en derrotar
un solo enemigo a la vez que por lo general suelen ser muy duros;
pero esta descripción no le hace justicia a una obra donde cada
combate tiene varias fases con mecánicas de juego distintas.
La
historia nos relata el escape de un prisionero que logra escapar de
su celda, pese a salir de su confinamiento se percata que aún le
queda salir de una enorme prisión conformada por varios módulos
custodiados por formidables guardias que harán todo lo posible para
volver a encerrarlo. La misión de nuestro protagonista sin nombre es
la de conseguir su libertad por la fuerza y con la ayuda de un
extraño hombre que porta indumentaria extravagante con forma de
conejo nos embarcamos en un viaje donde le plantaremos cara a todos y
cada uno de los encargados de conseguir que nuestra estadía sea
perpetua.
La
historia no es tan interesante como podría parecer, muchos detalles
de la trama se cuentan de forma escueta para mantener ese halo de
misterio que envuelve a nuestro personaje. El guerrero protagonista
apenas tiene interacción con sus contrincantes y se limita a
contemplar cómo estos tratan de disuadirlo de su escape antes de
combatir, así que tampoco podemos sacarle mucho jugo a el elenco de
personajes que conforman el juego. Menos mal que tenemos a nuestro
extraño acompañante con aspecto de conejo, pues él está encargado
de relatarnos algunos puntos clave de los guardias así como de la
misma cárcel de la que queremos escapar.
Sinceramente
la historia no es el punto fuerte de Furi, una verdadera lástima
porque algunos personajes bien pudieron ser totalmente memorables.
Si
bien la historia nos puede quedar a deber un poco el apartado jugable
es a prueba de bombas. Comandos suficientes para no abrumar e ir
perfeccionando conforme avanzan las horas son la clave de este juego
para ofrecernos una experiencia que se salta del juego de disparos
con vista cenital hasta el de uno con fases de combate cuerpo a
cuerpo.
Algo
común entre todos los combates que efectuaremos durante la campaña
es la clara división de fases una vez dañamos lo suficiente a
nuestro oponente. La primera consiste en transformar el juego en un
shoot’ em Up a medio camino de ser un bullet hell, decenas, cientos
a veces, de objetos letales se impulsarán por toda la pantalla a
diferentes velocidades y trayectorias, mientras nosotros disparamos
como dios nos va permitiendo, haciendo el sobrevivir a estas
secciones todo una odisea que requerirá nuestra concentración. La
segunda parte es la del combate cuerpo a cuerpo, se deja de lado el
dar y recibir disparos para desenfundar nuestra katana y derribar al
oponente a base de tajos contundentes, obvio la cosa no es tan
sencilla; dominar parrys, ataques cargados y esquives será crucial
para no terminar siendo brutalmente apaleados.
Lo
interesante viene con las particularidades de cada jefe, todos tiene
características ofensivas únicas que nos harán en ocasiones gritar
de frustración. Verán, cada enemigo tiene varios bloques de
energía, acabar con uno se traduce en empezar una fase diferente del
combate; si conseguimos derrotarlos uno de nuestros bloques será
restaurado si lo hemos perdido previamente… pero si somos nosotros
los que caen el guardia recuperará toda la energía de la fase. Lo
anterior nos obliga a ser unos putos expertos en dominar la fase, ya
ni hablemos de todo el combate y es común que perdamos todos
nuestros bloques de energía en una sola fase que ha resultado ser
bastante perra.
Algunas
secciones de los combates son culeras con ganas y están puestas con
malicia cerca del final del enfrentamiento para que ya no solo juegue
en nuestra contra el agotamiento (porque probablemente estemos
cursando con varios intentos a nuestras espaldas) sino también el
desconocimiento total de qué se nos avecina y los nervios de estar
tan cerca de la victoria pero también de la muerte. A veces puede
bastar menos de 20 segundos para echar por la borda todo una pelea
que llevamos manejando relativamente bién por 10 minutos y eso es
motivo para frustrar. Olvidé decir que perder todos nuestros bloques
se penaliza con reiniciar el combate desde el principio.
No
es que Furi sea un juego diabólicamente difícil, pero sí que
resulta muy maniobrero en multitud de ocasiones y castiga severamente
al jugador. Mi experiencia con este juego consistía en dejar la
partida aparcada por varias horas o inclusive un día entero después
de cada combate porque realmente me llegaba a saturar de él y lo que
menos quería era continuar inmediatamente luego de un duelo de
voluntades donde acabé a un golpe de ser aniquilado.
¿Podríamos
considerar injusto a Furi? la verdad es que sí, un poquito… pero
también es verdad que es gratificante partirle la cara a un
cabronazo luego de tratarte como su perra durante media hora al
lograr resolver sus patrones, el sentir cómo has logrado superarlo
en su propio juego. Cada enemigo es un mundo y vamos a ver una
variedad abrumadora de formas de tratar de darnos caza junto a todas
las veces que veremos la pantalla de reinicio; desde escudos que
reflejan el daño, tiros fulminantes a distancia, estelas tóxicas
que dañan al ser tocadas, ondas de energía que envuelven el área o
drones explosivos son algunos de los regalitos que recibiremos.
No
se podría decir que Furi siga una curva de dificultad ascendente,
pronunciada o algo así… de hecho la cosa está un poco irregular
porque bien podemos terminar un combate inspiradisimo contra un hijo
de perra que nos traía ganas para luego seguir contra un
contrincante más discreto pero sin dejar de ser complicado, lo único
que sí se respeta es la tradición de poner al enemigo más
complicado al final de la campaña dándole un putero de vida y
otorgándole una ofensiva descomunal que tira desde varios puntos.
Algo
que no me gustó fueron las secciones de caminata entre cada combate
donde nuestro protagonista se pasea por un tramo, a veces muy largo,
donde no pasa absolutamente nada. Podemos admirar el paisaje que es
bonito sí pero estas partes se vuelven pesadas y ni siquiera los
relatos que suelta el señor conejo aligeran el camino.
Durante
todo este tiempo he escuchado calificar a Furi como uno de los juegos
más difíciles de los últimos tiempos pero que nadie se asuste.
Además de tener varias opciones de dificultad donde uno puede
seleccionar una mucho más asequible que la normal o el modo furioso
también he de mencionar que no me ha parecido un título tan
complicado de terminar y un combate que en primera instancia te llevó
más de 15 minutos con la práctica se pueden llevar a cabo en la
mitad de ese tiempo. Furi tiene una duración aceptable, terminarlo
lleva aproximadamente 8 horas en su dificultad estándar y ese tiempo
puede reducirse a 3-4 horas en nuevas partidas.
El
arte de este juego me encanta y con razón, el diseño de enemigos
está a cargo de Takashi Okazaki, autor detrás de los personajes de
Afro Samurai, y están de putísima madre; bien uno puede olvidarse
de cómo se llama cierto personaje en este juego pero no así el
aspecto de la inmensa mayoría, destacando por supuesto al
protagonista. Los escenarios también son muy bonitos y las arenas
donde se llevan a cabo los enfrentamientos son más funcionales que
espectaculares… aunque algunas tiene su aquel.
Otra
cosa es el apartado técnico, el juego mantiene una fluidez constante
la mayoría del tiempo aunque en algunas ocasiones podemos sufrir de
bajones considerables que perjudican la partida cuando suceden en
medio de una avalancha de proyectiles. La música está chingona y se
ha traído la colaboración de varios artistas destacados como
Scattle, Carpenter Brut, Toxic Avenger o Danger, famosos en la escena
del retrowave que aquí dejan su muy particular estilo con sabor
puramente ochentero.
A
Furi lo recomiendo mucho, es un juego con esa alma de anime de acción
que no sorprenderá por su historia pero sí por sus geniales y
exigentes combates. Estando disponible para PC,PS4, Xbox One y
Nintendo Switch lo único que impide su disfrute es que no quieras
pasar un rato con la adrenalina a tope.
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