viernes, 17 de agosto de 2018

Reseña PC: Hotline Miami 2: Wrong Number

 

El primer Hotline Miami me pareció maravilloso, un título con unas mecánicas de juego tan bien ejecutadas que como resultado nos regalaba uno de los festivales de violencia y sangre más brutales que pudimos vivir en el ya lejano 2012. Si bien graficamente no era la gran cosa uno tiene que admitir el fantástico apartado artístico que se cargaba y el cual regalaba escenas tremendamente escabrosas, aun siendo una obra que utilizaba el pixel para tomar vida éramos sorprendidos con cabezas reventadas, mafiosos con las entrañas siendo expuestas y con exposición de tanta cantidad de muerte y destrucción que recordaba al cine de acción ochentera inmediatamente pero cargado de sustancias psicotrópicas.

A todo lo anterior se le agregaba una de las mejores bandas sonoras que haya escuchado en este mundillo. Una muy buena parte de las canciones eran licenciadas, pero la selección de las pistas fue tan jodidamente exquisita que parecía que cada canción estaba hecha expresamente para el juego. Fue atravesar mis primeras 2 horas con Hotline Miami y ya me había descargado la banda sonora al completo, gracias a este juego caí rendido a los pies del New Retro Wave, Lo-Fi y la Psicodelia; géneros que actualmente escucho de forma muy recurrente.

Se podría decir que Hotline Miami es de las experiencias que más me han marcado como jugador en mi etapa más reciente, cuando me enteré que la secuela estaba programada para salir un 10 de marzo (mi fecha de cumpleaños) del 2015 juré que lo probaría apenas tuviera la oportunidad… y aquí estamos, en un agosto a más de 3 años de esa fecha, momento en el que he recordado que yo amé muy fuerte el primer juego. Tal vez el inmenso vació que siento en estos momentos sea la necesidad de terminar por fin con esta cuenta pendiente.



Hotline Miami 2 no tiene mayores pretenciones que ser lo mismo pero más y mejor junto con la promesa de atar algunos cabos e introducirnos a fondo en este psicodélico mundo donde la violencia, los asesinos con máscara y la mafia rusa azota las calles de Miami. Las mecánicas de juego son prácticamente calcadas de su antecesor, o sea que estamos ante un juego de vista aérea donde nuestro avatar enmascadaro se ve dentro de algún recinto con una cantidad abrumadora de enemigos que solo necesitan darnos una vez para acabar con nuestras vidas.

Pero solo hablamos de la base, porque para esta secuela se han decidido hacer cambios importantes en cuanto a diseño para que esto se pueda considerar más que una simple expansión… inclusive se podría pensar que en ocasiones se atenta contra la filosofía del primer Hotline Miami, paso a explicarme de forma inmediata.

El primer Hotline Miami nos permitía obtener atributos especiales mediante las máscaras. Gracias a ellas podríamos tener una bestia que mata solo con los puños, mayor cantidad de munición para las armas de fuego, tener más tiempo para encadenar combos, afectar el comportamiento de los enemigos o cambiar la visión del juego por una de color púrpura, todo muy de puta madre porque otorgaba cierta flexibilidad para que el jugador pudiera adoptar un estilo que lo hiciera sentirse más cómodo e invitaba a probar nuevas máscaras o juguetitos que desbloqueamos en aras de mejorar puntuación o simplemente divertirnos. Pues bien, Hotline Miami 2 borra de un porrón esta posibilidad dado que cada nivel tiene su propio personaje fijo que nos hace avanzar en la historia, personaje que tiene características únicas que representan limitantes y ventajas por igual.



Lo anterior por sí mismo no es malo, aunque en lo particular me chocó bastante esta restricción de no poder jugar con mi propio estilo. Aun con esas debo admitir como lo retador y cabrón que puede ponerse el juego por este cambio notable respecto al génesis de la saga terminó por agradarme bastante porque se nos obliga a lidiar con cada nivel de forma específica teniendo en cuenta al avatar que tengamos entre manos… sí, podrá sonar horrible si gustaron de la fórmula del primero pero en lo personal siento que el desafío y las situaciones que tenemos que sortear para limpiar la zona bien vale la pena en pro de una experiencia más variada.

Así podemos pasar de controlar a un personaje “clásico” que se vale de todo lo que tenga a su alcance a uno que tiene una puta uzi en cada mano, un personaje más ágil que permite esquivar ataques, uno especializado en armas de fuego e inclusive en ocasiones podemos controlar a un personaje doble, claro los escenarios están adaptados para estos personajes tanto por ofrecer terreno donde tenemos clara ventaja… o por ponerse tan hijo de puta que podríamos pensar que necesitamos ayuda celestial para tener una mínima oportunidad.

Otro de los cambios más acentuados en el tratamiento de los escenarios, SON ENORMES. Las salas que llegamos a recorrer en algunos escenarios pueden ser más grandes que niveles completos del primer juego y esto acarrea un aumento de dificultad muy acentuado. Los fanáticos de la saga recordarán que en los niveles más grandes del primero una mínima distracción bastaba para que un perro te saltara encima, algún enemigo te clavara una navaja en la espalda o un matón te diera con un disparo desde el otro lado de la sala sin darnos cuenta, basicamente porque había muchísimo espacio que no llegábamos a ver y resultaba imposible predecir el movimiento de todos los enemigos… pues aquí eso pasa a escalas casi frustrantes, de hecho algo muy notorio es la sensación inmensa de vulnerabilidad palpable en muchos niveles, además de ser mastodónticos con sus enemigos a granel también está repleto de áreas donde estamos a tiro ya sea porque apenas hay coberturas o por la existencia de ventanas o matones especiales cabrones.



Sumado al diseño de escenarios tenemos enemigos nuevos que nos la harán pasar genial. En el primer Hotline Miami había en algunos niveles guardaespaldas bastante más grandes que necesitaban sí o sí un arma de fuego para ser sometido, o los perros que eran sumamente rápidos al atacar; a estos se les agrega cabrones que esquivan balas por lo que mandarlos al otro barrio requiere un arma blanca o de cuerpo a cuerpo. En una misma habitación podrían congregar varios tipos de enemigos y esto nos obliga a hacer malabares con los cambios de armas y a movernos de forma precisa e inteligente.

En un principio se puede sentir que el frenetismo se va por la borda gracias a tener que optar por una actitud mucho más meditativa a la hora de afrontar los peligros… ciertamente eso de esperar en una esquina a que pase un matón para robarle su arma o “cucar” uno a uno a los enemigos para limpiar buena parte del área resulta mucho menos divertido pero, aunque cueste creer, el hacer cadenas absurdas de muertes se puede seguir logrando… solo que es más complicado (y satisfactorio) de lograr. Para esto hay que entender que si bien los escenarios tienen lo necesario para desanimarte y los enemigos están puestos a traición las características del personaje que controlamos dan para auténticas fiestas. Lo que antes era un calvario donde nos movíamos lento y cautamente para evitar ser asesinados se convierte en una jodida masacre igual o más frenética que lo vivido en el primer juego. De ejemplo me gusta poner a las misiones que tienen de protagonista al de las dos uzi donde una vez conectas con él puedes aprovechar las ventanas que tanto miedo daban para arrasar con una docena de enemigos en cuestión de un instante gracias al poder disparar en dos direcciones al mismo tiempo, aprovechar el autoapuntado para aniquilar a mafiosos fuera de nuestro alcance y descubrir que tenemos varias rutas efectivas para movernos… porque eso sí, puede dar la impresión de que el combate está encorsetado y obliga a matar enemigos en un orden específico que tenemos que descubrir cuando apenas vamos iniciando en nuestro viaje.

Algo negativo a mi ver es la duración de algunas misiones, llega a ser cansado llevar 3 o 4 habitaciones y aún así te quede camino a pesar de estar ya media hora metido en el nivel… igual y sonará como un puto manco pero un punto de guardado a la mitad de la misión no hubiera estado nada mal.



La IA hace cosas muy raras… por no decir que a veces es una mierda absoluta que no responde a la lógica. La reacción de los enemigos a nuestras acciones puede llegar a ser una auténtica lotería pues pueden pasar de tí aunque hayas matado al compañero de al lado de un disparo con la escopeta o ir por tu cabeza un cabrón a 100 metros apenas asomas la nariz por la puerta, claro que esto hace al juego todavía más complicado. Para más plus al desmadre los enemigos llegan a atorarse en alguna esquina, quedando inhabilitados para toda la eternidad, inclusive los putos perros entran en estado de locura extrema y empiezan a correr en círculos sin patrón alguno. También los escenarios tienen sus cositas raras, como el quedar atorado en una pared invisible o de plano no poder avanzar porque la puta puerta del carro no se abre hasta pasando 2 minutos.
El resto del juego es idéntico al primero. Tienes una infinidad de armas que puedes tomar del escenario, encadenar combos y ser creativo a la hora de matar para tener buena puntuación de cara a la tabla de clasificación.

Haciendo un balance entre las dos entregas se puede decir que estamos ante una secuela digna. Se agregan mecánicas cucas que modifica mucho su estilo original pero a su vez trae más variedad en todos los aspectos, tanto en personajes controlables, escenarios que van desde las típicos locales de mala muerte a entornos enormes junto a mecánicas inéditas que alteran el ritmo… una decisión arriesgada pero acertada al final del día.

El estilo artístico es calcado al original. Técnicamente no muestra grandes cambios más allá de aportar más variedad de escenarios. Lo que sí está de huevos es la banda sonora, personalmente me quedo con la del primero por mera nostalgia y porque los temas de Sun Araw o MOON son ya de antología pero admito la superioridad en este aspecto de la presente entrega. Prácticamente toda escena tiene su propia canción que va desde lo psicodélico para entrar en ambiente perfecto para un viajecito hasta lo más cañero que puedan imaginar… en este aspecto no tengo pega alguna.

No me he olvidado de la historia, esta cuenta con más sustancia y se dedica a atar cabos sueltos… de hecho ayuda a aclarar algunas de las interrogantes bastante jugosas… también abre algunas nuevas pero si para estas alturas del partido te has mantenido virgen en cuanto a destripes (jeje) no seré yo quien comente algo más sobre este apartado (la neta ya me está dando un chingo de hueva seguir con esta pinche reseña)

Y pues eso, recomiendo mucho Hotline Miami, aunque personalmente me quedo con la primera entrega.

TOTAL: 9

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