Por mi cabeza pasó la locura de hacer otra reseña a un anime de un género que desconozco en gran medida. Más que ser un amargado que odia el amor y a los monitos chinos que buscan la felicidad con otros monitos mi poca experiencia en las series románticas es por mero desinterés. Digo, Toradora! es uno de mis eternos pendientes que con el pasar de los años no hago más que acumular recomendaciones de ella y así tenemos otro buen puñado de los supuestos referentes del género.
Menciono
específicamente a Toradora porque Kuzu no Honkai me la han vendido
como el “Toradora con resultados sexuales” y con esas
palabras debo de admitir que el morbo creado entorno a esta
declaración fue lo suficientemente potente para decidir darle un
vistazo… más de un año después de su finalización; además
el estudio detrás del proyecto es Lerche y luego de fumarme Asobi
Asobase en dos tardes hace algunas semanas me impulsó a acelerar mi
ritual de visionado de series; este consiste en poner la carpeta en
una esquina del escritorio y esperar a que ya no tenga ningún
videojuego, serie en Netflix o película qué ver en el cine… el
proceso puede llevar literalmente años (Saber Marionette J está
agarrando polvo en algún sitio).
Basta
de cháchara, que aquí venimos a rostizar un anime y a eso voy
enseguida ¿ O puede que no?.
Kuzu
no Honkai es una serie que gira entorno al amor como muchos otros
animes, solo que no es la obra romántica/bohemia que transcurre en
un verano con los típicos chiquillos de instituto pasándola de puta
madre mientras se agarran tímidamente de la mano bajo una noche
llena de fuegos artificiales, de esas románticas donde el poder de
la amistad y el amor superan hasta las barreras de la muerte o del
embarazo no deseado. No señor, el amor y las relaciones
interpersonales son los engranajes que hacen girar a la trama de Kuzu
no Honkai pero de una manera enferma y retorcida que te hace odiar a
todos los personajes hasta el punto de desearles el exterminio
mediante la caída de un meteorito.
Hanabi
Yasurouka y Mugi Awaya son una pareja como cualquier otra, su
noviazgo levanta suspiros y envidias al considerarse modélica, sin
embargo esto es de caras al público porque en realidad estos dos
muchachos están juntos por una relación alimentada de frustración,
egoísmo y autoengaño. Verán, Hanabi está colada desde hace mucho
tiempo atrás por un maestro de literatura que imparte su clase en el
instituto, el profe Kanai para los cuates. Esta atracción platónica
nace desde hace años dado que Hanabi es su vecina y coincidieron
estudiando en la misma escuela aunque en grados diferentes,
obviamente durante este lapso de tiempo pasan cosas que hacen
florecer en nuestra joven protagonista sentimientos fuertes.
Mientras
Hanabi ya tiene lo suyo con Kanai, Mugi está perdidito por Akane,
otra maestra que da clases en el mismo instituto, otra relación que
parece casi imposible de conceder. Estando claro que Hanabi y
Mugi no pueden aspirar a mucho más con las personas que desean
deciden una unión en busca de satisfacer sus necesidades afectivas.
La cosa no queda ahí nada más pues esta pareja solo busca mitigar
sus frustraciones y aprovecharse del uno al otro para meramente
obtener placer.
Lo
que al principio parece la parejita perfecta pasa a este pacto
enfermizo en cuestión de minutos y conforme avanzan los episodios
vamos metiéndonos más y más en la vida de los dos protagonistas
hasta tener montado una puta red asquerosa donde un montón de
personas empiezan a relacionarse entre sí de maneras simplemente
horrendas como si de un culto al amor tóxico se tratara… joder es
que todo llega a cotas tan grandes que pensé que la única manera de
que esto terminara de manera mínimamente lógica era en los juzgados
con alguien acusado de homicidio o con todo los involucrados en la
trama en un duelo a muerte con cuchillos en una plaza durante la
puesta del sol para decidir quién termina vivo.
Ahora
bien, la premisa suena muy interesante, el alejarse de los tropos que
han inundado este tipo de series podría ser un verdadero soplo de
aire fresco. Un anime con enfoque total al amor desde una visión más
oscura y donde se abordan las diferentes problemáticas que acarrea
el deseo que tenemos de entablar lazos afectivos con otras personas
como la frustración, la indecisión el miedo al rechazo o el egoísmo
y la búsqueda de placer utilizando a otros es una propuesta muy
atractiva, desgraciadamente Kuzu no Honkai no es más que una obra
pretenciosa que tira a un excesivo drama que en lugar de hacerlo
sentir humano lo convierte en una historia digna de la peor
telenovela y eso es solo es uno de los muchos problemas que tiene.
La
primera pega lo tenemos con los personajes principales, Hanabi y
Mugi. Hanabi es una chica que está en el punto álgido de la
adolescencia y desde el primer minuto se nos muestra como un
personaje introvertido aquejado por la incapacidad de estar junto a
su amor platónico. Es durante los tres capítulos siguientes donde
nuestra protagonista desarrolla su faceta más grotesca, debido al
dolor que la aqueja ha decidido arrojarse junto con sus sentimientos
verdaderos a una trinchera y de tener un concepto idealizado casi
fantástico del amor pasa a ser toda una zorra que no dudará en
utilizar a quién tenga enfrente para saciar su hambre de cariño y
placer. El tratamiento de Mugi es algo diferente, también es un hijo
de puta pero la serie no lo aborda tanto como a Hanabi y sus
verdadera intenciones y deseos permanecen ocultos durante gran parte
de la trama, otra cosa cierta es que su desarrollo es
significativamente menos profundo que su pareja.
Ahora
bien, la serie se centra una barbaridad en Hanabi y dado su
personalidad taciturna se le otorga muchas escenas de introspección
para que exista alguna evidencia de que el personaje está vivo y se
desenvuelve en su entorno… y vaya que lo hace… de manera
HORRENDA. Durante buena parte de este anime vamos a ver cómo Hanabi
habla con ella misma de manera metafórica, de hecho la metáfora se
materializa como otra Hanabi de apariencia espectral En estas partes
la protagonista entra en dilemas morales bien cabrones (me lo cojo o
no me lo cojo), es aquí cuando la Hanabi fantasma hace acto de
presencia para tratar de hacerse entender a ella misma que el
siguiente paso es decisivo y está a punto de cometer un acto
lamentable… este sí, es como cuando Dios en su forma de Jesucristo
se pidió piedad a sí mismo en la cruz, pero con menos drama.
Además
de estos enfrentamientos mentales consigo misma tenemos muchísimos
monólogos internos que en la mayoría de los casos resultan
redundantes o en el peor de los casos, sobre explicativos. Se supone
que estas escenas pretenden construir un personaje con cierta
profundidad y complejidad pero en realidad nos hacen sentir como
auténticos idiotas ante secciones del capítulo que explican y
retoman sucesos que uno mismo puede entender perfectamente sin la
necesidad de que Hanabi nos comente la jugada en repetición. Es como
si yo saliera en una escena bajando las escaleras para ir a la cocina
y prepararme un plato de cereal con leche para justo cuando me lo
estoy comiendo mi voz en off sonara diciendo:
-
“Me he levantado tarde y con mucha hambre, así que he decidido
asaltar mi cocina en busca de alimento, he bajado las escaleras, he
cruzado la sala y he abierto mi refrigerador para buscar el desayuno,
bien pude hacerme un emparedado o calentar las sobras de ayer, pero
no, he decidido zamparme un platazo de cereal con leche light
descremada porque puedo y me apetece hacerlo; justo ahora me lo estoy
comiendo… mi cereal… con leche descremada que he comprado
previamente de la tienda… para tomármela junto al cereal… de
maíz sabor cacahuate...sí, ahora puedo sentir cómo mi hambre es
saciada gracias a la ingesta del cereal con leche”.
La
cosa no termina aquí y no es exclusivo de las escenas donde Hanabi
aparece. La serie recurre a todo tipo de elementos visuales o
flashbacks repitiendo alguna escena para remarcar donde tenemos que
mirar, a qué frase tenemos que poner especial atención o en que
parte de la escena está pasando algo. Para esto acude a imágenes en
completo negro con alguna frase remarcada en el fondo o
interrumpiendo la secuencia pegando un cuadro enorme donde está
aconteciendo algo importante que la serie quiere que pillemos a la
primera, si es que casi te pone una puta diapositiva de Powerpoint
para estos fines y no sé… este tipo de decisiones para exponer la
trama me hace sentir como un puto crío que necesita asistencia para
ir al retrete, como si me dijeran “AQUÍ ES DONDE TIENES QUÉ VER,
AQUÍ Y EN NINGÚN LADO MÁS, IMBÉCIL”
Además
de esa perpetua sensación de que la serie no nos cree aptos para
entender su contenido le hace un flaco favor al ritmo de la serie
pues no hay otra forma de considerar esto como interrupciones y con
el tiempo se vuelven pesadas de ver, neta hay episodios con tanta
carga de sobre exposición que bien le podían quitar todo este
relleno y te quedaban casi 3 minutos de material desechable.
Retomando
a los personajes cabe decir que la faceta que desempeñan durante su
presentación es prácticamente la única que veremos en toda la
serie. No estoy en contra de que Kuzu no Honkai se quiera centrar en
demasía en la red poliamorosa tóxica que se ha marcado el personal
y que para eso exponga el lado más oscuro de sus personajes… pero
cuando la Hanabi del primer minuto del capítulo uno es la misma
Hanabi del capítulo 11, con alguna escena esporádica donde pega un
cambio de personalidad abrupto, es señal suficiente de que vamos mal
en cuanto a la caracterización del personaje en cuestión.
Yo
no sé, sinceramente, de donde saca la gente que los personajes se
siente realistas al punto de que uno puede considerarlos como gente
de verdad con la cual empatizar si al final del día cada uno de
ellos está encasillado en un arquetipo muy bien establecido que
siguen al pie de la letra la mayor parte del tiempo. O sea sí… son
egoístas y a cada rato mencionan lo infelices que son, el temor del
que son presa, son asquerosamente autocondescendientes en ocasiones y
llegan a odiar y despreciar muy fuerte al prójimo…como las
personas lo hacen a veces… pero esto no los vuelve buenos
personajes, mucho menos profundos. Son tan al cialmente dramáticos
TODO EL PUTO TIEMPO que pareciera que no conocen otro puto estilo de
vida además de estar pegándose vergazos contra la pared.
Y
antes de volver a retomar a los personajes (que tienen bastantita
tela qué cortar) me desvío para hablar sobre el ritmo. Los primeros
3 episodios son de mera exposición en el sentido más literal de la
palabra, prácticamente todos los personajes junto a sus intenciones
hacen acto de presencia durante estos capítulos, adoleciendo de lo
que comenté más arriba de ser unidimensionales, pero dramáticos
hasta el infinito. Del capítulo 4 al 12 las cosas avanzan con
una lentitud alarmante que se ve acrecentada por la ineptitud de todo
el personal por hacer algo que cambie mínimamente las tornas en esta
puta mierda. Si la historia avanza es porque de un momento a otro
pasa alguna estupidez que provoca un cambio repentino en el accionar
de alguien para forzar una evolución en los protagonista y esto pasa
sin venir a cuento luego de que algún personaje es iluminado por
nuestro señor Jesucristo que recurre al tradicional “amiga, date
cuenta” para evocar el paso del amor a la indiferencia o visceversa
en un instante. Es como si una mañana me levantara pensando “Dios,
tengo que casarme con mi vecino” siendo que lo detesto desde
siempre por poner su puta música a las 2 de la mañana ¡NO TIENE
SENTIDO! Y ejemplos tenemos varios pero el más interesante a mi ver
es el siguiente:
Moca
es uno de los secundarios que están sumergidos en este mar de
inmundicia. Está enamorada desde niña de Mugi y no tiene ningún
reparo en declararlo a los cuatro vientos, así se presenta y así se
despide por varios capítulos hasta que vuelve a reaparecer para una
cita con Mugi. Bueno pues en el transcurso de esta cita tenemos los
clásicos monólogos internos y la exposición detallada de Moca en
plan “desde siempre he sido una niña que le encanta ser mona y
estar mimada” cosa que no hace falta porque durante su primera
aparición en los primeros episodios queda claro que es así, más
allá de tener una personalidad típica de cría berrinchuda que está
hechizada por un cabrón que ni puto caso le da… pero lo fuerte
viene cuando después de dar por culo diciéndo que Mugi es el
príncipe azul que soñó por siempre le toma 6 segundos cambiar los
sentimientos hacia este hombre y ya podría darle un puto aneurisma a
Mugi que Moca ni siquiera lo notará porque ya no le interesa. Lo
anterior hace cambiar la perspectiva que Mugi tiene del mundo y la
trama marcha a paso de tortuga ¡VIVA LA VIDA!
Y
lo mismo pasa con una amiga de Hanabi que está enganchada por ella,
Ecchan. Ambas se conocen durante el examen de admisión a la escuela
y por el apoyo moral que Ecchan recibió de Hanabi siente maripositas
en el estómago cuando la ve, todo muy bonito, inocente e irónico
porque estamos ante un amor platónico. Aun con esas Ecchan se las
arregla para llevarse a Hanabi a la cama aprovechándose de su mente
atormentada… aunque lo que no sabe es que Hanabi también se está
aprovechando de ella para entrar en calor durante época de frío y
pues queda en eso durante un buen rato. El desarrollo que vive Ecchan
es mínimo y básicamente funge como persecutora de Hanabi para que
la siga tratando como juguete.
Si
la serie no se preocupa por darle un tratamiento decente a sus
protagonistas y solo se jacta de que son súper profundos,
sexualmente activos y filósofos ya me dirás tú cómo coños
quieren que esto resulte interesante. Kuzu no Honkai se deja ver tan
bien como lo haría un pleito matrimonial en medio de la calle, ambos
son una putísima mierda asquerosa y horrible pero el morbo puede lo
suficiente para seguir mirando hasta ver su culminación.
El
festival del drama barato lo completan Kanai y Akane, los profesores.
Kanai es un buenazo que le cae simpático a todo el mundo y siente
una fuerte atracción por Akane, que entre ambos va a surgir algo se
puede ver desde que uno está descargando el torrent y sí… ya en
el primer episodio se nos grita hasta dejarnos sordos que Kanai
quiere andar con Akane. Lo interesante es cómo *SPOILERS DEL
CAPÍTULO 3* Akane termina por mostrarse por completo y resulta ser
una perra que solo busca alimentar su enorme ego dejándose querer
por todo hombre que respire en el mundo con tal de recibir atención
y el verdadero placer que esta señora siente es provocado por la
satisfacción que le deja saber que ha conquistado a un hombre que es
querido de verdad por alguien más. Akane se alza desde la oscuridad
como el auténtico villano de la serie y enciende las alarmas en
Hanabi. Akane se mantiene en modo perra toda la serie, la excusa de
la profesora para acostarse con todo el mundo y jugar con sus
sentimientos es que lo hace porque así lo quiere y punto.
Teniendo
sobre la mesa este elenco de personajes uno podría esperar algo
potable, en mis anotaciones después del tercer capítulo remarqué
una buena posibilidad de que la trama arrancara y esto se convirtiera
en una guerra… pero Kuzu no Honkai decide que las cosas no
necesitan cambios progresivos durante la serie y que es mejor adoptar
tres o cuatro sucesos que sean suficientes para llegar a la
conclusión, mientras que a los personajes los podemos mantener en el
máximo estado de estrés posible sin queja alguna.
La
dinámica del grupo es la de un versus “Free for all” todos
contra todos a lo Smash Bros. De alguna manera todos los personajes
serán amados y odiados por alguien, de Moca y Ecchan ya hemos
hablado, así como también de Kanai y Akane… pero ¿Cómo es la
dinámica entre la pareja principal? bueno pues es PRÁCTICAMENTE
INEXISTENTE.
Leyendo
la sinopsis mi mente pensó en las posibilidades que daba una
retorcida pareja impulsada por pura inercia… digo, algo chido puede
salir a nivel argumental al ser la antítesis del noviazgo sano y
buen rollero, pero pues equis. Hanobi y Mugi estando juntos da como
resultado conversaciones insustanciales la mayor parte del tiempo, se
limitan a decir lo mal que se siente, lo mucho que desearían estar
con su verdadero amor y metiéndose a la cama sin ganas de hacerlo.
Ya
como uno de los últimos puntos a tratar quiero hablar de las escena
eróticas. Primero, yo imagino que estas partes sorprendieron a mucho
público joven porque el revuelo que se armó en su momento por el
sexo no es ni medio normal, he visto a gente calificar directamente
de pornografía cuando están alejadas de ser consideradas como tal,
pero sí se puede confirmar que son hasta cierto punto explícitas
sin mostrar nunca ningún desnudo. Lo segundo; vaya percal se han
montado entorno al sexo y es que las escenas eróticas donde
CLARAMENTE se puede intuir que están fornicando son abundantes, lo
son tanto que pierden el impacto… si es que se pretende que
significaran algo desde un principio. Tampoco es que pasen cosas
mínimamente interesantes durante la mayoría de estas; perdón por
pensar mal pero creo que están ahí para dar un golpe sobre la mesa
y tomarlas como un elemento que hiciera ver la serie “más de
adultos”.
El
único detalle que me ha gustado es la intimidad que manejan el 95%
de las escenas. Podrá ser por muchísimos motivos pero es remarcable
como aún teniendo tantas personas pendiendo de un hilo la mayoría
de los acontecimientos apenas involucra a dos personajes al mismo
tiempo. Estas escenas se sienten como pequeñas islas donde lo que
ocurre aquí aun siendo algo aislado que involucra a todo un
conglomerado enorme que resulta ser toda la maraña demencial que
está formada por el elenco en sí… pero luego recuerdo que estamos
hablando de Kuzu no Honkai y la felicidad desaparece.
El
diseño artístico no destaca en prácticamente nada. Los fondos son
muy bonitos aunque escasos y los colores en la mayoría del son vivos
y alegres aunque también tenemos escenas con una atmósfera oscura y
deprimente (como los putos personajes). Donde sí está cabrón
el asunto es en los ojos, podríamos considerar esta serie en un
referente absoluto en este aspecto porque yo sigo alucinando que
tenga tantísimo detalle. Ahora que lo pienso los personajes no se
mueven mucho y buena parte del dinamismo en las escenas recae a los
truquitos que la serie utiliza a menudo como dividir la pantalla en
varias tomas o recurrir a fondos animados.
La
banda sonora no es nada memorable, de hecho no recuerdo ningún tema
que suene durante los 12 capítulos, las tonadas Pop que suenan
durante la apertura y cierre están decentes. El trabajo de los
actores de doblaje tampoco me ha parecido sobresaliente, sobre todo
en Hanabi que se nota en veces una voz muy hablando muy a desgana.
Seré
breve con las conclusiones: La serie en lo personal NO la recomiendo,
tampoco la puedo considerar lo peor que he visto en mi vida y QUÉ
DIABLOS puede llegar a entretener si se acude a ella con el cerebro
desconectado porque la serie hace todo lo posible para que todo quede
bien explicado.
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