Casi como caído del cielo (o emergido desde las profundidades del puto infierno) llegó hace unos años una nueva iteración de una saga que si bien es una de las más representativas de la industria se ausentó en la pasada generación de consolas. De vez en cuando noticias sobre DOOM 4, que estaba ambientado en la tierra y con un componente cinemático muy presente, salían a la luz pero más allá de eso y de su tortuoso desarrollo no supimos más de la saga que tantas polémicas y pasiones ha levantado.
DOOM
es el retorno de la saga a su estado más puro y bruto. Un juego que
sirve todos sus elementos por y para el estilo de juego más directo,
frenético; con grandes dosis de violencia desmesurada. Después de
una tercera entrega que figuraba más como una mezcla de juego de
disparos y supervivencia con elementos tan característicos como una
lámpara para iluminar el camino en entornos cerrados muy oscuros que
acompañaba un desarrollo de juego mucho más pausado que
recompensaba la cautela y la buena administración de recursos, sin
olvidar la cantidad generosa de sustos gracias a una atmósfera
potente que se apoyaba en uno de los apartados técnicos más brutos
de la época, la saga decidió voltear a ver las primeras entregas
para inspirarse en lo que sería uno de los títulos de disparos en
primera persona más aclamados de los últimos años.
Yo
en lo personal agradecí con toda mi alma que no se siguiera el
camino trazado por DOOM 3. No es que la anterior entrega fuera mala
en lo absoluto… de hecho en su respectivo análisis lo traté
relativamente bien pero no por eso dejaba de extrañar el combate
mucho más directo que me hiciera sudar más por la cantidad
abrumadora de enemigos y por la exigencia de un control absoluto de
nuestra puntería con el diverso arsenal de armas de destrucción
demoníaca mientras el hard rock y el metal más cabrón sonaba de
fondo tratando de ahogar los gritos de agonía de la caterva de seres
infernales que pude vivir en DOOM I y DOOM II.
DOOM
( o sea el del 2016) deja claro desde un principio que no necesita
alardear de una historia bien contada, de personajes que tengan un
mínimo de desarrollo… es más ni siquiera necesita un protagonista
con rostro o una excusa mínimamente trabajada para empezar a matar a
lo estúpido. Literal no pasan ni 2 minutos y ya estamos en medio de
una orgía de destrucción con bolas de fuego siendo disparada por
todas direcciones mientras utilizamos nuestra siempre fiel escopeta
para hacerles frente. Me encanta la secuencia casi al principio del
juego en donde a través de un panel se comunica con nosotros el jefe
de la base pero en un instante el protagonista toma el panel entre
sus manos y diréctamente lo manda a la mierda. No solo nos deja
claro que de historia apenas lo justito para entender el contexto de
todo lo que hacemos… sino que también nos lanza a la cara
pinceladas de cómo es la personalidad de nuestro personaje, un ser
furioso que va sin dilaciones a destripar demonios y las sutilezas no
van con él y se pasa por el forro las recomendaciones que puedan
hacerle. Básicamente somos un guerrero que ha sido despertado de su
letargo dentro de una tumba encontrada por la UAC con el propósito
de hacerle frente a las fuerzas del mal.
El
título maneja con excelencia el ritmo de los combates y lo hace con
un despliegue magistral de elementos que incentivan al jugador a ser
creativo, temerario y agresivo sin olvidar que se requiere de trazar
una clara estrategia teniendo en cuenta nuestro armamento, enemigos a
vencer y escenario. Además, el jugador debe de ser versátil porque
en cualquier momento pueden entrar en la fiesta enemigos que
complican las cosas.
La
manera que tiene el título para recompensar al jugador por ir
siempre a la ofensiva es por las famosas “glory kill”. Más que
un simple espectáculo de violencia gratuita donde el Doom Slayer
(así se le conoce al protagonista en el juego) revienta con sus
propias manos a los enemigos de formas bastante sanguinarias, la
glory kill son ejecuciones que sirven para rematar a un demonio y de
forma secundaria nos otorga paquetes de vida para recuperar nuestra
energía. En Doom estos paquetes son vitales debido a que no existe
la regeneración automática de vida y en ocasiones buscar estos
ítems por el escenario es descuidarnos de los embates enemigos.... y
que nos muerdan el culo de paso. Todo enemigo puede ser aturdido para
ser víctima de una glory kill y la animación de ejecución varía
enormemente entre enemigos e inclusive desde qué posición la
activamos.
La
vida no es lo único que puede emanar de nuestros enemigos y es que
podemos convertir a los demonios más potentes del ejército infernal
en una puta piñata que en su interior tiene munición para todas
nuestras armas. Aquí entra en juego la sierra motorizada, una
herramienta que rebana a cualquier enemigo, si tenemos la cantidad de
combustible necesaria, para obsequiarnos preciada munición que en
ocasiones será escasa.
Me
encantan estos elementos porque si bien no deja de ser violencia
extrema gratuita por lo menos tienen un fin bien fundamentado;
adquirir recursos, más allá del mero placer que provoca ver
monstruos siendo reventados como globos por una máquina de matar
perfectamente aceitada… que también, porque al final del día DOOM
es el ejemplo perfecto de la típica fantasía de poder.
El
armamento es variado y responde a la necesidad de lidiar con todo
tipo de enemigos. Desde la clásica escopeta que una vez adquirida
relega a la pistola para ser el arma básica, un rifle de plasma,
lanzacohetes, una ametralladora, un fusil laser e inclusive regresa
la escopeta de cañón doble. Vamos, gran parte del arsenal clásico
de DOOM está aquí pero vienen con regalitos. El desarrollo de
nuestro personaje es importante y las armas aquí reciben jugosas
mejoras en forma de formas de disparo secundarias que podemos
adquirir si buscamos a los drones por el escenario. Cada arma además
de su disparo principal tiene dos formas ofensivas alternativas; así
la escopeta tiene un disparo cargado en ráfaga o puede lanzar
explosivos, otras armas son dotadas de mirilla como el fusil Gauss
para ser mucho más efectivo a distancias largas o la ametralladora
puede ser acoplada a más cañones para disparar más cantidad de
balas. Además cada una de estas mejoras puede ser potenciada con
puntos de mejora de armas que obtenemos al matar enemigos y si
conseguimos todas y cumplimos una serie de requisitos activaremos aún
más características especiales.
Vamos
que ser chingón y matar de maneras creativas con todo nuestro
arsenal nos recompensa para ponernos todavía más cabrones.
Cómo
no, regresan los potencializadores. Su uso nos facilita muchísimo
lidiar con el desmadre; tenemos al modo Berserk de toda la vida que
permite pulverizar bichos de un solo puñetazo y otros como el daño
cuádruple o la invulnerabilidad nos da la licencia de ser más
agresivos. Es ya cuestión de cada quién usarlo en combate como le
venga en gana, ya sea desde un principio o justo cuando aparecen los
monstruos más poderosos en el campo de batalla.
DOOM
se divide por niveles, 13 para ser preciso, que están llenos de
recovecos con secretos y mejoras. La verticalidad es un tema que se
ha tenido en cuenta en esta entrega, gracias a la habilidad de doble
salto es posible y casi obligatorio cambiar de platafoma si se quiere
ya no solo encontrar las zonas secretas… también si se quiere por
lo menos sobrevivir a las constantes emboscadas. Los niveles son
enormes y dejando fuera las contadas ocasiones en las que nos topamos
con un punto sin retorno podemos repasarlo de lado a lado a placer
por si nos hemos dejado algo en el camino. El diseño es
bastante inteligente y sabe esconder bastante bien buena parte de las
zonas inasequibles a simple vista. Lo único que puedo achacarle es
el desarrollo de estos; por lo general iremos por pasillos y salas
donde encontraremos algún enemigo esporádico para llegar a una sala
donde en cuestión de segundos se llenará de demonios y así hasta
el infinito sin mayor variación.
La
variedad de enemigos es importantísima en un DOOM y aquí no
decepciona. Todos las razas veteranas están presentes y su forma de
moverse por el campo de batalla para dañarnos varía enormemente.
Desde las fuerzas más abundantes como los poseídos y los Imps hasta
enemigos temibles como los invocadores o los barones del infierno que
pueden atacar a distancia, desde enemigos rápidos y voladores como
las almas perdidas hasta los putos tanques que arremeten con todo su
peso de los Pinky.
El
juego puede disfrutarse en varias dificultades, la última
-ultrapesadilla- es una puta locura que para mí ni sentido tiene
probarla; más allá de querer sacar el trofeo del primer nivel,
porque requiere pasarse toda la campaña en dificultad extrema de un
solo intento porque morir te resetea todo el proceso. También tiene
un modo arcade bastante resultón y el multijugador junto a snap
map...estos últimos no los he probado porque no tengo online.
En
PS4 está bien optimizado CON EL PUTO PARCHE DESCARGADO, que sin él
se sufre de un tearing capaz de cortar madera. Ojo no hablamos de un
parche chiquito NO SEÑOR es uno de 30 putos Gb que se dicen pronto
pero que aquí en medio de la selva con un router de cocos es para
dejar la partida aparcada por lo menos una noche. Algunos dicen que
este hecho se justifica debido a que incluye todo el DLC de forma
gratuita pero para mí bueno… no mucho la verdad. El juego va
fluido aunque a veces se resiente cabrón los fps. Obviamente no se
ve como un PC en ultra pero aguanta bastante bien el tipo, más allá
de no tener súper texturas e ir a 2000 FPS todo lo demás está
correcto y se deja disfrutar.
La ambientación está chida y se respira la esencia de DOOM por todos lados con esos pentagramas dibujados con sangre en el piso, cuerpos repartidos por todo el lugar y escenarios dignos de una pesadilla, algunos elementos se ven de espanto ya sea por ser tan jodidamente asombrosos como...
...o por su mal gusto digno del disco más oscuro de Deathcore...
... y de esto hay muchos ejemplos...
... bueno ¡YA BASTA!
La banda sonora está de huevos. La OST es adaptativa y eso es un detallazo que se agradece bastante, tiene temas metaleros/progresivos/hardcore que son una delicia.
La ambientación está chida y se respira la esencia de DOOM por todos lados con esos pentagramas dibujados con sangre en el piso, cuerpos repartidos por todo el lugar y escenarios dignos de una pesadilla, algunos elementos se ven de espanto ya sea por ser tan jodidamente asombrosos como...
...o por su mal gusto digno del disco más oscuro de Deathcore...
... y de esto hay muchos ejemplos...
... bueno ¡YA BASTA!
La banda sonora está de huevos. La OST es adaptativa y eso es un detallazo que se agradece bastante, tiene temas metaleros/progresivos/hardcore que son una delicia.
Y
bueno… eso es todo, la neta lo recomiendo machín porque ya está
bien barato y de vez en cuando viene bien un poco de acción
desenfrenada, esto lo digo más por mí que llevo 5 meses jugando
títulos de corte nipón que si bien tampoco son como ir a jugar al
bingo no hay punto de comparación.
TOTAL:
9
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