Hace pocos días se publicó la reseña de Dark Souls, el
primer 10 otorgado a un juego actual, siendo nombrado todos sus aspectos
positivos y siendo la enésima persona que lo pone a la altura de lo mejor de
toda la generación pero sin haberlo terminado aún, más de 40 horas –diría más
bien que 60 ya comprobando mejor- repartidas en 4 partidas distintas corroboran
lo mucho que he sufrido en este juego.
La idea principal era exponer algunas anécdotas sacadas de
experiencia propia para dar ejemplos en la reseña pasada, pero al ver la
magnitud de la entrada –la más larga escrita en 6 meses- decidí apartarla y
dedicarle una propia de forma más extensa y dando detalles de cómo mi propia
estupidez e ignorancia mandaron a la mierda un botín de almas elevado o ya de
plano una partida completa sin posibilidad de reacción. En fin, aquí les
presento los momentos más frustrantes vividos en Dark Souls.
Tengo que decir la ilusión provocada por este juego a la par
de la satisfacción por cada reto superado, inclusive antes de tenerlo en mis
manos pero ya puestos la sensación fue brutal. Un mundo hostil lleno de
secretos con muchísimo recorrido para sacarle todo su jugo, un personaje creado
por mi amoldado a mis exigencias con claras tendencias a los ataques rápidos y
como no, un montón de muertes a mis espaldas, batallas perdidas desde el más
monstruoso dragón hasta la más miserable rata, más almas perdidas que
utilizadas y en resumen las veinte horas más intensas en un videojuego de estas
características.
La verdad solo me centraré en aquellas secciones que me
obligaron a tomar otro rumbo o de plano reiniciar el juego, que si me pongo a
describir todo lo complicado iniciaría desde que encendí la consola con el
juego dentro la primera vez.
Mi primera partida fue “maravillosa”, duró 23 horas las
cuales gasté 6 en el tramo inicial del Santuario hasta el tejado de la capilla
para tocar la primera campana, no me espera tener tanta suerte con el primer
jefe, un toro gigante que esperaba en un puente el cual se despeñó por pura
casualidad en el primer intento. Podríamos seguir diciéndoles los típicos
infortunios que ofrece este juego, sobre todo en “La Ciudad Infestada” donde
pocas veces me había sentido tan tenso en un juego y da gracias que no es un
“Survival Horror”.
MALDECIDO TRES VECES
La putada número uno es precisamente en este sito después de
matar al correspondiente jefe de zona. Una vez finalizado la tarea me disponía
a subir de nuevo a la superficie, sin embargo aproveché para darme un paseo a
una zona secreta, el interior de un enorme árbol que conecta con el lago de las
cenizas, según había leído en los foros aquí: Encontrábamos un pacto especial,
una serpiente de múltiples cabezas semejante a la encontrada en el jardín
tenebroso, un arma especial y poco más. De enemigos no sabía absolutamente nada
y por si las dudas nunca había tenido problema con los basiliscos previamente,
ni siquiera sabía que su vapor podía causar algo llamado maldición, que baja la
mitad de tu vitalidad disponible y solamente te recuperas gracias a las piedras
purgadoras que venden muy pocos personajes en el juego…supongo que ya saben por
dónde van los tiros.
Durante el descenso está un grupo de basiliscos, unas putas
ranas con ojos enormes cuyo ataque principal consiste en lanzar veneno en forma
de vapor que si te pilla reduce a la mitad la barra de vitalidad. Pues bien,
básicamente me topé con estos seres y quedé maldito, sin saber ahora que
cojones hacer no se me ocurrió mejor idea que volver a bajar por mis almas y en
la misma sección volver a ser maldecido, la parte buena inicia después de la
tercera dosis de maldición donde ya hacía con una fracción mínima de vida, esto
significaba que al primer ataque todo terminaba.
De alguna u otra forma pude salir de ahí y llegar hasta la
hoguera del pantano tóxico, pero jamás pude salir de ese sitio tratando de
regresar sobre mis pasos no encontraba más que muerte por cualquier cosa,
inclusive por los putos mosquitos… de todas formas y en una ocasión después de
15 minutos llegué a la zona alta con los habitantes mutados, las enormes masas
de carne con garrote y los otros muchísimo más rápidos, está de más decir que
no duré nada y mandé esa partida a chingar a su puta madre.
DEMONIO CAPRA
No recuerdo que en la primera partida me costara tanto el
condenado y el único factor que le atribuyo a estar media hora intentando
aniquilarlo son los perros. El enfrentamiento con este enemigo es más sencillo
de lo que parece, su ataque apenas nos ve es lo más peligroso y una vez
esquivado las cosas están a nuestro favor, pues sí, es rápido y su rango de
ataque es letal, pero gracias a la zona elevada podemos atraerlo y ganar
segundos para atacar una vez salta hacia abajo. El problema son el par de
perros que lo acompaña y son un claro ejemplo de elemento toca pelotas que solo
están ahí para distraer, son jodidamente molestos y tener que prestar atención
a tres elementos nocivos al mismo tiempo resulta engorroso y estresante a la
par de peligroso pues el ataque de un perro da tiempo al demonio a violarte, en
todo caso no conseguía matar a los dos perros antes de que me aniquilaran a mí
y es cómico que el sistema de fijación de enemigo fuera el causante de mis
penas, en seguida y por pura inercia lo activaba al primer perro dejándome
ciego del resto.
SIN PIROMANCIA
En mi tercera partida la cosa fue bastante dramática, en
pocas palabras, me quedé sin opciones de seguir mejorando el guante de
piromancia y en esta ocasión era vital pues gran parte de mis recursos los
había destinado a magias relacionadas a esta. Como siempre pasa en Dark Souls,
la culpa termina siendo nuestra aunque no lo entendamos, siempre somos
responsables de los cambios en nuestro entorno y aquí uno de ellos.
Existen 3 personajes que pueden darte tanto hechizos de
fuego como la posibilidad de mejorar el guante de la piromancia, uno realmente
tiene que ser especial para cargarse a todos y eso fue exactamente lo que hice.
Al primero simplemente le dije donde había conseguido un determinado hechizo,
este desapareció, según lo leído, por tratar de conseguir el mismo hechizo. El
segundo es una bruja que ya hace en el pantano tóxico de ciudad infestada…esta
nunca apareció y me comentan que es por no alcanzar el nivel requerido, era
nivel 9 y necesita el 10. El tercero directamente me lo cargue, resulta que era
uno de los muchos infectados por parásitos y al estar en mi camino para llegar
a hacer el pacto con la bruja/araña blanca decidí partirle toda su puta madre
sin detenerme y sin saber que se podía hablar con él, menudo chasco.
EL MUNDO PINTADO
El mundo pintado rifa un huevo, es de mis partes favoritas y
me encanta como está diseñado el mapa, pero sigue siendo jodido como el solo.
No les hablo del sub-jefe, un dragón zombie sencillo hasta decir basta, ni de
su jefe de zona, la cual ni siquiera enfrenté, hablo de su fauna común. En su
momento me fue muy jodido librarla, sobre todo por tres enemigos, los
infectados que lanzan fuego y son tóxicos, los hombres pájaro que parecen tener
un ataque de muerte instantánea y los esqueletos rueda. Son sobre todo estos últimos los que más muertes
me costaron en esa parte, enemigos jodidamente rápidos y el lugar donde se
desarrollan sus ataques no podía ser más cabrón, unos túneles que conectan a
una sala encharcada con aún más de estas perras. Su modo de ataque es sencillo
pero estúpidamente rápido y una vez embestido mortal, consiste en comenzar a
girar hacia ti y si llega a darte seguir girando hasta agotarse o matarte, pasa
más comúnmente lo segundo que lo primero. Para más emoción se llega a una zona
con muchos de estos enemigos atacándote al mismo tiempo y el resto es
historia….tratar y tratar hasta lograr conseguir una llave y abrir una puerta,
pero saliendo mal parado aun así.
ANOR LONDO
Dejo la última y más reciente de mis desdichas en este
juego. Como el subtítulo lo dice estoy atascado en Anor Londo y no puede ser
contra otros que Ornstein y Smough, los jefes de zona en lo que viene a ser mi
combate más complicado hasta la fecha. Ya tengo algunos recursos que pueden
servirme para derrotarlos solo falta echarle huevos de nuevo para retomar mi
cuarta partida, la mejor que he hecho sin ninguna duda… pero en un principio me
pareció tremendo la fiereza del combate una vez derrotado uno de los
contrincantes rivales. Con algunos problemas he logrado derrotar a Smough más
veces que Ornstein pero al final un ataque es el que echa por tierra todo lo
logrado, el sentón eléctrico, inclusive es acordarme de esto y me da más palo
comenzar pues aun no sé cómo cojones se esquiva/evita eso. No puedo echarle más
rollo, básicamente es el motivo de no poder vencerles.
Obviamente son muchísimas las anécdotas que guardo,
inclusive algunas son fortuitas como el suicidio de la hidra del lago de las
cenizas o una forma condenadamente rápida de derrotar a Havel sin tocarme pero
no se comparan ni llegan ser tantas como las desgracias, todavía recuerdo
totalmente tenso mi primera expedición a las catacumbas sin morir durante todo
el viaje y llegar contra Molinete para matarlo con lo poco que tenía, cosa que
no es ninguna hazaña pues resulta ser el jefe más sencillo de todos, y morir
como un idiota al caer por la zona oscura…al tratar de regresar morí de nuevo
por los esqueletos gigantes y se acabó el fruto de 40 minutos.
Aun así me encanta este puto juego y es de los pocos que
tras más de 30 horas me sigue pareciendo fresco como el solo –entre Xenoblade,
Super Mario World, Bayonetta, Resident Evil 4, Vanquish, Mario 64 y Smash Bros
está la cosa-, redondo como el solo y aun con las tremendas puñaladas no puedo
más que pensar que todas las horas jugadas son ganadoras y sigo en firme como
un día lograré terminarlo y me pondré con su sucesor.
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