En 2014 FNAF llegó para volverse en cuestión de días en un verdadero bombazo que le valió para convertirse en una de las franquicias más populares de su tiempo a la vez que se afianzaba una base de fans de lo más extravagante… en serio es… entrañable lo que estos chicos son capaces de hacer:
Scott
Cawthon aprovechó el hitazo de su primer juego para montarse a una
ola enorme que lo llevó a lanzar 8 putos títulos en cuestión de 4
años, me lleva la chingada; si bien a día de hoy ya no tiene el
mismo poder mediático tampoco me parecería justo ignorar el genial
trabajo que hizo en el título génesis de la saga, el cual jugué en
su momento a causa del tremendo furor.
La
premisa es sencilla, somos un guardia de seguridad que ha sido
contratado para cuidar un establecimiento de una famosa cadena de
pizzas cuyo principal gancho además de la comida es el show con
animatrónicos de esos súper chungos que cantan y bailan. Desde la
primera noche nos damos cuenta de dos cosas aterradoras: que el
verdadero peligro reside en el establecimiento en forma de los
propios animatrónicos que no se están quietos y que la remuneración
económica no es ni de lejos la aceptable para el trabajo que
desempeñamos.
No
es que haya querido tirar por lo fácil el día de hoy, estoy
convencido que aun dejando de lado los screamers estrepitosos tenemos
un juego de terror sencillo pero muy competente. La mecánica
principal se puede considerar atípica porque en lugar de evitar o
huir del peligro el vigilante tiene qué confrontarlos cara a cara
desde la primera noche para evitar su muerte, vamos que realmente le
hace honor a su trabajo de vigilar.
Gracias
a las cámaras que contamos en la sala de seguridad podemos
corroborar en tiempo real la posición de los animatrónicos, que
durante la noche de guardia estarán moviéndose por todo el
establecimiento y buscarán sorprendernos para abalanzarse contra
nosotros; la única regla que impide nuestro deceso por unos putos
muñecos es JAMÁS perderles de vista, los animales robóticos de
este sitio solamente pueden atacarnos si no los localizamos antes a
ellos. Lo realmente sabroso inicia ya pasadas varias noches, los
animatrónicos se vuelven muy activos y a menudo la sensación de
terror inundará el ambiente cuando perdamos a uno de estos robots de
vista y comprobemos por el panel que no aparece en ningún lado…
por lo general eso significa que el animatrónico fugitivo está en
la única sala que no podemos corroborar con nuestro panel… la
oficina que habitamos.
Ver
por el panel cómo la polla Chica (jeje ¬_¬) mira fijamente hacia
la cámara mientras es invadida por unos curiosos espasmos o justo
cuando recordamos encender las luces de nuestro pasillo de al lado
hacerlo para ver a Freddy totalmente estático y listo para entrar en
cuanto le quitemos la mirada encima es la salud. Mi parte favorita es
ver a la zorra Foxy emprender la carrera padre desde su estación y
verla por la cámara del pasillo que conecta a la oficina nada más
para darnos tiempo de despedirnos de este mundo ingrato porque nos va
a coger como nadie.
El
lore es una cosa que ni me va ni me viene, la verdad, aunque por ahí
me han comentado que es una madre la mar de interesante, pero el
puesto se lo gana por cuestiones totalmente ajenas a su contexto. La
increíble atmósfera para hacer que una jodida pizzería de miedo
junto a un apartado sonoro sin apenas fisuras y la tensión generada
por las mecánicas del juego de tener checado a todos los
animatrónicos en su constante asedio a la oficina del vigilante lo
convierte en uno de los juegos indies de terror muy a tener en
cuenta.
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