domingo, 1 de marzo de 2015

Reseña NDS: Ninja Gaiden: Dragon Sword






Estamos agarrando mucho vuelo con las reseñas de NDS y es una tendencia que seguirá bastante tiempo de forma segura, digo, me siento contento con todo el catálogo que la pequeña portátil de Nintendo tiene y dado que no me apetece gastar tiempo en partidas largas decantarme totalmente por esta me viene de perlas; además es mi consola fetiche de momento, hace tiempo perdí mi antigua NDS y hasta hace apenas 4 meses pude conseguir otra… desde entonces es un no parar con juegazo tras juegazo.

Venga, dado el carácter tan tremendamente arcade y simple de algunos juegos las reseñas se resentirán en cuanto a extensión… no pensaba estirar el chicle de forma brutal pues es algo muy notorio a simple vista y sencillamente no es mi estilo, mucho menos ahora que el tiempo en ocasiones no apremia demasiado; bastante cómico cuando justamente ahora siento unas ganas locas de compartir mis impresiones y dagas varias, pero lástima, algunos asuntos representan prioridades y actualizar este espacio obviamente no es una de ellas, a pesar de que lo quiero mucho y me sigue chiflando ver los comentarios acumulados en los post que publico.

La idea de hoy era seguir con las reseñas cortas y veo este como el momento perfecto para escribir sobre Ninja Gaiden: Dragon Sword. Verá, la saga nunca ha sido santo de mi devoción, la última entrega de la serie es una puta mierda y no he podido conseguir Ninja Gaiden II que para muchos es crema pura, aun así mi curiosidad me ha llevado a terminar el título original de NES que a pesar de su endiablada dificultad tiene una mecánica de juego deliciosa a la vez de adictiva y claro, desde hace muchos años tengo en su forma original la entrega exclusiva de NDS.


No recuerdo hablarles de esta obra en ocasiones anteriores y es algo que me sorprende, ahora que volví a terminarlo caí en la cuenta de estar ante uno de los grandes del catálogo aparte de ser de los únicos juegos con la acción desenfrenada y espectacular como principal basa; en verdad me sabe un poco mal no tener más títulos de esta índole disponible para la consola pues, como a continuación vamos a ver,  la fluidez no estaba peleada contra un apartado técnico cuidado en general.


Si nos enfocamos un poco en la historia notaremos lo simple que es. Los malos quieren despertar al Dragón Oscuro que también es bien pinche malo y para eso necesitan varias esferas, de pura casualidad una de las bolas requeridas está dentro de una joven perteneciente a la aldea de los Ninja donde nuestro protagonista; la chica en cuestión se llama Momiji y claro, es un personaje bastante conocido en la saga, de hecho parte de mis burlas hacia Ninja Gaiden 3 se enfocaron a este personaje que contaba con unas físicas en las tetas brutales, en el sentido de parecer que esas madres tenían autonomía total del cuerpo y se podían mover a voluntad, mucho mal rollo lo veas de donde lo veas… pero ese no es el punto hoy. Momiji es secuestrada y Ryu Hayabusa parte una aventura para rescatarla a una especie de limbo donde a través de portales se abren sitios donde el resto de esferas se encuentran resguardadas; peleas contra el clan de los malos y un buen rollo girando alrededor de la única espada capaz de hacerle frente –la espada del dragón- ocuparán la totalidad de la trama.

Ya está, no se han matado ni mucho menos para darnos una excusa y empezar a repartir panes indiscriminadamente pero tampoco lo necesita, es resultona y cuando abordemos el resto de apartados nos valdrá madre si tenemos que salvar a una chica o al príncipe nigeriano. Otra cosa, es destacable como, al parecer, el título se encuentra cronológicamente después de los hechos acontecidos en algún juego pues se hace mención de eventos importantes y nos muestra un personaje de relativo peso que está muerto, a pesar de dar la impresión de estar ante un spin off.

El sistema de juego es peculiar aun hablando de las propiedades táctiles de la portátil dado que tenemos que tomar la consola en forma vertical, cual libro abierto, para jugar este título… doy gracias a todos los dioses que exista una configuración para zurdos dado que a pesar de tener casi todos los títulos que explotan la pantalla táctil adaptados a estas personas no falta la cerdada en algunos… como en el puto Final Fantasy táctico ese de los cojones que se olvidó de poder cambiar la configuración, menudos subnormales.

Ahora bien, el control utiliza casi en su totalidad el lápiz y la pantalla táctil, relegando a los demás botones como los gatillos a ser utilizados para bloquear ataques y en combinación con el movimiento poder hacer marometas por el suelo. Correr, saltar, atacar y hacer movimientos especiales usando solo la pantalla táctil le puede sonar a muchas personas engorroso e impreciso, pero nada más lejos de la realidad; Ninja Gaiden: Dragon Sword lleva este concepto a muy buen puerto y como resultado tenemos uno de los títulos más frenéticos y ágiles de la consola. El primer nivel funciona como tutorial para dominar las técnicas básicas donde si trazamos tajos en el cuerpo de un enemigo iniciaremos un ataque pudiendo encadenar combos y hacer uso de técnicas especiales como elevar enemigos, atacar en el aire o cargar un movimiento que daña a todo el personal en pantalla.


Su principal basa también es uno de sus puntos negativos, después de un rato la mecánica de juego se vuelve repetitiva, en parte entiendo que no se pueda dotar de una cantidad de movimientos especiales pasmosa pero esto se reciente mucho a la hora de jugar, sí, será lo más rápido y espectacular del universo pero eliminar a la mayoría de enemigos se convierte en un ejercicio de repetición constante de “Salto> tajos continuos” o “golpe descendente>golpe ascendente> golpe ascendente = movimiento especial que eleva al enemigo y lo impacta de cabeza” que igual y uno puede volverse más creativo jugando con el ritmo entre los golpes y las amplias formas de darlos pero siempre será más sencillo y efectivo utilizar las mismas tres combinaciones de golpes… que sí, en una infinidad de títulos se puede optar por apretar botones como un imbécil o repetir el mismo combo pero aquí no es que tengamos muchos ataques especiales a desbloquear o armas secundarias, siendo los ataques normales los que más jugo puede uno sacarle en cuanto a variedad y tamaño de combos.

Bloquear y esquivar es de suma importancia en dificultades superiores, pues los enemigos también cuentan con un abanico de movimientos especiales que una vez iniciados solo podremos ver cómo nos violan; la habilidad de bloquear también nos valdrá para regresar proyectiles. Como arma secundaria podemos lanzar estrellas ninja bastante útiles contra enemigos muy escurridizos o que se encuentran en alturas considerables,  conforme avance la historia adquiriremos un arco con flechas normales y explosivas, olvidándonos de las estrellas para siempre ante el tremendo poder destructivo de las flechas.

Para cerrar el abanico de posibilidades que Ryu tiene tenemos los Ninpo , a efectos prácticos son poderes mágicos que nos vuelven invencibles por un breve periodo de tiempo y pueden aniquilar a todo ser viviente, son elementales y por lo tanto tendremos una bola de fuego, tornados, témpanos de hielo, rayos de electricidad y algunos más exóticos como lanzar bolas oscuras y poder recuperar e forma inmediata toda la vitalidad. Todos en su medida resultan útiles pero siento que el poder de la bola de fuego está rotísimo en comparación a los demás, curiosamente es el primer poder que obtenemos y el más usado en mi partida pues si bien otros eliminaban de un plumazo a enemigos normales esta puta bestia ardiente era capaz de finiquitar a enemigos mucho más poderosos y grandes. El resto de poderes pasan muy desapercibidos y solo son obligatorios contra algún obstáculo que impide el paso.


Sabiendo ya bien como es el sistema de combate queda saber cómo es el diseño de niveles y bueno… no es la gran cosa, son extremadamente lineales con algunos acertijos muy sencillos pero nada que nos haga dar vueltas en círculos, cosa que no se puede aunque quisiéramos pues la mayoría de los niveles no son más que pasillos en el sentido literal de la palabra que conectan con algunas salas de tamaño no muy grande pero lo suficiente para desenvolvernos a la hora de rebanar enemigos. La cámara se presenta bastante alejada además de ser semifija, totalmente entendible pues los escenarios son prerenderizados, no es ninguna molestia y dado que nunca estaremos en un puto coliseo de 3 kilómetros cuadrados se posiciona bastante bien para nunca dejarnos vendidos.

Uno de los fallos encontrados a mi ver está relacionado con los enemigos y no tiene nada que ver con su patrones de ataques o variedad, de hecho cuenta con una cantidad decente de enemigos de todo tipo, algunos especializados en el uso de espadas, ataques con los puños, invocadores de magia,  otros hábiles en disparar proyectiles o aquellos muy lentos pero con un poder destructivo descomunal entre algunos más… el problema es que casi siempre vienen de dos en cantidades muy bajas, rara vez encontraremos a más de dos enemigos de forma simultánea con algunas secciones de los niveles con varios más, corta mucho el rollo de tener una sala con posibilidad de meter a cinco o seis enemigos y estos solo atacan en tandas de dos o tres con alguna madrecita volando y disparando bolas de energía… pero poco más.

A pesar de tener algunos fallos el cabrón es muy divertido en su primera partida, y conforme desbloqueamos más dificultades se nos obliga a ser más precisos con los ataques junto a un mayor uso de la defensa. Yo no recomendaría pasarse todas las dificultades de filón pues el juego se vuelve cansino pero retomarlo después de un tiempo de manera esporádica está más que recomendado, la duración del la campaña la última vez que lo jugué alcanzó las cuatro horas con veinte minutos pero en mi juventud alcancé las seis/siete horas de forma tranquila. Al contrario de lo dicho por algunos usuarios el juego no me ha parecido tan complicado, sí, me han matado pero nunca ha llegado a ser una situación frustrante y no se nos obliga a repetir tramos enormes si nos aniquilan, de hecho la media para terminar alguno de los trece capítulos es de 20 minutos con puntos de guardado bien distribuidos, quedando algunos antes del jefe de turno.


Los enfrentamientos contra las descomunales criaturas que la hacen de jefes son grandiosos, de lejos lo mejor de todo el puto juego pues los hijos de puta sí que hacen daño al golpearnos y estar atento a todos sus movimientos es la diferencia de jodernos media barra de vida de un zarpazo, aquí los entornos son en completo 3D y la cámara se posiciones detrás de nosotros, teniendo un margen de maniobra menos efectivo pero no es algo que nos joda a la hora de la verdad.

El apartado técnico es, para NDS, excelente, los fondos prerenderizados dotan del juego de una vistosidad increíble con escenarios de todo tipo y los modelados en tres dimensiones no se ven nada mal. La velocidad de algunas secuencias de acción no reflejan ralentizaciones, como único punto negativo encontramos algunos efectos y explosiones que aparecen con unos píxeles tan grandes como puños, de verdad, así una abrazadora llamarada de fuego parece más una tira de fieltro recortada de color rojo. La banda sonora cumple de forma sobrada con temas calmados cuando estamos recorriendo los escenarios y más prendidos cuando llega la hora del desmadre, las  frases y gritos que nuestro protagonista suelta son, tal como me gusta, exagerados a más no poder, gritando todo movimiento realizado.


Bueno pues… es todo, supongo, lo recomiendo mucho y bla bla bla, felices fiestas.

TOTAL: 8

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