Que Gainax se saque de la puta manga series de carácter extravagante ya no sorprende. El estudio tiene en su haber obras que rebasan la línea de la transgresión y ofrecen muchas veces productos merecedores de verlos por la mera idea de la que parten… aunque de vez en cuando sufran patinazos y parezca que la mayoría del esfuerzo se fue en poner elementos que llamen la atención en la sinopsis pero que no se aprovechen en lo absoluto o estén lejos de la calidad esperada a la hora de desarrollar estos productos. Aun con todo rara vez algo producido por Gainax me ha dejado indiferente y este caso no es la excepción.
Para ser una serie de Gainax me sorprende un poco que apenas se hable de ella, de hecho en cuanto a popularidad y relevancia en el mundillo Oruchuban Ebichu se encuentra muy tapada, ya por el mero hecho de tratar de una serie sobre un hámster parlanchín metido en toda una serie de embrollos con desenlaces dolorosos para el roedor y realizada por los mismos de Evangelion uno esperaría escuchar referencias de vez en cuando… pero no es el caso.
Ahora bien, que tampoco hemos encontrado una joya oculta ni mucho menos… de hecho lo mejor que sabe hacer la serie es impactar al espectador, llamar la atención de él gracias a los escandalosos y picantes episodios iniciales para después caer en los mismos gags y situaciones con uno que otro repunte. Sonará extraño, pero a pesar de ser una serie de 24 capítulos de apenas 8 minutos me ha parecido larga para lo que ofrece. Obvio, todo esto se lo atribuyo a meros gustos personales, Ebichu no ha logrado enamorarme y su humor me ha cansado lo suficiente para requerir 3 jodidos días desde que la inicié para finalizarla. Dicho esto pasaré a exponer todas mis impresiones sobre la mesa.
Oruchuban Ebichu nace como un manga en 1997 para, dos años después, ser adaptada por la ya mencionada Gainax. Detrás del proyecto está Makoto Moriwaki, como director que a pesar de tener buenas críticas con series al parecer muy queridas no he visto nada a parte de Ebichu; también está Kotono Mitsuishi, la actriz de doblaje principal que ha prestado su voz para el papel estelar de Ebichu y que anteriormente trabajó en el papel de Misato en Evangelion. De la obra original no puedo decir absolutamente nada, pero como curiosidad me he encontrado con críticas que ponen en mejor lugar a la adaptación.
La historia nos narra las aventuras de Ebichu, un hámster hembra parlante que aun con su diminuto tamaño se encarga de las tareas del hogar como lavar la ropa, limpiar los pisos y, en general, mantener en orden la casa que comparte con su ama, una oficinista ya entrada en el segundo decenio de vida que muestra una falta total de cariño, aprecio y amor por su mascota… bueno, de hecho también por ella misma, aunque este punto lo tocaremos en unos instantes.
Hasta aquí todos vamos pillando la primicia, por lo expuesto suena como una típica serie cómica exponiendo el día a día desde la perspectiva de una mascota y en realidad así sucede… sólo que lo cotidiano para Ebichu es presenciar y estar envuelta en toda una serie de problemas eróticos, bochornosos y comprometedores que hacen estallar a la poco cuerda de su ama la cual está enfrascada en una relación tóxica con un desgraciado hijo de perra, vividor, infiel y estúpido.
El grueso de la serie trata sobre todo este tipo de predicamentos donde, por pasiva o activa, Ebichu es uno de los factores cruciales causantes del desastre, terminado casi siempre por recibir una paliza bestial de parte de la ama o cualquier otra persona que salga afectada debido a su personalidad, franqueza, impulsividad e indiscreción insultante. Pero destaca que todo problema causado por nuestro diminuto protagonista carece de maldad pues sus acciones son impulsadas por su deseo interminable de ver feliz a su dueña… que obviamente termina provocándole todo menos felicidad.
No me parecería adecuado indagar en demasía sobre algunas de las situaciones que esta serie presenta sin avisar antes, como estoy haciendo ahora; sé que a muchos les encantaría llegar con la menor información posible… aunque me parece difícil pensar que alguien que se sienta poderosamente atraído no la haya visto ya… y en caso contrario, pues venga, sal de aquí y mírate algunos capítulos antes de aguadarte algunos gags inesperados.
Bien, como decía. Ebichu adora con locura a su ama y verla mal le parte el corazón, poniéndose de inmediato manos a la obra para hacerla sentir mejor. Profundizando y especificando el motivo principal de la mayoría de las desgracias de la dueña, a parte de la propia Ebichu, es necesario centrarnos un poco con su actual pareja. La serie maneja con soltura un tema que me ha agradado ver reflejado, el cómo las relaciones entre las personas llegan a ser tan tóxicas pero aun así estas se aferran con uñas y dientes para evitar perderlas, aunque tenga todas las papeleta para al final terminar quedando en nada. Nuestra protagonista se pregunta continuamente esto, pero teniendo un afecto ciego por la chica y deja muy claro su idea de que toda la culpa recae únicamente en el novio.
El novio, que en realidad en la serie se refieren a él como “el inútil” deja muy claro el por qué se encuentra con la dueña de Ebichu y lo poco significativo que resulta la relación que llevan. En no pocas ocasiones es descubierto, inclusive en el acto, siendo infiel o mostrando una nula consideración por los problemas ajenos… pero mientras esto pasa la novia minimiza todo el daño que le causa o traga con suma facilidad toda escusa, aun cuestionándose si realmente puede considerar a su pareja como tal la chica se es patente su dependencia afectiva.
Lo anterior se ofrece desde un prisma donde reina la comedia, realmente los problemas y características de los personajes en lugar de usarse para hacer un dramón se explotan para buscar constantemente la risa del espectador… y lo logran.
En cada episodio vamos a ver un sinfín de eventos grotescos, de puro humor verde. Olvídense de dobles sentidos ingeniosos o de construir chistes trabajados en torno a alguna situación de índole sexual. Aquí recae la mayoría de la gracia en la aleatoriedad, la simpleza, en ofrecer secuencias absurdas hasta decir basta y en la banalización de un tema que para algunos es tabú. Prácticamente todo el universo gira en torno al sexo y la mayoría de los personajes son impulsados por este, como en la vida real… supongo. Dicho esto podríamos pensar que Ebichu es una pobre criaturita inocente rodeado de pervertidos… pero nada más lejos de la realidad, la única diferencia que existe entre ella y el resto es la jodida desvergüenza que carga.
En realidad Ebichu parece ser una entendida si de sexo hablamos, pero lo único que no logra comprender es lo voluble que las personas son en veces, como en todas las ocasiones que ha visto pertinente interrumpir a su ama en plena faena por pensar que está sufriendo o el novio la obliga a realizar cosas que le parecen desagradables. El contacto con los humanos no se limita a lo que pasa con la pareja que convive en el piso donde vive… conforme pasan los minutos amigos, vecinos e inclusive gente que está enamorada de ella entrarán en escena, dando lugar a no pocas dificultades y malentendidos.
En un principio dije que el humor de Ebichu no me había atrapado, que con el tiempo me llegó a cansar y que los gags son similares… pero esto no quiere decir que la serie no tenga variedad. Mantengo lo que pienso sobre ella, pero también admito que tiene momentazos dignos de mención. Desde la llegada de vecinos nuevos y posteriormente a eso espiarlos mientras mantienen relaciones sexuales, la visita inesperada de la madre que al percatarse de lo indecente que es su hija empieza a cuestionar sobre ella a Ebichu conllevando al esperable bombazo de declaraciones indecorosas o la llegada de la primavera con el cambio de comportamiento de la protagonista al entrar en celo.
El apartado técnico y artístico forman parte fundamental para dotar de personalidad este anime, optando por un estilo simplón, desenfadado pero lleno de exageraciones. Mucha parte de la gracia es contraste que genera ver el peculiar estilo artístico digno de una serie infantil con escenas fuertes que gracias a esto son quitadas de todo hierro, de verdad, en lo que cabe lo mostrado en Ebichu es bastante fuerte llegando a mostrar desnudos y, aunque de manera caricaturizada, escenas de sexo.
La
violencia tampoco falta y en esta puede llegar a ser cruenta y totalmente
desproporcionada con una buena dosis de sangre. Para este servidor el estilo le
sienta perfecto y ha servido muy bien para evitar censura al simplificar
tantísimo en algunos detalles, vamos, hasta se ha dejado tanto margen entre lo
real que se dieron el lujo de mostrar los genitales sin pasar antes por algún
filtro.
El
diseño de los protagonistas es fácilmente reconocible y Ebichu se ve muy mona,
tanto sus movimientos y reacciones mantienen un factor de adorabilidad
tremendo.
La
banda sonora pasa desapercibida, pero las voces en japonés son de una calidad
indudable, en especial de la protagonista.
Sin
nada más que agregar, yo recomiendo mucho la serie sobre todo para verla a
ratos muertos o acompañando alguna serie de más peso…en lo personal me hubiera
gustado más complementarla con otras pero no lo hice por cuestión de gustos; no
suelo avanzar series a la par por más pesado que se me haga. Aquí repito algo que suelo hacer en aquellos
productos que tiene calidad innegable pero que por diversos motivos no suelo
conectar con ellos, si el humor consigue engancharte desde un inicio
enhorabuena que no dudo que puedas completarla de una sentada.
TOTAL:
7
Y
con esto damos inicio a las actividades después de 6 meses sin ninguna entrada
respecto a anime, para la siguiente reseña vamos a cambiar de tónica…
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