Kid
Icarus es de las sagas menos explotadas de Nintendo con solo tres entregas en
su haber, de hecho son más de 20 los años que separan las últimas dos entregas,
previo al lanzamiento del título que hoy estamos viendo otra entrega portátil vio
la luz en 1991 para la GB. Este hecho hace que, por mucho tiempo, fuera una de
las sagas menos conocidas hasta que en Super Smash Bros Brawl se anunció la
presencia de Pit, el protagonista de la saga con un aspecto totalmente
renovado, por lo menos yo no sabía de dónde chingados había salido él y hasta
después de haber probado la demo pensaba que se lo habían sacado de la manga y
era un personaje exclusivo del juego de lucha.
Luego
de este subidón de popularidad y de tener un papel estelar en Smash Bros Brawl
era cuestión de tiempo para que por fin, después de tantos años, protagonizara
un nuevo juego de donde procede. Para esa época la Wii apuntaba a ser la
consola ideal para el relanzamiento de la franquicia, teniendo en cuenta que es
en esta donde Sin and Punishment, Punch Out!!, Donkey Kong Country y la vuelta
a los orígenes de Metroid sucedieron, sin embargo el proyecto pasó a la nueva portátil
de Nintendo, la 3DS, teniendo aquí el resultado final.
Les
seré sincero, le tenía unas ganas brutales desde que se anunció y junto al
Luigi’s Mansion para mí ya había motivos de peso para hacerse con la consola,
sin embargo no fue hasta cosa de un mes que decidí dar el salto y conseguirla,
siendo este de los primeros que sufrí.
Desde
un principio Kid Icarus: Uprising deja claro que todo su potencial va a parar a
una puesta en escena espectacular acompañado de una mecánica de juego solida que
intenta aprovechar la pantalla táctil de la consola pero mostrando resistencia
para adaptarse cómodamente a su control hasta el punto de representar tanto lo
mejor como lo peor y no pocos palos le cayeron por esto de parte de usuarios.
La
historia queda relegada desde el primer momento. El ejército del inframundo
ataca de nuevo luego de 20 años bajo el mando de Medusa, Palutena llama a Pit
para encargarse de la invasión que amenaza a la humanidad. Suena simple y lo
es, pero también es cierto que guarda muchísimas sorpresas, no son la gran cosa
pero muchas de estas fueron de mi agrado. Otra cosa que me gustó mucho fue el
humor que el título maneja, llena de conversaciones absurdas con cientos de
referencias a otros juegos de Nintendo y rompiendo la cuarta pared
constantemente sabiendo de antemano todos los personajes que están en un
videojuego.
El
caso aquí es el siguiente: me importa bastante poco seguir profundizando en
otros aspectos que no sean los meramente jugables. Se han juntado diversos
factores en contra, algunos externos al propio juego, que me han hecho sentir
mi experiencia poco placentera.
Kid
Icarus: Uprising es un título con dos vertientes en su mecánica de juego bien
diferenciadas. El desarrollo del juego se divide en capítulos donde todos y
cada uno siguen un esquema idéntico: Al principio nos batiremos en un duelo en
el aire similar a lo visto en Sin and Punishment, de hecho idéntico; esto es
poder movernos libremente por toda la pantalla pero siguiendo un camino
predefinido de manera automática, podemos atacar a los enemigos con nuestra
arma a distancia disparándoles o a corta asestando golpes.
Esta
sección es una puta delicia pero se nota que la falta de botones a poder
utilizar por el usuario ha mermado un poco la experiencia. Disparar y moverse
es sencillo, pudiendo dominarse casi al instante, pero la acción de evasión
está incorporada a hacer un movimiento rápido con el stick analógico mientras dejas
de disparar. Para ese entonces el 3DS carecía de tener los dos gatillos extras,
lo que le hubiera venido de perlas para un acceso rápido a la acción evasiva y
así no hacerme forzar el stick, algo normal entendiendo mi condición.
Sí,
soy zurdo. Esto me ha obligado a adoptar la consola de forma incómoda para
jugar. Obligado a utilizar la pantalla táctil con mi mano más torpe y el stick
con la izquierda choqué de lleno con las características de la consola
combinadas con las mías… por decirlo de alguna manera. La única cosa que no me
convence de la consola es su puto stick analógico, que no puedo usarlo de forma
cómoda por el tamaño de mis manos, continuamente se me resbala por los mismo y
entenderán que otros problemas surjan por esto… vamos, llegué a pensar que la portátil
tenía un desperfecto en este sentido, pero probando con otras me pasa exactamente
lo mismo, en fin.
Traté
con varias combinaciones pero ninguna terminó por convencerme en lo absoluto. Después
de probar algunos niveles con múltiples combinaciones regresé a la
predeterminada por ser la menos problemática. Tengo que aclarar que los
problemas surgen en la segunda sección, cuando descendemos a tierra y toca enfrentarnos
a la horda de monstruos avanzando por el escenario.
La
mecánica de juego da un giro radical. Ahora podemos explorar libremente los
escenarios, usando el stick para caminar, correr o esquivar y dejando la
función de apuntado y movimiento de cámara al lápiz táctil. No es el mejor control del mundo, de hecho
llega a ser un puto caos en algunas partes donde los enemigos asedian por todos
lados. Acostumbrarse puede tomar mucho
tiempo… en el dado caso de lograrlo, pero una vez superada la barrera se admite
que divierte muchísimo.
A
día de hoy no he llegado a dominar el juego y en las dificultades más exigentes
se me atraganta como no tienen una idea pero tampoco he sentido que todo fue
dolor extremo ni mucho menos.
Las
fases aéreas son las más cortas del nivel pero me han encantado. Bien mencioné
más atrás tener similitudes exageradas con Sin and Punishment y si previamente
han catado este título van a gozar con Kid Icarus estas secciones. Sin duda
alguna son las más inspiradas con un diseño espectacular y una multitud
respetable de enemigos. En contra tenemos las terrestres que no son tan
inspiradas en el diseño y de una extensión irregular, esto último no es malo en
sí, pero algunos niveles duran más de lo que puedo soportar.
Mientras
estemos en tierra tendremos varias tareas a realizar. La principal es
sobrevivir todo el recorrido hasta llegar con el jefe de la fase, pero también
tenemos salas a desbloquear dependiendo del nivel de dificultad en el que
están, cofres con jugosas recompensas y armas ocultas.
El
elemento indispensable en este juego son los corazones que conseguimos a lo
largo de la historia al derrotar enemigos. Funcionan para prácticamente todo,
tanto para moneda que permite conseguir cosas o para gastarlos en el selector
de dificultad, así es, aquí la dificultad la decide qué tanto estamos
dispuestos a gastar en una especie de peaje.
La
dificultad en este juego me encanta y ojalá estuviera tan bien implementada en
más títulos. El selector nos ofrece escoger hasta el grado 9.9 con cambios que
ameritan totalmente intentar completarlos en la más alta. No conformándose con
hacer a los enemigos más resistentes y elevando el poder de sus ataques también
han incrementado el nivel de enemigos, inclusive determinadas criaturas sólo
aparecerán si rebasamos cierto rango. Los corazones junto con la cantidad y
valor de los tesoros dependerán también de esta.
Las armas
a nuestra disposición son muchas y variadas. He leído que llegan a superar el
centenar, no lo dudo, si sumamos todas las clases disponibles, desde los
equilibrados estoques, a cañones para potencia bruta, bastones para ataques a
mayor distancia, mazos para dedicarnos exclusivamente al combate cuerpo a
cuerpo, arcos con diferentes habilidades entre muchos más.
La
campaña tiene una duración aproximada de 12-15 horas pero que se dispara hasta
el infinito gracias a la exagerada rejugabilidad que posee. Si con la cantidad
más que decente de capítulos con todos sus secretos no es suficiente para
motivar a alguien a invertir tiempo y retomar el juego cada cierto tiempo
tenemos coleccionables en cantidades estúpidas. Trofeos, canciones, ilustraciones
y habilidades especiales llegan en avalancha para hacernos con todos ellos.
Gráficamente
estamos ante uno de los productos más trabajados y vistosos de la consola. La
acción ofrecida en el título es espectacular, los modelados de los personajes y
enemigos son excelentes. La cantidad de elementos en pantalla es abundante y la
New 3DS los mueve sin problemas. Las locaciones donde la trama avanza son muy
vistosos, recurriendo a verdaderas peripecias que me han dejado pasmado,
pensando que no llegaría a ver algo así para ser la consola que es.
Si
el apartado gráfico tiene poca pega, menos lo puede tener el sonoro, una
verdadera gozada donde han participado compositores de juegos que ya he jugado
con anterioridad donde el sonido destaca por su calidad, tal es el caso de Dark
Souls, Killer 7 o Smash Bros Brawl. Algunas composiciones son rescatadas de
Super Smash Bros Brawl mientras que otras son completamente inéditas, sin
importar de donde provengan todas están a la altura.
Kid
Icarus: Uprising es un título que se le ha resistido a la 3DS y por razones
propias no me ha terminado de agradar del todo, pero es un hecho que la calidad
desborda por todos lados.
Aun con todas las penurias que he pasado es un juego
que deberían de probar todos los poseedores de la portátil. Tiene muchísimo
contenido que asegura decenas de horas tanto por su vertiente para un jugador
como la multijugador –que no la probamos y por eso ni siquiera mencionamos un
poco sobre sus opciones para esta modalidad-.
TOTAL:
8
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