martes, 14 de enero de 2014

Reseña Xbox 360: Dead Rising 2


De nuevo vuelvo a saludar a toda la banda y esperando que todos se la estén pasando de poca madre iniciamos el siguiente análisis. La ultima vez hablamos sobre Resident Evil Darkside Chronicles, uno de los mejores juegos que Capcom sacó la pasada generación y deseo seguir la misma tónica de zombies con el siguiente título, Dead Rising 2.

Antes de iniciar decir lo mucho que la primera parte me gusta, es un juego tremendamente divertido que plasma perfecto el desmadre causado por una invasión zombie, cientos de enemigos en pantalla tratando de comerte y la libertad de poder defenderte con prácticamente cualquier elemento del escenario.  No hay que seguir diciendo mucho para confirmar lo tanto que me enamoró planteamiento y de la segunda parte solo esperaba la corrección de fallos, un entorno más grande y la conservación de la base jugable con mayores posibilidades ¿Logró dejarme satisfecho? De una perra vez les digo que si.



La historia de Dead Rising 2 sigue un orden cronológico para situarse varios años después de la primera entrega. La epidemia zombie que inició en un pequeño pueblo donde la mayor atracción era un supermercado no logró ser contenida y más brotes han asolado a Estados Unidos pero dado a que como raza somos unos hijos de puta no hemos tardado en encontrarle un uso para crear morbo y llamar la atención, por medio de un demente concurso se aniquilan cientos de zombies en pruebas sangrientas donde los participantes reciben grandes cantidades de dinero y es aquí donde entra el protagonista, Chuck.


Chuck es un padre de familia, perdió a su esposa en un brote y su hija fue infectada por una mordida en el brazo obligando a la criatura a una dependencia total de Zombrex, un medicamento que combate los síntomas y evita la transformación por 24 horas, lo caro que resulta el tratamiento obliga a Chuck a participar en estos concursos.

La sede de una de las pruebas toma lugar en Fortune City donde poco después del concurso otra invasión zombie sucede y el máximo sospechoso resulta ser el mismo. Chuck tendrá muchas tareas de este punto en adelante, mantener a su hija viva con Zombrex, sobrevivir hasta la llegada de un grupo de rescate al refugio donde él y varios supervivientes han terminado y descubrir al culpable que lo ha incriminado en todo este asunto.

La historia es muy simple pero basta para mantener a Chuck ocupado todo el tiempo, a esto añadamos el enfrentamiento a psicópatas jodidamente variopintos y el rescate constante a supervivientes con también algunas pequeñas sub-tramas, no van más allá de encontrar a la pareja de un superviviente negándose a irse sin él o una desquiciada amenazando con explotar el recinto si no se cumplen sus demandas para un show.


El protagonista representa un tópico demasiado quemado para la generación de “No se preocupen, yo me encargo de todo” metiéndole un poco de carga emocional y dramática por tener una chiquilla enferma. En cuanto a los secundarios tampoco son muy trascendentes que digamos, si, ayudan a Chuck a terminas sus hazañas y dan información muy importante para nuestro héroe pero hasta ahí. Los que si tienen su carisma son los psicópatas, verdaderos hijos de puta enardecidos y sumamente peligrosos en un estado mental crítico por la repentina invasión, que quieran matar a Chuck está totalmente justificado, al fin y al cabo todas las pruebas lo identifican como el causante de la liberación de los zombies usados para el concurso.

En este juego realmente la historia es secundaría a mi parecer, pues solamente es un pretexto para ponernos contra todo tipo de situaciones ya no solo con zombies ni psicópatas. Es más siendo más directo la historia realmente vale pito, se guarda uno que otra sorpresita al final pero en general todo es tan predecible que a la mitad de la partida sabía quién era el jefe final. Aun así debo mencionar que existen varios finales dependiendo de las misiones que completemos o no.

Vamos a dejarnos de chingaderas, lo que realmente nos importa es la mecánica de juego y aquí es donde reside todo el encanto de Dead Rising 2, una bestia de la diversión más directa, desproporcionadamente violenta  y frenética.


He leído por ahí las pocas o nulas inclusiones en materia respecto a su antecesor, poniéndolo como una entrega inferior a su hermano mayor, pues yo discrepo en lo absoluto, si bien es cierto que las novedades no se presentan en cantidades industriales el título arregla muchísimos fallos de la primera parte. El planteamiento sigue siendo el mismo, un personaje que inicia la primera partida con habilidades prácticamente nulas con la obligación de superar misiones principales o secundarias en un determinado tiempo para subir de nivel y así dejar de ser la pequeña niña indefensa para dar paso al Dios todopoderoso destruye zombies de alcance masivo ninja.

Sin embargo Dead Rising 2 se vuelve más asequible, no porque haya rebajado la dificultad en base a rebajar la peligrosidad de los zombies –que de hecho su número ha aumentado-  o poniendo jefes estúpidos para reventarlos como dianas de feria, sino por arreglar el desproporcionado pico de dificultad que hacia repetir el juego en varias ocasiones si querías seguir con la trama principal y porque los supervivientes dejan de ser un bulto con IA nula para preocuparnos por ellos al mínimo.

Dead Rising 2 es mucho más amigable, por decirlo de alguna manera, con nuestra primera partida pues recordando la experiencia del primero sudábamos sangre inclusive con el primer psicópata y ni decir de lo duro que resultaba matar zombies. Esto no significa que a la primera obtengamos todo y el juego esté terminado en su totalidad en 6 horas,  inclusive conocer previamente las misiones e ir equipados con lo adecuado es algo que sigue perdurando si no queremos complicarnos de más las cosas; esto aplica no solo con los psicópatas pues un buen puñado de supervivientes puede aparecer en una misma zona o cerca de ella y será más recomendable pasar por todos aprovechando al máximo el tiempo que ir rescatándolos uno por uno. De la misma forma que lo anterior dicho ciertos eventos se activan automáticamente en determinado tiempo y…no es muy bonito verte metido en una lucha contra un tigre mientras escoltas a 8 supervivientes.


Sin embargo este tipo de eventos que desconocemos la primera vez es parte de la gracia del juego, ir reiniciando partidas para ajustar tiempos, hacer misiones antes que otras, evitar zonas determinadas en algún tiempo o enfrentar retos mejor armado que la anterior vez y sobre todo administrar tiempo y priorizar si es más importante seguir rescatando o progresar en la historia, con el tiempo tan ajustado que tenemos poco tendremos para hacerle de cafre matando zombies a nuestro antojo.
Lo último dicho no es del todo cierto, al juego le vale verga si completamos los casos o salvamos a la hija de Chuck, con sobrevivir hasta la llegada del ejercito es más que suficiente. De por si el juego plantea las misiones para que sea un reto agreguemos el hecho de cómo los zombies también evolucionan, volviéndose más peligrosos durante la noche y conforme pasa el tiempo se vuelven más y más numerosos.

El cambio más notorio como bien lo he dicho respecto a su antecesor es el comportamiento de los supervivientes; en Dead Rising todo civil que nos acompañaba era presa perfecta, no porque tiene huevos el asunto de ir con 10 supervivientes contra una marabunta de zombies hambrientos sino porque son unos completos idiotas que no te hacen caso por más ordenes que hagan, se quedan atorados por cualquier objeto y eran ridículamente estorbosos, venga, algunos inclusive se les pegaba la vena loca de suicidarse yendo directamente a un grupo de zombies o atravesándose cuando estas disparando…es más,  meterlos al refugio era otra prueba de paciencia, todo los pendejos quieren entrar al mismo tiempo y puede tardar su tiempo subirlos todos a la plataforma de concreto que conecta con el ducto de ventilación de la zona segura. Profundizando más en este asunto decir que ni de puta broma era recomendable entregarle armas para defenderse pues ahí los verías pegándole a todo muerto que se atravesara.


En Dead Rising 2 uno solo se preocupa lo mínimo de los supervivientes, esquivan mucho mejor los embates y no entran en desmadre si no es estrictamente necesario, esto hace que traer a una cantidad grande sea mucho más llevadero que cuidar a un par de imbéciles de la primera parte.

La base en el sistema de combate sigue intacta, podemos agarrar prácticamente cualquier objeto además de armas de fuego como pistolas, escopetas, rifles de precisión y demás para defendernos pero también se han agregado las armas combos, una especie de madres especiales resultado de una combinación de dos cosas, esto es un sistema limitado pero muy divertido que es capaz de las mayores virguerías, desde un bate con pinchos, un oso asesino, una silla de minusválidos mortal o una moto con sierras incrustadas al frente para chingarnos a todo mono que se mueva.

El enfrentamiento con psicópatas sigue siendo igual de crucial, tanto por los opcionales como los obligatorios, todos dejan armas especiales muchísimo más poderosas que el resto además de proporcionar más cartas combo y así crear nuevas armas. Si bien seguimos dependiendo de lo ponchudo de Chuck para derrotar más fácil a los jefes no es obligatorio ir tan dopado para ganarles, basta con aprender los patrones de ataque y aprovecharse del entorno para sufrir mínimos daños.
Sin embargo conforme avanza el juego la cosa se complica ya no solo por los zombies cada vez más agresivos y numerosos sino por una oleada de misiones secundarias que coincide con la aparición de varios jefes al mismo tiempo que rompen los patrones probablemente seguidos, como obligarnos a rodear o detenernos para derrotar a un grupo de francotiradores que se han apropiado de la zona central que conecta todas las plazas y casinos.


El mapa donde toda la acción de desarrolla es considerablemente más grande que el del primer Dead Rising, contando ya no solo con plazas, áreas al aire libre y zonas en construcción, sino también con hoteles, una arena, varios casinos y diversas zonas secretas u azoteas. El perfecto conocimiento de estas áreas resulta vital debido a los atajos posibles para acortar tiempo o para localizar armas especiales.

La duración del juego es digna y obviamente re-jugable, recomiendo no verse ningún video o guía para vivir los acontecimientos como sorpresa.
No existe mucho más que decir, es una gozada en este apartado, la gran cantidad de zonas a explorar y las posibilidades para acabar con nuestros enemigos no tienen pega alguna, puede parecer continuista pero sigue siendo bien pinche divertido, cada partida se deja jugar como más quieras ya sea siguiendo los cánones establecidos por la historia, salvando a todo superviviente o simplemente eliminando a lo bestia cientos de miles de zombies.

En lo técnico el juego se ve muy parecido a su predecesor respecto a personajes y sus modelados. Chuck se ve bien al igual que los secundarios más importantes y por supuesto los psicópatas, pero los supervivientes en algunos casos se ven bien pinches feos, sobre todo por el rostro y el cabello, un manojo de cartón pegado a la cabeza es como se puede ver en algunos modelados.  La variedad de zombies es muy aceptable y más cuando encontramos con unos con trajes especiales que nos encontramos dependiendo del sitio, ya sea con trajes de construcción, de empleados o guardias de seguridad.

La cantidad de zombies en pantalla llega a ser jodidamente alta pero solo a corta distancia esto se ve bien, pues si observamos más adelante notamos un filtro que da una apariencia difuminada extraña. Lo que sí me ha gustado es el escenario donde se desarrolla y la notable diferencia entre plazas y tiendas en su interior. Se puede notar el mimo y cuidado al entrar en las tiendas, restaurantes o casinos, algunos son temáticos- recreado en el viejo oeste, una palapa hawaiana-. Los exteriores no se quedan atrás y notamos la fuerte inspiración sacada de Las Vegas con todos los anuncios de neones enormes y espectaculares.

La sangre y demás casquería cuando partimos madres zombies se ve exagerada, justo como nos gusta, siendo una gozada ver el espectáculo sangriento mientras los reventamos, nomas eso sí, no es probable admirar toda nuestra obra con cuerpos tirados ya que al cabo de un rato desaparecen, pero ya sería mucho pedir ver tantos elementos tirados por el piso más los que se aproximan a nosotros.
La banda sonora no es tan destacable a decir verdad, los temas dentro de las plazas son los mismos usados en Dead Rising 1 y si acaso algunos temas licenciados como “Own Little World” son lo más que recuerdo cuando nos enfrentamos a los jefes. Las voces me parecen correctas y el interminable sonido provocado por los bramidos y alaridos constantes de los zombies es brutal.


Para terminar. El juego me ha encantado, no tendrá la misma frescura que su predecesor pero por eso deja de tener toda la magia de la saga. Si no lo han jugado aun para estas fechas lo recomiendo muchísimo pues está disponible para PS360 y PC. Ahora bien, el juego lo tengo gracias a la suscripción de mi hermano al servicio de Xbox Live saliendo totalmente gratis, pero si pueden hacerse con la versión “Off the Record” más que mejor, debido a que cuenta con un modo libre y la historia la verdad es lo de menos.

TOTAL: 9

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