sábado, 26 de septiembre de 2015

Reseña Xbox 360: The Evil Within



El ritmo ha bajado drásticamente, pero es lo que tiene esto de estudiar una carrera. Aun así dentro del tiempo libre del que cuento puedo darme unos momentos para seguir actualizando este espacio. La entrada del día de hoy empezó a hacerse durante el tramo final de mis vacaciones de verano y bueno, seguramente será de lo más extenso que publique en un buen tiempo hasta diciembre.

Todos se han dado cuenta que si antes tardaba en contestarles en los comentarios desde hace varias semanas tardo aun más, esto debido a problemas personales y esto me ha llevado a la necesidad de despegarme un poco del mundillo. Para esto opte por simplemente dejarlo pasar sin avisarlo por estos medios, al fin y al cabo mis desapariciones por meses son de lo más normal; además de no querer hacer dramas o similares cuando no merece, a mi ver, la pena. Pero eso son tiempos pasados y toca mirar al frente, sigamos.


The Evil Within es de los últimos juegos que pude terminar. Al final de mi experiencia con él muchos sentimientos encontrados me abordaron, durante gran parte del año pasado le tenía unas ganas brutales y gran parte de la culpa recae en el creador detrás de esta obra, Shinji Mikami. Ver al creador de joyas de la envergadura de Resident Evil Remake, Código Verónica y, mi favorito, Resident Evil 4 volviendo a las andadas con un trabajo que pregonaba a los cuatro vientos quedarse con el título de mejor Survival Horror de los últimos años era algo que tenía mis expectativas hasta las nubes… pero con el tiempo llegaron las impresiones y mi estima fue bajando hasta el día que lo conseguí, donde buscaba algo divertido, regular tirando a bueno pero que al final me dejará satisfecho.

Hasta cierto punto lo ha logrado… pero también me han sorprendido los fallos bestiales que contiene, además de un ritmo inadecuado teniendo en cuenta las limitaciones impuestas al personaje, teniendo como producto final un juego con serios problemas de identidad, saltando de un lado a otro entre secciones de sigilo, survival o acción pura y dura… cosa que no estaría nada mal, si el control y las mecánicas de juego se prestaran para eso.

 

Vamos por partes. The Evil Within es un juego producido en colaboración entre Shinji Mikami y Bethesda, siendo este un título lanzado para las dos generaciones de consolas que actualmente siguen conviviendo con relativa frecuencia… y la PC.  La versión que poseo yo es la de Xbox 360, en términos generales cuenta con un buen acabado técnico para la consola sin llegar a ser sobresaliente, con recortes mínimos si nos referimos a la parte jugable –la escena del paso a través del campo de girasoles ha sido suprimida y poco más- .

La historia inicia con una llamada de emergencia proveniente del manicomio de la ciudad donde están pasando cosas muy feas, al rescate llega Sebastián Castellanos junto a su equipo de investigación… cuyos nombres no recuerdo pues son tan insustanciales que si los sustituyen por un pedazo de Tofu gigante ni nos demos cuentas, hasta sería mejor. Como sea, Castellanos llega al lugar de los hechos y pasa lo típico, encuentra a todo el personal muerto, sin rastro de un ente vivo a kilómetros a la redonda ya sea personal médico, pacientes o agentes de policía, no tardamos mucho para toparnos con un extraño hombre que nos da mandingo por la espalda y ¡TOMA! Aparecemos en una carnicería con un loco aficionado a la carne humana.

A partir de aquí viajamos por toda la ciudad en una especie de dimensión alternativa donde una catástrofe azota la ciudad, destruyéndola por completa y convirtiendo a los habitantes en una especie de zombis con hambre de cerebros. En un principio la historia resulta muy confusa, donde gran parte del sector está de acuerdo que apenas una mínima parte tiene sentido y el resto es mera escusa para mandarnos de aquí a allá sin una conexión previa lógica, así como iniciamos en el centro de la ciudad somos transportados a las afueras de esta y de aquí a la otra punta a saber por qué.

 

En lo particular me ha agradado después de cierto tiempo, sobre todo por esos saltos entre las zonas donde acontece la acción y la zona segura, un hospital donde Sebastián se encuentra con una misteriosa enfermera además de documentos importantes que al cabo de poco nos da una buena idea de a qué dirección se dirigen las cosas. La gran mayoría de las cosas se cuentan gracias a las cinemáticas, donde los personajes saltan a la palestra y… bueno, algunos no hacen gran cosa, de hecho quitando a la mitad de estos el resto tiene la función de “damisela en apuros” para motivar a Sebastián a hacer algo más que tirar para adelante a ver si se arreglan las cosas.  También esparcidos por el escenario tenemos documentos que nos cuentan algunos hechos importantes sobre el sitio y las páginas del diario personal de Sebastián, que revela cosas bastante turbias.

Ahora pondré la cantaleta de siempre, la historia en The Evil Within no tendrá un ritmo narrativo muy acertado y estará lleno de situaciones manidas… pero tiene su buena importancia y prefiero centrarme más en el plano jugable, donde para bien y para mal está cabrón el asunto.

The Evil Within puede tomar desprevenido a aquel que busca un título 100% Survival Horror adaptado a las posibilidades que ofrece la tecnología actual pues si bien en un principio se cumple con muchos de los elementos para serlo la obra de Mikami va distorsionándose con el paso de las horas hasta convertirse en una versión bastarda de Resident Evil 4 con un control desfasado indigno para los estándares de hoy en día y mal planteado ante el tremendo cambio de ritmo, pero avancemos por partes.


 

El control de Sebastián e lento, tosco e impreciso en toda su expresión. Podría entender la lentitud del personaje para darle un plus de indefensión ante la horda de enemigos y criaturas extravagantes que corren como putos posesos pero el resto ni en broma lo trago con una sonrisa en la cara. La primera faceta que se nos muestra es la del sigilo, gracias al gatillo inferior derecho podemos agazaparnos y pasar desapercibidos gracias a los diversos elementos desperdigados por el escenario, resultando en los primeros capítulos vital esta habilidad para llevar mínimamente todo a  buen puerto.

En este sentido no existen muchas pegas, cierto es que el control en este estado resulta extraño, con la imposibilidad de dar una vuelta de 180 grados si así lo queremos mientras estamos agachados cosa que podría meternos en situaciones apretadas al levantarnos para dar media vuelta y ser detectados por nuestros enemigos.

Durante los primeros tres capítulos uno realmente siente que está ante un Survival Horror, tenemos apenas una pistola con 6 tiros para defendernos los cuales resultan insuficientes ante la copiosa cantidad de zombis rondando por la zona, la fuerza de estos y la resistencia que compensa lo estúpidos que son.  Avanzar con cautela es obligatorio; ayudándonos con botellas podemos distraer a la caterva asesina y tener así oportunidad de matarlos de forma sigilosa…sólo si el imbécil de Sebastián se acerca lo suficiente para lamerle la espalda al objetivo, de lo contrario nos descubrirán y tocará escapar entre trampas de aldeanos caníbales … además de perdernos por todo el jodido escenario brincando entre las casas mientras rogamos por nuestras madres. 



También podemos optar por escondernos debajo de camas o utilizar armarios y casilleros para el mismo fin… aunque, para ser sinceros, nunca utilicé esta acción además del momento donde es obligatorio hacerlo, el juego tranquilamente puede terminarse sin tener en cuenta esta posibilidad. De manera fugaz mencioné las trampas, todas puestas para joderte muchísimo si tenemos la desgracia de toparnos con ellas en medio de un tiroteo, pueden encontrarse por montones durante todo el juego, minas de tracción, bombas con detección de movimiento, trampas para oso, torretas automáticas con flechas e inclusive una especie de cierras autómatas que viene y van para dañar a todo el personal. Caer en alguna de estas puede significar la muerte, ya sea por retrasar nuestra huida ante los enemigos, por bloquearnos el paso o directamente porque las hijas de puta pueden hacerte volar en mil pedazos… pero también pueden desactivarse y desmontarlas para obtener materia prima para los virotes, la munición de la que, por mucho, es la arma más importante y útil del juego, la ballesta agonía.


 

La mecánica de disparo, con todo y su tosquedad, es bastante llevadera en los capítulos iníciales gracias al ritmo de estos… pero se convierte en un calvario apenas la situación se suelta el chongo.  Uno de los principales fallos es el sistema de apuntado, joder, ya sólo con esto el título  tiene un pesado lastre: simple y llanamente está de la verga, aun teniendo al enemigo a 30 centímetros el disparo puede errar independientemente que la trayectoria de la bala, por mera lógica al seguir el punto de la mirilla, se dé por hecho que interceptará nuestro objetivo… esto pasa con todas las armas, siendo especialmente molesto con la pistola reglamentaria o la ballesta agonía. Esto me ha traído situaciones muy cómicas que rozan lo estúpido y ojo,  no me quejo de lo complicado que es atinar con la precisión por defecto a media distancia en caso de querer encajar un tiro crítico en la cabeza, algo de lo más normal teniendo en cuenta el errático movimiento enemigo y tino de Sebastían… aquí yo hablo de estar armado con la ballesta y ver como el tiro literalmente atraviesa al enemigo para no hacerle daño, o de tenerlo frente a frente y ver como un disparo a quemarropa no hace ningún efecto…porque no le hemos dado a nadie.

Las armas a nuestra disposición ofrecen el abanico básico de títulos de similar índole, pistola, escopeta, rifle de precisión y la magnum… pero la adición más interesante es la ballesta agonía con virotes que tienen efectos especiales cuando son disparadas y pudiendo fabricarlas nosotros mismos: cegadoras, explosivas, congelantes, eléctricas y arpones son los tipos de virote que podemos usar. En definitiva la ballesta agonía es el arma más divertida del juego pues su uso dista mucho de limitarse y disparar todo lo que tengamos, se necesita en ocasiones una estrategia bien definida para usarla junto a algún tipo específico de virote. Esta arma se convierte en la predilecta para enfrentarse a los jefes, pues su munición es muy escasa y fabricarla requiere muchos recursos… pero la cabrona también da mucha caña cuando media docena de zombis se conglomeran en un punto en específico para hacerlos explotar.


 

Las armas van obteniéndose conforme avanzamos por el juego pero algunas pueden pasar desapercibidas: la escopeta, la ballesta o la magnum están un poco escondidas y si bien las dos primeras las necesitas casi de manera obligada para seguir avanzando la tercera puede pasarse de largo sin darnos cuenta. No están ocultas pero más vale ir con ojo para no perderlas, lo mismo pasa con los ítems, muy escasos aun cuando el ritmo de juego amerita que nos lancen a puños municiones y recuperadores de energía.

El ritmo de juego es como una puta montaña rusa… cosa que en parte agradezco pero también maldigo con todas mis fuerzas. Después de varios capítulos, 5 para ser precisos, a los creadores se les olvidó qué chingados querían hacer y de pasar a un juego de supervivencia con sigilo y trampas mortales nos transportamos a una versión alternativa de Resident Evil 4 con aldeanos y monjes lanzándonos dinamita y flechas mientras corremos por nuestras vidas disparándole a todo ser con funciones motoras activas. Hubiera rifado un puto huevo este cambio y empezar a alternar cada tiempo secciones más pausadas con estas nuevas para mantenernos enganchados si no fuera por el puto control de Sebastián y lo estúpidamente limitado que es la munición disponible en nuestra reserva o la que podemos encontrar después. Como bien mencioné atrás las carencias del control y apuntado brillan en secciones de acción frenética, pero el hecho de lanzarte a un lugar cerrado con la obligación de eliminar a todo bicho para seguir avanzando con la seguridad de al final dejarte sin absolutamente nada es de broza y poco pega con el mentado espíritu Survival Horror que según cargaba el juego.


 

A ver hijo mío, que te ha rifado hacer un homenaje claro a Resident Evil 4 con maniático de la motosierra incluido, pero no te me pongas tonto y me dejes con el culo al aire contra decenas de enemigos sin alterar uno de los pilares básicos – poca munición para sobrevivir-  pues poco pega ahora. Esto está hecho a posta, casi siempre después de chuparnos toda la munición volvemos a secciones con pocos enemigos que pueden ser sorteados con mayores o menores dificultades. Me parece una forma muy poco acertada de hacernos gastar nuestros recursos para darnos una sensación de indefensión… en un puto juego de acción y sigilo.

Entre que a partir del capítulo 6 se empieza a montar la gorda en no pocas ocasiones y las mejoras en nuestro personaje me dejan muy claro que The Evil Within no tenía claro que quería ser, si un título de supervivencia o uno de acción. Oh sí, el personaje puede mejorarse muchísimo y si cachamos pronto las mañas para hacer nuestro recorrido más sencillo a partir de la mitad del juego la dificultad de este cae en picada. No me extenderé demasiado comentando esto, pero mejorar la reserva de cerillos y el porcentaje de daño crítico de las armas junto con las capacidades físicas de Sebastián más mermadas como la estamina te facilitará mucho la vida… para conseguir este fin es necesario recoger jugo de zombi… en realidad no sé qué mierdas sea pero al morir estos sueltan una especie de líquido verde burbujeante que sirve de moneda de cambio para usarlo en la máquina potencializadora de la zona segura.

Los cerillos se convierten en uno de nuestros mejores aliados, sirven para quemar enemigos si logramos derribarlos, llegando a ahorrarnos muchísima munición e inclusive con algo de práctica seremos capaces de quemar a varios utilizando solo uno de estos amiguitos. Tener al máximo estos es casi una prioridad y cuanto antes lleguemos al límite posible mejor. El resto de ítems no presenta mayores novedades, munición, cachivaches para los diversos acertijos y objetos para recuperar salud.



Volviendo a hablar sobre el ritmo del juego, decir que tiene 15 capítulos donde cada uno presenta situaciones únicas. La duración de estos es variable pero por lo general pueden superar la hora en nuestra primera partida… inclusive algunos son eternos y fácil podrían llevarnos entre dos horas. Si hablamos de duración neta la primera partida podría durarnos de 15 a 20 horas aunque está la posibilidad de acabarlo en menos de 5 para conseguir un logro. El título se presenta como una aventura lineal donde solo importa encontrar una salida a pesar de tener lugares de considerable tamaño, lo malo de esto es que el juego mismo puede impedirte el retorno a salas previas, dejándonos con la espina de querer explorar algún cuarto que decidimos dejar para después, el juego no es nada claro y de un momento a otro te pueden cortar el paso.  La variedad de situaciones se agradece, pasamos de meras secuencias donde es mejor ir agachado esquivando trampas a pasarla mal en un hospital abandonado repleto de enemigos invisibles, de ahí toca adoptar la faceta de gatillo fácil, escapar de una amenaza imbatible, resolver acertijos, explorar una mansión… conducir un autobús en medio de la autopista… utilizar una torreta… bueno, mucha variedad en pocas palabras.

La variedad de enemigos no brilla por su variedad, la gran mayoría son zombis o criaturas humanoides que tienen pocos patrones de ataque diferentes, casi siempre su peligrosidad está determinada a lo que traigan en las manos, teniendo como variación los dichosos enemigos invisibles o una especie de zombi con un parásito que puede arrancarnos la cabeza, sí, estos son las plagas 3.0 del Resident Evil… por si querían aun más referencias. Por otro lado están varios jefes y subjefes que son lo más peligroso de todo el juego, desde el sujeto de la motosierra a un par de gigantes con garrote, inclusive un perro mutante, el guardián con caja de seguridad en lugar de cabeza y otras mierdas que no sé qué diablos son… pero se ven chidos. El único inconveniente es que algunos de estos pueden ser invulnerables a nuestros disparos o revivir después e cierto tiempo hasta que llega el momento en el cuál estás atrapado y ahora si puedes matarlos.


 

Aquí otro problema grave… las animaciones y como rompen el juego. Sebastían puede ser atacado cuando está realizando una acción contextual, pero para nosotros es imposible detener a algún enemigo cuando este ya empezó a lanzar un ataque contra nosotros, algo que me da mucho asco.

El juego tiene muchos coleccionables en forma de documentos y pedazos de mapa pero los únicos útiles son las llaves dentro de estatuas pequeñas muy bien escondidas, estás permiten abrir casilleros en la zona segura, lugar donde podemos guardar la partida y mejorar a Sebastián, dentro de estos casilleros podemos encontrar jugo de zombi, munición o recuperadores de vida que estarán disponibles en todo momento.

 
Lo siento más largo de lo que quisiera, respecto a la duración, cabrones… digo, si el juego se hubiera terminado en el capítulo 11 0 12, por mí perfecto. Tiene varios extras después de terminar la partida, dos modos de dificultad extra y la posibilidad de iniciar de nuevo con las mejoras, armas y munición de la anterior vez con dos armas inéditas, una ametralladora y un lanzacohetes. Aun con esto no me apeteció volver a jugarlo de inmediato, de hecho agradecí terminarlo para ponerme con otras cosas, no dudo que después vuelva a pasármelo en difícil pero pasará un largo rato para eso.

Técnicamente no estamos ante ningún portento en Xbox 360, pero tampoco daña la vista. Yo lo considero como una adaptación digna que si bien tiene recortes por todos lados no podríamos calificar el trabajo como malo. Los modelados de personajes y enemigos cumplen y los escenarios son muy variados. Donde más se resiente el juego es en las luces y sombras dinámicas o en efectos como la niebla y otros gases, en videos vistos donde el juego corre en máquinas de la actual generación se ve un cambio evidente en este aspecto. Supongo que será lo normal en títulos lanzados en ambas generaciones… pero el baile que pegan algunas texturas me ha llegado a chocar en más de una ocasión. En cuanto a lo artístico el juego es bastante bueno pero nada original, hospitales abandonados, pueblos destruidos… ciudades abandonadas y destruidas, son muy vistosas tienen ese aire sucio macabro pero tampoco tan demencial como en un Silent Hill, tira más a … pues sí, tira más a parecer un Resident Evil o a algún título de estética pos apocalíptica.


 

En movimiento el juego se comporta bien, la física de los cuerpos al recibir un impacto es la usual en zombis –apenas se inmutan- pero es muy satisfactorio ver como pegas un certero disparo en la cabeza para ver esta explotar y expulsar chorros de sangre.  Lo único que me ha molestado son las putas bandas negras… que gracias a Dios ya han sido eliminadas con el último parche, pero yo lo jugué en su versión más pura –no jugué esta cosa con mi cuenta conectada a Internet, ergo, sin actualización- y madre mía, cinematográfico es la puta madre que esto es más molesto que nada. Las ralentizaciones no son frecuentes pero existen, basta con lanzar alguna granada para ver unas muy notorias.

La banda sonora pasa desapercibida, si, tiene el tema clásico de Claude Debussy muy bonito pero nada más, no podría decir que cumple con el hecho de causar tensión… pues de esto poco.


 

El juego a pesar de tener tantos fallos ha terminado gustándome en buena medida, no es ni de lejos el mejor título de acción con temática sangrienta extremadamente violenta, pero logra entretener y la fórmula tiene potencial si deciden depurarla lo suficiente a la par de entender que un Survival Horror no es darte poca munición con enemigos a racimo… y que como juego de acción y sigilo el control es muy importante.

TOTAL:6

Madre mía, he podido rescatar la entrada de borradores y ha resultado ser una de las más largas en lo que va del año, cuanto menos curioso teniendo en cuenta que fue escrita por partes durante varias semanas por motivos escolares algo que puede notarse en algunos párrafos por las continuas reiteraciones. Ahora me queda retomar las iniciativas veraniegas que si bien se publicarán fuera de tiempo el gusto de participar en ellas no me lo quita nadie… esto es absurdo pues si las cosas siguen su causa normal esta entrada se publica a mediados de septiembre, pero bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario