viernes, 1 de mayo de 2020

Reseña PS4: Gal*Gun 2

 

A ver por dónde empiezo. La saga Gal*Gun hasta hace algunas horas era de mis eternos pendientes. El motor que impulsaba las ganas por hincarle el diente era la más genuina y morbosa curiosidad por experimentar en carne propia uno de los productos más polémicos que ha dado el mundillo. No creo que lo último suene tan exagerado porque al fin y al cabo hablamos de un juego cuya premisa es la de pegarle tiros al plantel estudiantil de un instituto dentro y alrededor de sus instalaciones… sumándole a esto la obvia carga erótica y sexista que en occidente siempre pesará más que lo primero en la balanza del escándalo.



Si bien es cierto que Gal*Gun es la mar de extravagante, por decirlo de alguna manera, no se puede negar que se ha ganado un hueco dentro de los nichos populares y esto le ha valido el éxito suficiente para contar, de momento, con tres entregas, siendo Gal*Gun 2 la más reciente.

Decidí aprovechar su reducido precio durante una de las ofertas de la PS Store para hacerme con él. Mis expectativas estaban ajustadas a lo que en los foros me habían vendido; un producto desenfadado sin más pretensiones que divertir con su sencilla historia, sus mecánicas del estilo juego de disparos sobre rieles y su picardía que no va más allá de resultar absurda o cómica. En definitiva no es para nada el festival de la perversión que alguno dejó caer previo y durante los primeros días de lanzamiento, aunque tampoco es la cosa más inocua del mercado. Es imposible no ver el sexismo que impera en todo el juego relegando a las chicas a mero objeto de agasajo visual. Pero, a decir verdad, tampoco fue el producto divertido que esperaba jugar y lamentablemente puedo decir sin temblarme la mano que Gal*Gun 2 es de las experiencias de su tipo más desabridas que he vivido… ergo, el juego está gacho.

Pero vamos por partes ¿Qué excusa tenemos para jugar tiro al blanco con el alumnado del instituto? Pues aquí lo tenemos. Somos un muchacho como cualquier otro que asiste a un instituto donde prácticamente todo el personal docente y estudiantil es femenino.



Un día un ente angelical de nombre Rise se presenta ante el protagonista con la importante encomienda de librar una batalla que pasará a la historia como el suceso más trascendental dentro de las religiones Abrahámicas desde el partido de cuartos entre Argentina e Inglaterra del 1986 y nosotros tenemos qué ayudarla. La contienda es antagonizada por Kurona, una diablesa que encuentra en nuestra escuela el lugar perfecto para hacer maldades. Kurona, ayudada por diablitas chibi empieza a acosar a las estudiantes y maestras de todos los grados con el afán de poseerlas y volverlas malvadas, aquí es donde entramos nosotros.

Rise arma a nuestro héroe con un conjunto que el exorcista oficial del vaticano envidiaría: Unos visores que parece un casco de VR para detectar los demonios cercanos, además de una pistola y un succionador para derrotar al mal. Curiosamente este equipo lo vuelve sumamente atractivo para todo el personal del sexo opuesto y durante toda la campaña sufrirá el intenso asedio de todas nuestras compañeras y maestras que incansablemente buscaran nuestro amor. Uno piensa “bueno pues se lo quita y ya” pero esto no es posible. El equipo se queda adherido a la cabeza del prota hasta que la campaña antidemonios se dé por finalizada, o sea 20 días después del primer encuentro con Rise. 



Aún hay más. El protagonista tiene sus propios intereses amorosos. Chiru, la vecina friki de a lado y Nanako, la amiga de toda la vida que acude junto con él a la escuela. Podemos desarrollar sus lazos amorosos abordando uno de los aspectos más relevantes del título, las conversaciones. Antes de adentrarnos a lo que nos interesa de verdad, disparar a niñas de secundaria,  cabe destacar que como si fuera Visual Novel vamos a enfrascarnos en pláticas con varios personajes de los cuales Chiru y Nanako destacan del resto. Ya sea durante el intermedio entre misiones, o en nuestra casa luego de una jornada de estudios, podemos enfrascar al protagonista en pláticas con ambas. Durante estos íntimos momentos es posible regalar obsequios que ganamos por triunfar en las misiones del juego y encaminar al protagonista por el tortuoso camino del romance mediante opciones de diálogo que aparecen de vez en cuando.

Este apartado da cierta re-jugabilidad a la obra. Dependiendo de a quién nos enfoquemos podemos sacar uno u otro final, en total son 6 las posibles conclusiones.

Ahora sí. Gal*Gun 2 es un juego de la vertiente de disparos sobre rieles que a la hora de la verdad resulta ser muy soso. Esto no lo digo de a gratis. Conozco bien el género, me fascinan desde niño cuándo me gastada mis dineros en las recreativas, concretamente en las cabinas de House of the Dead, The Ocean Hunter, Alien 3 The Gun, Time Crisis; o, ya en Wii, Sin and Punishment, Resident Evil Chronicles, entre varios más.



El mayor problema de Gal*Gun 2 es lo parco que resulta a la hora de ejecutar su propuesta. En menos de una hora ya hemos visto prácticamente todo lo que es capaz de ofrecer y las siguiente 5 horas de la campaña la adición de alguna novedad es mínima. La escenas de conversaciones y las fases de acción transcurren todo en más o menos 20 días; que se traduce en poder jugar dos fases con dos intermedios para hablar con Nanako o usar las aplicaciones de nuestro teléfono móvil y, al final del día, quedar en nuestra habitación para poder hablar con Chiru, recibir bonificaciones, decorar el cuarto y dormir para pasar a la siguiente jornada. 

En los intermedios podemos pasar a la acción, existiendo tres tipos de misiones: principales que hacen avanzar la trama de Kurona, secundarias donde podemos conocer nuevos personajes importantes o ayudar a mejorar nuestra relación con los ya existentes y las libres que son asignadas por las chicas del instituto para ayudarlas en algún problema, y que nos recompensará dándonos su teléfono para quedar con ellas en sitios conocidos del instituto o hasta en nuestra propia habitación.

Desde el móvil podemos seleccionar qué misión queremos abordar y además de pertenecer a una de las tres categorías anteriores el objetivo junto con la mecánica de juego varían sensiblemente según cuál tomemos. Las más abundantes consisten en fases donde utilizaremos a fondo todas nuestras herramientas para liquidar demonios y repeler jovencitas lujuriosas. Cabe aclarar que estas no son estrictamente sobre rieles; en lugar de avanzar de forma automática por un camino fijado y disparando a donde la cámara apunta el juego nos pone en un determinado sitio del nivel donde podemos mover la cámara libremente a donde queramos, ajustar la altura de donde disparamos e inclusive avanzar lateralmente un poco para mejorar nuestro ángulo de disparo si tenemos objetivos ocultos detrás de una pared o así. Una vez terminemos con la horda desde esta posición e investiguemos si nos dejamos algún ítem podremos tomar la siguiente disparando a una silueta que indica a donde avanzaremos. 



Vale, quedó claro (espero) el cómo se mueve uno… pero ¿Con qué nos defendemos y atacamos? A nuestra disposición tenemos dos armas. La pistola de que sirve para mantener a nuestras compañeras a raya y la “demon sweeper” para succionar demonios, principalmente. Disparar sin ton ni son a la caterva de calenturientas que nos persigue es malo tanto para la puntuación como para la supervivencia, Lo ideal es buscar y disparar en la zona erógena de cada chavala...sí. Cada una de las estudiantes tiene un punto sensible a los disparos y es nuestro deber rastrear con la mirilla por todo el cuerpo hasta dar con una zona resaltada mediante una onomatopeya; un disparo certero a esta zona se le conoce como tiro de éxtasis y deja K.O. a nuestras compañeras sin necesidad de más maromas. 

La pistola cuenta con un disparo secundario. Al hacer zoom pasaremos a controlar la mirilla con el giroscopio integrado del DualShock, este tipo de disparo es mucho más intuitivo por obvias razones y desde las opciones es posible cambiar el modo de disparo del arma sin zoom para que esta sea la forma de maniobrar al en cualquier ámbito.

La sweeper sirve para succionar las pequeñas diablillas que pululan por el instituto. Su uso se ve limitado por una batería que debe dejar recargarse con el tiempo, mediante ítems especiales repartidos por el escenarios o por aumentar la puntuacion gracias a nuestra puntería. Este aditamento es especialmente útil cuando en pantalla tenemos muchas mini Kuronas rondando y queremos evitar su escape. Lo mejor de todo es que la Sweeper puede mejorarse y con esto se desbloquean nuevas posibilidades: una mayor duración de la batería, mayor fuerza de succión y una habilidad nueva; la posibilidad de realizar “Striphoria”, el punto cumbre de las fases. Ejecutar un “Striphoria” es mantener la sweeper succionando hasta que alcanza la potencia máxima y así ser capaz de arrancar la ropa de las féminas para dejarlas en ropa interior.



Si bien el reclamo principal de recurrir a este elemento es para que se arme la gozadera y todas terminen en el piso tiritando en paños menores, es bastante útil para deshacernos de muchas perseguidoras de forma inmediata… por lo menos es menos engorroso que los “Lovestrickers”. Los “Lovestrickers” vendrían a ser las bombas del juego, solo que en vez de arrojarlas uno tiene que fijarse en una chica para convertirla en una. Si apuntamos con zoom a los ojos de una muchacha veremos un marcador que se va llenando, una vez esté a full un disparo hará que nuestra amiga reviente de amor y la onda expansiva derribe a todas las pretendientes que se encuentren en una misma habitación.

El principal problema con los Lovestrickers es que son latosos y muy arriesgados. Uno pensaría que recurrir a uno de estos sería perfecto cuando estás siendo atacado por varios enemigos pero iniciar todo el proceso de llenar el indicador es dejarte vendido para que te sigan dando panes o de plano te derriben. Siento que una bomba arrojadiza que fuera limitada en su número de usos hubiera sentado mucho mejor.



Básicamente ese es todo nuestro arsenal, bastante mermado a mi gusto y más cuándo ya tenemos exponentes del género en consolas que entienden las bondades de dar al jugador un arsenal mínimamente variado para experimentar… además hubiera estado de huevos tener algo similar a una escopeta o ametralladora para repartir candela. 

Si el abanico de opciones para atacar se les hace parco…acostúmbrense, porque lo demás también sigue la misma tónica. Las formas y rutinas de ataque de nuestras calenturientas colegialas es limitadísimo. Entrar en tromba hasta estar cerca del protagonista para atacarlo con las manos desnudas o… con cartas de declaración de amor (¿?) es la forma más recurrente, seguida de proyectiles, por decirlo de alguna manera. Estos proyectiles no es que sean tangibles, dado que las chicas los escupen (literalmente) en forma de frases amorosas que una vez pronunciadas se dirigen a nosotros.

Pero sin duda la forma más mortífera de agredirnos es diréctamente empujarnos al suelo. Alguna de las estudiantes o docentes puede agarrarnos desprevenidos y tirarnos al suelo, momento en el que tenemos que disparar a la desesperada para que no nos besen o nos aplasten los huevos… porque sí, las más sádicas tienden a pisotearnos.



Prácticamente lo anterior es toda rutina enemiga posible y a los 30 minutos la tenemos más que vista. La acción por lo general se desarrolla en espacios muy reducidos: casilleros y regaderas, gimnasio, patio de recreo, entrada del instituto, piscina, una cueva y alguno más, en estos nos ponemos a dar vueltas, muy rara vez nos deja tirar por alguna bifurcación y su duración ronda los 5 - 7 minutos. Serán cortas, pero también son un sin chiste de cuidado porque ninguna fase tiene algo que la haga destacar de las otras.



Aquí es donde notamos cómo pesa la falta de contenido en un juego de +6 horas. No tenemos armas secundarias que nos digan “Ah simón, en esta misión te dejan usar el arco explosivo de San Miguel Arcangel”, variedad de enemigos en plan “Pero claro, esta fases es súper tensa porque aparecen las estudiantes del club de oratoria y los piropos que te lanzan vienen en ráfagas como si los dispara el mismo Rambo” ni un poco de esmero en los trayectos por los cuales avanzamos… nada, el juego no tiene esa filosofía que impera en los buenos exponentes del género de “PERO ESPERA QUE AÚN HAY MÁS” nada… todo muy sin chiste. 

 

Para mí lo anterior es lo verdaderamente escandaloso. Lo poco que hay de...prácticamente todo, como si el equipo desarrollador tuviera por sentado el éxito del proyecto nada más vendiéndolo como el shooter picantón de la industria… y para mí hasta en eso se queda corto. Joder, que ya van tres putas entregas en un pinche instituto ¿por qué no tiran más alto? como que la cosa se saliera de madre en todo el barrio y tuvieras que agarrarte a balazos en un hospital contra enfermeras y doctoras pechugonas, o contra las maduras del club de tejido del barrio por las calles del vecindario o que también enamoraras a los hombres y te persiguieran los macizos del gimnasio ¡YO QUÉ CARAJOS SÉ, PERO DAME MÁS CARNE… DAME MIS HOMBRES MACIZOS AHHHHHH! 

 

Si bien la mayoría de misiones son de este estilo tenemos otros menos comunes que intentan darle algo de variedad al asunto. Unas fases van de encontrar y disparar a objetos ocultos por el escenario, siendo obligatorio utilizar el movimiento a los laterales y al cambio de altura porque a veces están muy bien ocultos. Otras van de proteger una morra de una horda de mini Kuronas, donde todo el rato estás en la misma habitación chupando recio para que no se le acerquen al objetivo.

El último que nos queda por tocar es el Doki Doki mode, de este prefiero dejarles un video para que se atasquen a gusto.


Completar misiones secundaria trae como recompensa ganarse el número telefónico de las chavalas. Durante algún receso podemos llamarles para que queden en algún lugar con el protagonista. Realmente no es que se haga mucho con ellas, de hecho lo único que podemos hacer es que digan dos frases, leer su biografía y demás datos y…. pues visualizar el modelado en todo ángulo posible. Podemos usar la sweeper para levantarles la falda y verles los chones, una maravilla.



Gráficamente el juego está decente. El modelado de personajes principales y resto de estudiantes/docentes está bien a secas. Las animaciones tampoco están nada mal, de hecho algunos momentos son muy resultones. Lo peor se lo llevan los escenarios, tremendamente vacios, o sea a groso modo si da el gatazo de que estás en un instituto… pero en uno que está aún plena remodelación. Ni hablar de interacción con estos, totalmente nula. En PS4 la cosa va fluida, en la partida jamás sufrí de alguna ralentización destacable.

La música… pues existe. El opening le han puesto ganas pero el resto de la banda sonora no es nada destacable. Los gritos, gemidos y chillidos si están bien grabados, muy creíbles y sugerentes… tanto que he tenido que ponerme los putos cascos para jugar para que no piensen en mi casa que me he vuelto a poner Hentai en el teatro en casa.

En definitiva. Gal*Gun 2 no es un juego que recomiende a menos que sientas mucha curiosidad o ganas por un título de disparos sobre rieles. Como bien ya he expuesto, la propuesta llama la atención por lo absurda de su propuesta más que por la calidad y cantidad del contenido.



TOTAL: 5

No hay comentarios:

Publicar un comentario