A ver por dónde empiezo. La saga Gal*Gun hasta hace algunas horas era de mis eternos pendientes. El motor que impulsaba las ganas por hincarle el diente era la más genuina y morbosa curiosidad por experimentar en carne propia uno de los productos más polémicos que ha dado el mundillo. No creo que lo último suene tan exagerado porque al fin y al cabo hablamos de un juego cuya premisa es la de pegarle tiros al plantel estudiantil de un instituto dentro y alrededor de sus instalaciones… sumándole a esto la obvia carga erótica y sexista que en occidente siempre pesará más que lo primero en la balanza del escándalo.
Si
bien es cierto que Gal*Gun es la mar de extravagante, por decirlo de
alguna manera, no se puede negar que se ha ganado un hueco dentro de
los nichos populares y esto le ha valido el éxito suficiente para
contar, de momento, con tres entregas, siendo Gal*Gun 2 la más
reciente.
Decidí
aprovechar su reducido precio durante una de las ofertas de la PS
Store para hacerme con él. Mis expectativas estaban ajustadas a lo
que en los foros me habían vendido; un producto desenfadado sin más
pretensiones que divertir con su sencilla historia, sus mecánicas
del estilo juego de disparos sobre rieles y su picardía que no va
más allá de resultar absurda o cómica. En definitiva no es para
nada el festival de la perversión que alguno dejó caer previo y
durante los primeros días de lanzamiento, aunque tampoco es la cosa
más inocua del mercado. Es imposible no ver el sexismo que impera en
todo el juego relegando a las chicas a mero objeto de agasajo visual.
Pero, a decir verdad, tampoco fue el producto divertido que esperaba
jugar y lamentablemente puedo decir sin temblarme la mano que Gal*Gun
2 es de las experiencias de su tipo más desabridas que he vivido…
ergo, el juego está gacho.
Pero
vamos por partes ¿Qué excusa tenemos para jugar tiro al blanco con
el alumnado del instituto? Pues aquí lo tenemos. Somos un muchacho
como cualquier otro que asiste a un instituto donde prácticamente
todo el personal docente y estudiantil es femenino.
Un
día un ente angelical de nombre Rise se presenta ante el
protagonista con la importante encomienda de librar una batalla que
pasará a la historia como el suceso más trascendental dentro de las
religiones Abrahámicas desde el partido de cuartos entre Argentina e
Inglaterra del 1986 y nosotros tenemos qué ayudarla. La contienda es
antagonizada por Kurona, una diablesa que encuentra en nuestra
escuela el lugar perfecto para hacer maldades. Kurona, ayudada por
diablitas chibi empieza a acosar a las estudiantes y maestras de
todos los grados con el afán de poseerlas y volverlas malvadas, aquí
es donde entramos nosotros.
Rise
arma a nuestro héroe con un conjunto que el exorcista oficial del
vaticano envidiaría: Unos visores que parece un casco de VR para
detectar los demonios cercanos, además de una pistola y un
succionador para derrotar al mal. Curiosamente este equipo lo vuelve
sumamente atractivo para todo el personal del sexo opuesto y durante
toda la campaña sufrirá el intenso asedio de todas nuestras
compañeras y maestras que incansablemente buscaran nuestro amor. Uno
piensa “bueno pues se lo quita y ya” pero esto no es posible. El
equipo se queda adherido a la cabeza del prota hasta que la campaña
antidemonios se dé por finalizada, o sea 20 días después del
primer encuentro con Rise.
Aún
hay más. El protagonista tiene sus propios intereses amorosos.
Chiru, la vecina friki de a lado y Nanako, la amiga de toda la vida
que acude junto con él a la escuela. Podemos desarrollar sus lazos
amorosos abordando uno de los aspectos más relevantes del título,
las conversaciones. Antes de adentrarnos a lo que nos interesa de
verdad, disparar a niñas de secundaria, cabe destacar que como
si fuera Visual Novel vamos a enfrascarnos en pláticas con varios
personajes de los cuales Chiru y Nanako destacan del resto. Ya sea
durante el intermedio entre misiones, o en nuestra casa luego de una
jornada de estudios, podemos enfrascar al protagonista en pláticas
con ambas. Durante estos íntimos momentos es posible regalar
obsequios que ganamos por triunfar en las misiones del juego y
encaminar al protagonista por el tortuoso camino del romance mediante
opciones de diálogo que aparecen de vez en cuando.
Este
apartado da cierta re-jugabilidad a la obra. Dependiendo de a quién
nos enfoquemos podemos sacar uno u otro final, en total son 6 las
posibles conclusiones.
Ahora
sí. Gal*Gun 2 es un juego de la vertiente de disparos sobre rieles
que a la hora de la verdad resulta ser muy soso. Esto no lo digo de a
gratis. Conozco bien el género, me fascinan desde niño cuándo me
gastada mis dineros en las recreativas, concretamente en las cabinas
de House of the Dead, The Ocean Hunter, Alien 3 The Gun, Time Crisis;
o, ya en Wii, Sin and Punishment, Resident Evil Chronicles, entre
varios más.
El
mayor problema de Gal*Gun 2 es lo parco que resulta a la hora de
ejecutar su propuesta. En menos de una hora ya hemos visto
prácticamente todo lo que es capaz de ofrecer y las siguiente 5
horas de la campaña la adición de alguna novedad es mínima. La
escenas de conversaciones y las fases de acción transcurren todo en
más o menos 20 días; que se traduce en poder jugar dos fases con
dos intermedios para hablar con Nanako o usar las aplicaciones de
nuestro teléfono móvil y, al final del día, quedar en nuestra
habitación para poder hablar con Chiru, recibir bonificaciones,
decorar el cuarto y dormir para pasar a la siguiente jornada.
En
los intermedios podemos pasar a la acción, existiendo tres tipos de
misiones: principales que hacen avanzar la trama de Kurona,
secundarias donde podemos conocer nuevos personajes importantes o
ayudar a mejorar nuestra relación con los ya existentes y las libres
que son asignadas por las chicas del instituto para ayudarlas en
algún problema, y que nos recompensará dándonos su teléfono para
quedar con ellas en sitios conocidos del instituto o hasta en nuestra
propia habitación.
Desde
el móvil podemos seleccionar qué misión queremos abordar y además
de pertenecer a una de las tres categorías anteriores el objetivo
junto con la mecánica de juego varían sensiblemente según cuál
tomemos. Las más abundantes consisten en fases donde utilizaremos a
fondo todas nuestras herramientas para liquidar demonios y repeler
jovencitas lujuriosas. Cabe aclarar que estas no son estrictamente
sobre rieles; en lugar de avanzar de forma automática por un camino
fijado y disparando a donde la cámara apunta el juego nos pone en un
determinado sitio del nivel donde podemos mover la cámara libremente
a donde queramos, ajustar la altura de donde disparamos e inclusive
avanzar lateralmente un poco para mejorar nuestro ángulo de disparo
si tenemos objetivos ocultos detrás de una pared o así. Una vez
terminemos con la horda desde esta posición e investiguemos si nos
dejamos algún ítem podremos tomar la siguiente disparando a una
silueta que indica a donde avanzaremos.
Vale,
quedó claro (espero) el cómo se mueve uno… pero ¿Con qué nos
defendemos y atacamos? A nuestra disposición tenemos dos armas. La
pistola de que sirve para mantener a nuestras compañeras a raya y la
“demon sweeper” para succionar demonios, principalmente. Disparar
sin ton ni son a la caterva de calenturientas que nos persigue es
malo tanto para la puntuación como para la supervivencia, Lo ideal
es buscar y disparar en la zona erógena de cada chavala...sí. Cada
una de las estudiantes tiene un punto sensible a los disparos y es
nuestro deber rastrear con la mirilla por todo el cuerpo hasta dar
con una zona resaltada mediante una onomatopeya; un disparo certero a
esta zona se le conoce como tiro de éxtasis y deja K.O. a nuestras
compañeras sin necesidad de más maromas.
La
pistola cuenta con un disparo secundario. Al hacer zoom pasaremos a
controlar la mirilla con el giroscopio integrado del DualShock, este
tipo de disparo es mucho más intuitivo por obvias razones y desde
las opciones es posible cambiar el modo de disparo del arma sin zoom
para que esta sea la forma de maniobrar al en cualquier ámbito.
La
sweeper sirve para succionar las pequeñas diablillas que pululan por
el instituto. Su uso se ve limitado por una batería que debe dejar
recargarse con el tiempo, mediante ítems especiales repartidos por
el escenarios o por aumentar la puntuacion gracias a nuestra
puntería. Este aditamento es especialmente útil cuando en pantalla
tenemos muchas mini Kuronas rondando y queremos evitar su escape. Lo
mejor de todo es que la Sweeper puede mejorarse y con esto se
desbloquean nuevas posibilidades: una mayor duración de la batería,
mayor fuerza de succión y una habilidad nueva; la posibilidad de
realizar “Striphoria”, el punto cumbre de las fases. Ejecutar un
“Striphoria” es mantener la sweeper succionando hasta que alcanza
la potencia máxima y así ser capaz de arrancar la ropa de las
féminas para dejarlas en ropa interior.
Si
bien el reclamo principal de recurrir a este elemento es para que se
arme la gozadera y todas terminen en el piso tiritando en paños
menores, es bastante útil para deshacernos de muchas perseguidoras
de forma inmediata… por lo menos es menos engorroso que los
“Lovestrickers”. Los “Lovestrickers” vendrían a ser las
bombas del juego, solo que en vez de arrojarlas uno tiene que fijarse
en una chica para convertirla en una. Si apuntamos con zoom a los
ojos de una muchacha veremos un marcador que se va llenando, una vez
esté a full un disparo hará que nuestra amiga reviente de amor y la
onda expansiva derribe a todas las pretendientes que se encuentren en
una misma habitación.
El
principal problema con los Lovestrickers es que son latosos y muy
arriesgados. Uno pensaría que recurrir a uno de estos sería
perfecto cuando estás siendo atacado por varios enemigos pero
iniciar todo el proceso de llenar el indicador es dejarte vendido
para que te sigan dando panes o de plano te derriben. Siento que una
bomba arrojadiza que fuera limitada en su número de usos hubiera
sentado mucho mejor.
Básicamente
ese es todo nuestro arsenal, bastante mermado a mi gusto y más
cuándo ya tenemos exponentes del género en consolas que entienden
las bondades de dar al jugador un arsenal mínimamente variado para
experimentar… además hubiera estado de huevos tener algo similar a
una escopeta o ametralladora para repartir candela.
Si
el abanico de opciones para atacar se les hace parco…acostúmbrense,
porque lo demás también sigue la misma tónica. Las formas y
rutinas de ataque de nuestras calenturientas colegialas es
limitadísimo. Entrar en tromba hasta estar cerca del protagonista
para atacarlo con las manos desnudas o… con cartas de declaración
de amor (¿?) es la forma más recurrente, seguida de proyectiles,
por decirlo de alguna manera. Estos proyectiles no es que sean
tangibles, dado que las chicas los escupen (literalmente) en forma de
frases amorosas que una vez pronunciadas se dirigen a nosotros.
Pero
sin duda la forma más mortífera de agredirnos es diréctamente
empujarnos al suelo. Alguna de las estudiantes o docentes puede
agarrarnos desprevenidos y tirarnos al suelo, momento en el que
tenemos que disparar a la desesperada para que no nos besen o nos
aplasten los huevos… porque sí, las más sádicas tienden a
pisotearnos.
Prácticamente
lo anterior es toda rutina enemiga posible y a los 30 minutos la
tenemos más que vista. La acción por lo general se desarrolla en
espacios muy reducidos: casilleros y regaderas, gimnasio, patio de
recreo, entrada del instituto, piscina, una cueva y alguno más, en
estos nos ponemos a dar vueltas, muy rara vez nos deja tirar por
alguna bifurcación y su duración ronda los 5 - 7 minutos. Serán
cortas, pero también son un sin chiste de cuidado porque ninguna
fase tiene algo que la haga destacar de las otras.
Aquí
es donde notamos cómo pesa la falta de contenido en un juego de +6
horas. No tenemos armas secundarias que nos digan “Ah simón, en
esta misión te dejan usar el arco explosivo de San Miguel Arcangel”,
variedad de enemigos en plan “Pero claro, esta fases es súper
tensa porque aparecen las estudiantes del club de oratoria y los
piropos que te lanzan vienen en ráfagas como si los dispara el mismo
Rambo” ni un poco de esmero en los trayectos por los cuales
avanzamos… nada, el juego no tiene esa filosofía que impera en los
buenos exponentes del género de “PERO ESPERA QUE AÚN HAY MÁS”
nada… todo muy sin chiste.
Para
mí lo anterior es lo verdaderamente escandaloso. Lo poco que hay
de...prácticamente todo, como si el equipo desarrollador tuviera por
sentado el éxito del proyecto nada más vendiéndolo como el shooter
picantón de la industria… y para mí hasta en eso se queda corto.
Joder, que ya van tres putas entregas en un pinche instituto ¿por
qué no tiran más alto? como que la cosa se saliera de madre en todo
el barrio y tuvieras que agarrarte a balazos en un hospital contra
enfermeras y doctoras pechugonas, o contra las maduras del club de
tejido del barrio por las calles del vecindario o que también
enamoraras a los hombres y te persiguieran los macizos del gimnasio
¡YO QUÉ CARAJOS SÉ, PERO DAME MÁS CARNE… DAME MIS HOMBRES
MACIZOS AHHHHHH!
Si
bien la mayoría de misiones son de este estilo tenemos otros menos
comunes que intentan darle algo de variedad al asunto. Unas fases van
de encontrar y disparar a objetos ocultos por el escenario, siendo
obligatorio utilizar el movimiento a los laterales y al cambio de
altura porque a veces están muy bien ocultos. Otras van de proteger
una morra de una horda de mini Kuronas, donde todo el rato estás en
la misma habitación chupando recio para que no se le acerquen al
objetivo.
El
último que nos queda por tocar es el Doki Doki mode, de este
prefiero dejarles un video para que se atasquen a gusto.
Completar
misiones secundaria trae como recompensa ganarse el número
telefónico de las chavalas. Durante algún receso podemos llamarles
para que queden en algún lugar con el protagonista. Realmente no es
que se haga mucho con ellas, de hecho lo único que podemos hacer es
que digan dos frases, leer su biografía y demás datos y…. pues
visualizar el modelado en todo ángulo posible. Podemos usar la
sweeper para levantarles la falda y verles los chones, una maravilla.
Gráficamente
el juego está decente. El modelado de personajes principales y resto
de estudiantes/docentes está bien a secas. Las animaciones tampoco
están nada mal, de hecho algunos momentos son muy resultones. Lo
peor se lo llevan los escenarios, tremendamente vacios, o sea a groso
modo si da el gatazo de que estás en un instituto… pero en uno que
está aún plena remodelación. Ni hablar de interacción con estos,
totalmente nula. En PS4 la cosa va fluida, en la partida jamás sufrí
de alguna ralentización destacable.
La
música… pues existe. El opening le han puesto ganas pero el resto
de la banda sonora no es nada destacable. Los gritos, gemidos y
chillidos si están bien grabados, muy creíbles y sugerentes…
tanto que he tenido que ponerme los putos cascos para jugar para que
no piensen en mi casa que me he vuelto a poner Hentai en el teatro en
casa.
En
definitiva. Gal*Gun 2 no es un juego que recomiende a menos que
sientas mucha curiosidad o ganas por un título de disparos sobre
rieles. Como bien ya he expuesto, la propuesta llama la atención por
lo absurda de su propuesta más que por la calidad y cantidad del
contenido.
TOTAL:
5
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