No
tengo tiempo para explicar todo lo que me ha pasado estos últimos 4
meses así que vamos.
Va
tocando el tiempo de recorrer la paradisíaca España profunda bajo
el manto nocturno. La dificultad sigue sin ser un problema aunque
hace su aparición estelar un enemigo nuevo... bueno, en realidad es
la evolución de las plagas:
Siguen
siendo más lentas que la velocidad de mi router fabricado con cocos
pero por lo menos ganan en rango de ataque. Lo crucial en este
capítulo es ser eficaz con “El gigante” que obviamente es un
puto mastodonte que apenas le demos la espalda nos romperá la
columna en un suspiro.
Es
curioso porque el combate me ha parecido el más duro de mis
anteriores experiencias con el mismo jefe, será cosa de la supuesta
dificultad adaptativa que, según dicen algunos, el propio juego
posee con el fin de ofrecer un reto adecuado para satisfacer al
jugador.
En
todo caso, una vez superado este obstáculo llegar a la iglesia y
rescatar a Ashley es pan comido.
El
siguiente capítulo contiene uno de los momentos Top, tanto de
Resident Evil 4 como del resto de la saga; yep, la batalla dentro de
la cabaña contra toda una horda de enemigos.
El
asedio era brutal y más que nunca sentí la primera baja de la
partida cerca. Aun con todos los impedimentos que el propio juego
parecía imprimir como un plus nada nos detenía por ahora.
Nuestro
camino se bifurca y es hora de una decisión difícil: Por un lado
tenemos un camino lleno de enemigos y señoras con sierras
eléctricas, mientras que en el otro un gigante nos perseguirá. Dada
las condiciones del desafío el arriesgarme con el gigante, aunque es
el camino más rápido, no lo veo muy recomendable, mi experiencia
con el control de PS2 es prácticamente nula y la puntería que se
exige no es poca precisamente.
Como
pueden ver ni con esas me he salvado de la muerte... una de las
hermanas con motosierra me ha tomado por atrás y ni tiempo me ha
dado para responder. Para hacer la entrada lo más corta posible paso
inmediatamente con una imagen del combate contra el alcalde del
pueblo, se requiere paciencia, este cabrón es más rápido de lo que
aparenta aunque su patrón de ataque lo hace estúpidamente
vulnerable.
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