No
siempre he sido un jugador ávido por el terror, inclusive puedo decirles que de joven era un auténtico miedoso,
de esos que no podían ver una película de terror sin tener pesadillas durante una semana, de juegos ni se diga. Yo era de tenerle miedo hasta a los modelos humanos de los juegos
de PSX por lo tremendamente grotescos que llegaban a ser, pero también la pasaba mal si el juego ponía sobre la mesa una mínima carga de tensión, como recorrer Hyrule de noche en Ocarina of Time.
Durante toda mi infancia me había privado de cualquier juego con
un mínimo atisbo de terror; juegos como Bioshock, Gears of War o Resident
Evil 4 eran alejados voluntariamente porque no era videojuegos que pudiera considerarlos disfrutables.
Fue
hasta la mitad de la generación pasada que me atreví con mi primer
Survival Horror, Resident Evil Remake. En ese entonces acababa de
comprar un consola Wii y decidí que una manera especial de
estrenarla era con un tipo de género que ni con un puto palo hubiera tocado en en el pasado. Ese día se alinearon varias cosas para
hacerme con Resident Evil Archives; la primera, y de más peso, el
precio reducido del juego; viéndolo desde el prisma de lo que un
muchacho de secundaria podía permitirse gastar era más viable que cualquier
juego de Nintendo; y la segunda, la euforia de tener algo entre manos
para estrenar mi flamante blanquita, difícilmente me iba a contentar
haciendo el tonto semanas enteras únicamente con Wii Sports
REmake fue mi bautizo de fuego, a partir de haberlo
jugado en profundidad empecé a cultivar el gusto por el género
hasta convertirlo en uno de mis favoritos. Evidentemente la pasé mal
durante toda la aventura y la única manera de seguir avanzando era
ponerlo a plena luz del día porque de lo contrario no hubiera ni
siquiera salido del hall principal, la sala donde empieza la campaña. Si bien la
cinemática del primer zombi devorando a un elemento de los
S.T.A.R.S. es de las escenas más icónicas, junto a la batalla contra
el Tyrant, a mí me llegó muchísimo más otras situaciones;
como la corta pero intensa estadía en los laboratorios, el
resurgimiento de los zombis caídos como feroces bestias con garras
enormes o el cadáver colgado en la casa de invitados… pero aún
así nada se compara con el momento, que para mí, es el más
aterrador de todo el juego.
Vamos
por partes. El Remake de este clásico es considerado como uno de los
mejores jamás realizados y con justa razón, no solamente respeta
las bases del génesis de una de las franquicias más icónicas, hubo esmero en rediseñar buena parte de la mansión con
acertijos revisados e inclusive una zona completamente nueva, todo
para que ni los fans más veteranos se sintieran tan cómodos en esta vuelta al clásico.
El
patio es una de las principales adiciones y fue creada para mostrar
uno de los paisajes más brutos que se hubieran visto hasta el
momento junto a su buena dosis de secretos y puzles. Puede
que esta zona no sea una de las más largas o recurrentes, pero es aquí donde nos
espera el acertijo de los medallones para obtener la preciada magnum que ya hace en medio de un cementerio rodeado de cuervos que a la
mínima se abalanzarán contra nosotros. Explorando por los
alrededores podemos visitar un camino repleto de maleza junto con un
paisaje macabro gracias a todos los árboles muertos que guardan en
las orillas de la senda y si a esto le sumamos que la banda sonora le
abre paso a los sonidos provocados por el viento chocando contra la
hierba y la fauna nocturna, tenemos sin duda una de las
atmósferas mejor logradas de la historia.
Lo relevante para mí es el hecho de que, si mal no recuerdo, la primera vez que visitamos esta área está completamente despejada de zombis o criaturas pero la puesta en escena es tan demoledora y tétrica que seguir avanzando con cautela, esperando cualquier sorpresa, es inevitable, se le suma también el desgarrador grito emitido por una bestia que indica la presencia de algo en las cercanías. Al final del camino nos
topamos con una cabaña.
La
pequeña estructura que se aleja por completo de la imagen cálida y
acogedora que tenemos de una cabaña parece ser un sitio seguro, la
chimenea está encendida y podemos encontrar una máquina de escribir
y un baúl, hasta ese momento se nos ha enseñado que si estos objetos
convergen en una habitación nada malo puede pasarnos, el juego sabe
perfectamente que tenemos la guardia baja por arribar a una zona supuestamente segura y lo aprovecha para
presentarnos a uno de los personajes más mórbidos de toda la
saga. Una vez terminamos de investigar toca regresar sobre nuestros
pasos hacia la mansión y justo cuando estamos saliendo se escucha la
puerta de la entrada azotarse con fuerza, la música que hasta hace un momento estaba desaparecida empieza a emerger lenta pero con fuerza y a
nosotros se nos acaba de romper la idea de los espacios seguros.
Apenas
ponemos un pie en la sala principal somos noqueados por
una fuerza desconocida, recuperamos el conocimiento instantes después para ver ante nosotros un ente de silueta encorvada en bata para
paciente con la cara cubierta por la representación de la agonía en forma de una horrenda máscara de cuero y que deja entrever su verdadero rostro
todavía más aterrador; también vemos que este monstruo tiene las extremidades incapacitadas con grilletes, exponiendo así su cautiverio.
Una
vez recuperamos el control tenemos poco tiempo para reaccionar; este
nuevo enemigo es sorprendentemente fuerte a pesar de
su raquítico aspecto y un par de golpes son suficientes para
matarnos. Por las malas podemos descubrir que el ente no parece ser
afectada por ningún arma de nuestro arsenal ni siquiera la poderosa Magnum que en la saga es mítica por su devastador poder es capaz de provocarle una mínima herida.
Ya
fuera de la cabaña podemos tomarnos un pequeño respiro para repasar
qué acaba de pasar. La idea de las zonas seguras acaba de ser
totalmente violada por un enemigo que es inmortal y que
previamente había bastado su mero alarido para ponernos en alerta, se sobreentiende que aquel grito escuchado al abordar el bosque es suyo.
El monstruo inmortal no es otra que Lisa Trevor, la hija de la mente maestra detrás del intrincado diseño de la mansión Spencer, George Trevor. Gracias a los documentos que están repartidos por la inmensa construcción y alrededores descubrimos que el pasado de Lisa es tan triste como lo parece. La familia Trevor fue invitada a la mansión para pasar unas cuantas noches y al final resultó ser una estratagema con la idea de deshacerse del único hombre con el conocimiento para desvelar los secretos de la residencia y así mantenerlos a salvo, que George viniera a la mansión con su familia no estaba previsto y el personal de Umbrella decidió que además de eliminar a la cabeza de los Trevor el resto de integrantes tampoco podía volver a ver la luz del día. Aprovechando que tenían a la esposa e hija de George también cautivas decidieron usarlas como conejillos de indias para sus experimentos.
El destino de la familia se sabe de sobra, George pudo escapar en un principio de sus captores y emprendió la búsqueda de sus seres queridos por la mansión, lo que lo llevó a caer en una habitación que él mismo había diseñado para quedar atrapado y morir de inanición ahí dentro. La esposa de Trevor y su hija, Lisa, fueron sometidas a toda clase de experimentos y mientras la primera sucumbio durante el proceso, la segunda mostró una impresionante resistencia que la convirtió en el sujeto de pruebas predilecto para el desarrollo del virus G. Los tortuosos experimentos sobre su cuerpo y el perder a su madre mellaron tanto su aspecto físico como su mente al grado de convertirse en un mero cascarón de lo que antes era una persona, conservando solo los instintos más básicos de supervivencia y algunos recuerdos de su madre.
Podemos leer en unos documentos escritos por ella su descenso a
la locura que la llevaron al punto de arrancarle la cara a su propia
madre que poco antes había quedado inconsciente producto de los
experimentos, ella pensaba que la madre era en realidad una impostora.
Con la piel arrancada confeccionó una máscara y es esta la que
podemos verle portando encima de su rostro con la esperanza de
encontrar a su verdadera madre para regresarle la cara que ella misma le quitó.
Teniendo
esto en cuenta podemos concordar que la historia de Lisa Trevor es
una de las más interesantes de la franquicia y como añadido en el
Remake significó la representación de una Umbrella que era capaz de
todo para lograr sus objetivos.
Más
adelante nos la volveríamos a encontrar y seríamos partícipes en
el desenlace de su historia pero es el primer contacto con ella el
que realmente me marcó y pocas veces he vuelto a sentir tanto
impacto por una escena en Resident Evil como lo acontecido en esta
cabaña.
Y
con esto iniciamos el especial de octubre. Tenía algunos meses
pensando en hacer esto y ojalá pueda llevarlo a buen puerto. Esta
será una de las entregas más largas de toda la lista (que se
publicará el 31 de octubre en plan compilado) dado que otros
momentos son de apenas unos cuantos párrafos y otros son de varias
páginas. Espero que les guste y ojalá compartan en la sección de
comentarios qué parte les llegó o asustó más en este gran juego.
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