2012 dejó uno de las obras más entrañables que he podido jugar en toda mi vida. Ib es de esos títulos que uno atesora como paño en oro, es una experiencia única con personalidad bárbara y rebosante de amor; de esos juegos que muchas veces está hechos por un grupo chiquito de personas, con obvias limitaciones pero con fortalezas claras.
Ib
es ante todo un juego de terror. En este se cuenta la historia de Ib
(Dah) una niña que durante una exposición de arte es transportada a
una versión retorcida y peligrosa de la galería. Ib ve ante sus
propios ojos cómo las esculturas, cuadros y figuras que componen la
exhibición cobran vida para tratar de matarnos.
Luego
de pasar por unas cuantas situaciones de carácter onírico Ib llega
a un enorme sala de exposición de piso y suelo carmesí, la zona
roja, en medio de todo una puerta, roja para variar, cerrada a
cal y canto. Sin mucho a dónde explorar pronto encuentra en un
extremo de la habitación el curioso cuadro llamado “La dama de
rojo” que muestra precisamente eso, una elegante mujer en vestido
rojo en fondo negro. Sin haber nada relevante Ib dispone a marcharse
y de la nada el cuadro de la dama salta de la pared y como si fuera
una ventana abierta la mujer que antes estaba inmóvil saca medio
cuerpo y empieza a desplazarse por el suelo con los brazos tratando
de dar caza a la niña.
El
cuadro al caer suelta la llave que necesita Ib para continuar. Cómo
puede consigue tomar la llave y abrir la puerta con la dama de rojo
siempre detrás nuestro. En la siguiente habitación podemos escuchar
a la mujer forcejeando con la puerta para tratar de entrar.
Este
es el primero de varios encuentros con las damas de los cuadros, pero
este es especial porque representa uno de los primeros ataques
directos a Ib, aunque previamente ya se ha enfrentado a más entes
hostiles. No será el más terrorífico de todos las escenas,
mismamente la habitación de las muñecas o los maniquíes del
laberinto dan sustos más potentes, pero este es el que más
recuerdo.
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