The Evil Within es como una montaña rusa, con un ritmo muy cambiante de capítulo a otro y esto puede que gustara a muchos en general aunque en lo personal hubiera preferido algo más consistente y claro a la hora de ofrecerse al público. Dejando a lado la polémica, también es cierto que el juego se llevó muchos elogios por el apartado artístico que incluía un diseño de enemigos muy llamativo que inclusive le valió para que algunos se volvieran referentes a la hora de hablar de juegos de terror de la última década.
Cuando
pensamos en el juego lo primero que se viene a la mente “The
Keeper” un enemigo formidable que persigue a Sebastián
durante buena parte del juego y va con una caja fuerte acoplada a la
cabeza:
Y
si bien las escenas donde este cabrón hace acto de presencia se
caracterizan por estar en completa desventaja y con el acto de huida
como única manera de afrontar a este persecutor en la mayoría de
las ocasiones no llegó a la tensión que me generó el primer
encuentro con Laura.
Durante
el capítulo 4 Sebastián investiga un pesadillesco sitio difícil de
describir. A primera vista parece la zona de mantenimiento o de
máquinas de una alcantarilla pero también hay camillas, porta
sueros, muebles con medicamentos y hasta una puta morgue… tampoco
podemos olvidar que tenemos cadáveres descansando en el suelo por
todos lados. Todo bien, todo correcto; hasta que topamos con una
habitación que recuerda a un quirófano del puto infierno donde en
el piso ya hace el cuerpo de un enemigo mientras es iluminado por una
enorme lámpara ¿sospechoso? ¡PARA NADA!. Al acercarnos a
inspeccionar acontece una de las apariciones más grotescas que algún
enemigo haya realizado jamás:
Laura
es una de las muchas criaturas que buscan asesinar a Sebastián pero
es la más letal de toda la caterva. Prácticamente es inmortal en
todo el juego y a lo más que podemos llegar es a hacer asustarla
para que se retire luego de dañarla con fuego; pero fuera de eso no
tiene prácticamente ninguna debilidad. Puede teletransportarse para
esquivar nuestros tiros y un golpe de ella es una muerte instantánea,
además puede usar cadáveres como punto de aparición, saliendo
directamente de las entrañas de los ya muertos. La mejor estrategia
es correr con nuestra vida sin mirar atrás.
La
historia de Laura es trágica. Realmente a la que enfrenta Sebastián
es una creación de la mente del villano, Ruvik. Laura sí existió
alguna vez, era la hermana de Ruvik, pero esta murió envuelta en
llamas al quedar atrapada en un granero propiedad de su familia justo
después de que unos granjeros enfurecidos le prendieran fuego. Los
granjero recurrieron a tan espantoso acto en represalia al control
que tenía el padre de Ruvik sobre los campos de siembra que dejaba
en nada a los campesinos.
Durante
un flashback de la infancia de Ruvik se muestra que el estaba también
en el granero cuándo la tragedia sucedió, pero Laura alcanzó a
ponerlo a salvo justo a tiempo para que no muriera también por el
fuego. De este suceso Ruvik quedó con secuelas graves en su físico,
el padre trató de ocultarlo y esto derivó en el deterioro mental
que lo convirtió en una persona muy peligrosa. La Laura que
nos persigue es una versión retorcida de la verdadera, tiene dos
pares de brazos que terminan en unas enormes garras y camina sobre
sus cuatro extremidades principales, dándole esa apariencia de
insecto bastante repulsivo, de hecho el diseño de este monstruo me
gusta mucho, tiene ese aire de fantasma clásico japonés con piel
pálida y cabello largo cubriendo parte de su rostro.
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