jueves, 3 de octubre de 2019

Día 3: Almacén de maniquíes (Silent Hill 3)

 


Uno de los pesos pesados del género no podía faltar a la cita y la trilogía original se guarda algunos de los momentos más escabrosos que los fans del terror han experimentado. Mi favorito de toda la vida siempre ha sido Silent Hill 3, me llegué a identificar una barbaridad con Heather (tenía 17 años la primera vez que lo jugué con todo lo que eso conlleva) y también por la presencia de uno de los escenarios más memorables de cualquier juego que haya jugado, el edificio de oficinas.

Este lugar tiene una pinta casi atípica para la saga pues dejando a lado que tiene su generosa caterva de monstruos paseando por las inmediaciones y que los puzles también tienen una presencia muy fuerte este sitio en cuanto a apariencia resulta casi amigable si lo comparamos con la decadencia que suele haber en prácticamente toda locación visitada.

Llegar a este sitio también es un pequeño respiro para mi persona, teniendo en cuenta que a esta parte precede el viaje por las largas y oscuras alcantarillas, el enorme centro comercial o el subterráneo da hasta gusto llegar a un sitio donde uno puede ubicarse de forma más sencilla... aunque sea necesario moverse por varios pisos. El acceso al edificio es mediante unos andamios que yacen en otro edificio en plena construcción justo al lado. Apenas empezamos a explorar la zona nos daremos cuenta que el piso está repleto de puertas cerradas conectadas por pasillos pero entre las pocas que sí pueden ser abiertas destaca una en especial.

Esta habitación la encontramos a los pocos instantes de haber arribado, da la impresión de servir como almacén de maniquíes. En los estantes reposan los torsos de muchos modelos, también se observan extremidades sueltas y cajas que seguramente tengan más piezas. Nada parece estar fuera de lo común pero al fondo se encuentra un maniquí que sobresale del resto por ser el único con la cabeza armada sobre el torso, es imposible no notarlo. Podemos seguir explorando la habitación o dar media vuelta… pero apenas quitemos nuestros ojos del maniquí pasará algo que, bueno, es mejor verlo:  


Algo le ha robado la cabeza al único modelo montado y este ha respondido con sangre brotando de su cuello, algo solamente posible de explicar si habláramos de una persona que acaba de ser decapitada, pero no es el caso.

Dentro del mismo juego puede que existan escenas más perturbadoras como la llamada telefónica, la mansión encantada del parque de diversiones o la mítica sala del espejo, pero a mi parecer esta escena les gana; es tremendamente cruda, sencilla y ni siquiera requiere una cinemática para causar impacto.

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