Resident Evil VII es el mayor acercamiento al cine de terror clase B que ha tenido toda la saga, además de tener diversos guiños a las películas slasher; también significó el regreso triunfal de una de las franquicias más trascendentes del género, siendo la única vigente de las tres grandes (Resident Evil, Silent Hill y Fatal Frame). Si de momentos brutales hablamos, yo me quedo con el enfrentamiento final contra Marguerite Baker; la madre de los Baker nos hará el honor de ser nuestra anfitriona en la vieja casa abandonada propiedad de la familia.
Luego
de una encarnizada pelea con motosierras donde derrotamos a Jack, el
jefe de la familia, y después de escapar de la enorme mansión Baker
infestada de holomorfos toca “relajarnos” un poco en una casa
anexa a la mansión principal y conectado por un encantador puente
decorado con muñecas:
El
interior de la casa está completamente destruido, con un piso
hundido, trastos por todas partes y unas inquietantes colmenas de
donde salen enormes insectos similares a las avispas extremadamente
agresivos. Al poco rato de llegar Marguerite aparece, así
inicia un emocionante juego del gato y el ratón donde, incansable,
la señora nos buscará por todos los rincones de la casa mientras
Ethan resuelve los acertijos que le impiden llegar a su objetivo de
obtener un componente vital para el suero que podría poner fin a la
pesadilla.
En
una determinada parte Ethan es sorprendido por Marguerite:
Después
de derrotarla y caer en la cuenta de que la lámpara que porta es
clave para acceder a una parte de la casa regresamos a donde ya hacía
su cuerpo nada más para ser testigos de su huida por un túnel que
conecta al vivero de los Baker.
Durante
su búsqueda dentro del vivero Marguerite nos sorprende y es aquí
donde inicia el enfrentamiento definitivo contra ella. Además
de su ya comprobada resistencia contra las armas de fuego, este
combate toma tintes aún más extraños al observar el demencial
aspecto de la señora, ahora con extremidades superiores
terriblemente largas y un repugnante bulto localizado en el vientre
que parece hecho del mismo material que las colmenas de insectos:
El
enfrentamiento contra ella puede ser tremendamente tenso porque no
basta con ser certeros a la hora de disparar o de tener un armamento
competente, sino que premia una paciencia por lo dura que es y porque
estamos obligados a no perderla de vista por mucho tiempo. Marguerite
se mueve usando sus cuatro extremidades cual bicho, es capaz de
escalar por las paredes y puede pegar enormes saltos para desaparecer
por alguno de los muchos huecos en el techo; se podría decir que en
esta parte los papeles del cazador y la presa cambian de forma
constante, así como podemos ser muy ofensivos debemos reconocer si
la señora Baker está fuera de nuestra vista porque ha escapado de
nosotros o espera que cometamos un error para asesinarnos.
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