viernes, 4 de octubre de 2019

Día 4: El tercer día (The Legend of Zelda: Majora´s Mask)




Majora´s Mask no será un título de terror pero prácticamente existe el consenso de ser el juego de la saga más serio y oscuro. La afirmación anterior no es porque en algún momento el juego tenga escenas escandalosas, pero sí que nos topamos con situaciones inquietantes y un contexto que es digno de una pesadilla. Tener una aventura en medio de una tierra que está en sus últimos tres días de existencia dado la inminente caída del satélite natural del planeta y con una cuenta atrás para evitar el apocalipsis no es ni a día de hoy una premisa muy vista, menos para un juego que puede considerarse para todo el público.

Así a primeras la imperante prisa necesaria para completar tareas o estar buzo para encontrarnos con personajes clave que nos ayuden para completar misiones principales o secundarias en un lugar y tiempo determinado ya es suficiente para hacerme sentir algo ansioso si le sumamos el hecho de que no soy experto en optimizar el tiempo en el juego sin importar cuántas veces lo complete damos por empezada la fiesta.

En una trama donde hablamos con espíritus de seres muertos en circunstancias trágicas, abducciones alienígenas o tenemos la jeta demencial de la luna observándonos cada vez más cerca de nosotros el primer lugar entre las cosas inquietantes y que podrían dar miedo lo ocupa las 24 horas previas a la catástrofe y lo acontecido en este lapso de tiempo en Ciudad Reloj.

Durante el último día podemos sentir en el ambiente ese pesimismo entendible de la situación que atravesamos, inclusive pasamos de una tonada alegre que acompañaba nuestros pasos durante nuestros primeros días dentro de la ciudad:



A una pieza que sigue siendo reconocible pero mucho más sombría:



La música no es lo único que cambia; los habitantes parecen haberse quitado el velo que impedía ver el triste desenlace de sus vidas (en los días previos prácticamente todos seguían con sus rutinas inalteradas) y la manera de afrontar esto va de lo patético; como el maestro de técnicas, que pasa de un tono retante a llorar en una esquina, a lo conmovedor, como la dueña del rancho Romani que decide pasar los últimos instantes con su hermana menor. Sin duda me quedo con el cambio tan drástico de los guardias de las entradas a la ciudad: de postura firme y actitud estoica cuando llegamos al sitio pero que en las horas finales los vemos temerosos e inclusive uno puede ser convencido por Link para dejar su puesto y huir. 


Esa atmósfera deprimente que de un día para otro cobra fuerza en todos los habitantes de Termina es lo que me ayudó a decantarme por este momento, el convivir con la gente que sabe estar a punto de morir y saber que aún no podemos hacerle frente a la amenaza  me vale para considerar las últimas horas como una de las partes más lúgubres que se hayan visto en un videojuego.

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