Dementium es fácil uno de los juegos que más he puesto a parir en este Blog. Hace casi 5 años le metí un reprobado porque a nivel de diseño esta obra es una putísima mierda… pero cuándo lo jugué en su momento logró acojonarme muchísimo.
A
pesar de que el primer título de esta saga exclusiva de NDS
por un tiempo (después sufrimos de un port para PC) me pareció
desastroso en muchos niveles, se tiene qué reconocer el mérito de
aportar al inmenso catálogo de la consola de uno de los géneros con
menos presencia en esta, el Survival Horror; además lo hizo con un
apartado técnico muy bruto para la pequeña portátil de Nintendo.
Centrándonos
en lo importante para el día de hoy; Dementium lo jugué muy
jovencito, en esa época no tendría ni un año que había completado
mi odisea con Resident Evil Remake, y recuerdo que desde la
cinemática de inicio yo ya estaba bien calentito.
Luego
de una escena donde nuestro protagonista ingresa al hospital
psiquiátrico atado en una silla de ruedas mientras recorre pasillos
repletos de monstruos despertamos en nuestra habitación. Pensando
que todo ha sido una pesadilla observamos a nuestro alrededor para
percatarnos el estar en medio de una copiosa tormenta; frente a la
puerta encontramos un cuaderno con una leyenda escrita “¿Por qué
lo hiciste?” y una tomado la libreta salimos del cuarto. Ya fuera
nos topamos con un desolador panorama, lo que parecía un mal sueño
ha resultado ser una horrenda realidad, prácticamente todo el
hospital está destruido y parece que tanto el personal como los
pacientes han sido asesinados por una suerte de hombres mutantes con
claras señas de ser internos del hospital.
Lo
que más me puso tenso fue la oscuridad que el juego maneja, apenas
podemos ver lo que tenemos a unos cuantos pasos delante nuestro y por
algunos minutos nos enfrentamos a las fuerzas del mal en completa
penumbra. El apartado técnico ayuda muchísimo para mantener esa
sensación de desasosiego con unos entornos oscuros y sucios,amén a
algunos efectos resultones como los rayos que iluminan los cuartos
por unos instantes o las gotas de lluvia chocando incesantes contra
las ventanas del edificio. Cierto es que al tiempo los entornos se
tornan repetitivos y pierden fuerza… pero por lo menos durante esos
primeros instantes deja unas impresiones inmejorables.
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